viernes, 4 de marzo de 2016

"Duran66o, objetos para actualizar un acontecimiento histórico"



***Dentro de las actividades del Festival Artístico y Cultural de la Ciudad de Pachuca


El teatro contemporáneo también tiene un espacio en el Festival Artístico y Cultural de la Ciudad de Pachuca, con la puesta en escena Duran66o, objetos para actualizar un acontecimiento histórico, que presentará la Compañía Teatro Línea de Sombra el próximo martes 8 de marzo en el Teatro de la Ciudad San Francisco, en punto de las 19:00 horas.

Se trata de un espectáculo escénico automático, en torno a un suceso histórico registrado en la ciudad de Durango, México, en el año de 1966: el movimiento estudiantil del Cerro de Mercado, el cual organizó no sólo a los estudiantes sino a la población en general, en pos de la defensa del progreso, la industrialización y la autonomía de la región, identificados con la montaña de hierro que dio origen a esa ciudad en tiempos de la Colonia. 

Se pretende una disposición abierta y automática de cierto número de objetos reales. Estos objetos de inspiración mecánica estarán dispuestos al público sin la intervención directa de performers, quienes sí podrán interferir en determinados momentos de la puesta en disposición del espectáculo. 

Uno de los actores, el hidalguense Jesús Cuevas, refiere sobre esta obra: “La acción realizada por un grupo de estudiantes en Durango hace casi 50 años fue, sin duda, un acontecimiento insólito y trascendente que en su momento no pudo ser leído más que como un suceso en sí. En principio, la idea de tomar el Cerro del Mercado por asalto era ya un móvil político imponderable y visionario. 

”Basta pensar que en aquellos momentos no eran perceptibles todos los riesgos sociales que implican la privatización y la ‘sobre explotación corporativa’ de los recursos naturales. Entonces tampoco era posible imaginar el futuro desastroso que dominaría en el norte del país. No habían ocurrido Tlatelolco ni San Miguel Canoa en 1968, ni el jueves de Corpus en 1971, ni Aguas Blancas en 1995, ni Acteal en 1997, ni las masacres de Durango y San Fernando en 2011, ni Ayotzinapa en 2014. Todos tristes y lamentables.”

Esta pieza pretende resolver, a partir de la disposición abierta de 66 objetos, cuatro planteamientos que ha sugerido el proceso de investigación y creación en torno a tal acontecimiento histórico: ¿Somos capaces de mirar algo en el fondo de las cosas? ¿Estamos destinados al fracaso? ¿Existe un destino nacional? ¿Por qué una acción política puede ser leída como artística con el paso del tiempo? 

Las tres primeras preguntas son del orden de lo esencial, de lo cultural y de lo ontológico, pues se trata de preguntas muy pertinentes en la actualidad, no sólo local de Durango, sino también nacional. Y son de este tipo de órdenes porque nos afectan como mexicanos, son preguntas que nos atraviesan como un rayo, ya que nos obligan a repensar nuestra identidad y nuestro presente marcado por una historia de despojo, corrupción, impunidad, prácticas demagógicas y dictatoriales. La cuarta pregunta es del orden de lo simbólico, es decir nos sirve como eje articulador para detonar el proceso de actualización de aquel acontecimiento histórico, fundamentalmente una imagen: los estudiantes volcando la tierra roja del cerro de Mercado en la plaza principal de Durango, la misma en la cual durante 60 días se pronunciaron sendos y apasionantes discursos y arengas con tal de apropiarse de aquello que pensaban como suyo y sentían les era robado, ya que los duranguenses sólo veían de aquel cerro el polvo que dejaban las góndolas que llevaban el hierro a la fundidora de Monterrey, ciudad insigne del progreso mexicano.

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