El Universal
El escritor y periodista mexicano René Avilés Fabila afirmó "hoy las letras mexicanas gozan de buena salud, "estamos ya en otro mundo, el de nuestros días (aunque) sin la narrativa de la Revolución serían otros".
"Esta, la generación a la que pertenezco, tiene características especiales. Yo la describí con algún cuidado en un largo artículo, La mía, una generación sin generación", destacó.
Avilés Fabila habló al ofrecer su tercera conferencia titulada la Literatura Mexicana, en este caso la contemporánea, en la Universidad de Odense, a dos horas de Copenhague.
Durante el recorrido por las letras mexicanas contemporáneas dicho escritor retomó los principales sucesos sociales que marcaron las líneas impresas por los más significativos autores de México.
Transcurre 1968 y "la Revolución muere violentamente cuando fuerzas militares y policíacas, en una maniobra conjunta, asesinan de golpe a más de 500 estudiantes y encarcelan a cientos de jóvenes, intelectuales y académicos, entre ellos al escritor José Revueltas.
Como en el sexenio anterior (1959-1964), habían puesto en prisión a David Alfaro Siqueiros", recordó.
La literatura de 1968 sirve de memoria para que los mexicanos no olviden la represión y las muertes, juzga a los responsables y, seguramente, es de inmensa utilidad para que el país sufra transformaciones positivas.
Para muchos es incluso un parte aguas, dijo en la Universidad de Odense, ante un nutrido grupo de alumnos interesados en la literatura Latinoamericana y Mexicana.
Justo en esa década, dijo el conferenciante, se presentaron sorpresas, junto a la interesante generación que retoma más de Contemporáneos su gusto por la literatura europea, formada por José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, Juan José Gurrola, Juan Vicente Melo, Inés Arredondo y Salvador Elizondo, que realiza una literatura atractiva y opuesta entre sí.
Señaló que comienzan a surgir nuevos nombres menos ligados al ritmo de la literatura mexicana: Gustavo Sáinz, José Agustín, Juan Tovar y Parménides García Saldaña, entre otros.
"Cada grupo generacional tiene sus peculiaridades y hay un enorme salto entre los que nacieron poco antes que los que hemos sido llamados De la Onda, no con injusticia, sino con falta de seriedad crítica", adujo. "En Estados Unidos, ante públicos escolares y sus respectivos profesores, algunos de nosotros hemos negado una y otra vez pertenecer a un movimiento más social que literario, llamado `La Onda", subrayó.
Sin embargo, la nueva literatura mexicana tiene multitud de presencias. Fatigada "La Onda", Jorge Luis Borges sobresale como el autor más influyente del siglo en español.
"No es el autor de un libro archifamoso, como puede serlo Gabriel García Márquez -Nobel de Literatura- con `Cien años de soledad`, es una auténtica revolución en las letras. En México es fácil detectar su benéfica presencia", aseguró el periodista, durante la semana de México en Dinamarca.
"Después atravesamos el boom latinoamericano, al que hoy el exitoso escritor de origen colombiano, Fernando Vallejo, califica irónicamente como un Big Bang y algún argentino dijo que de Boom paso a Puf.
Los nombres variaban según quien hablara, pero en términos generales eran los más reconocidos autores del continente: Juan Rulfo, Adolfo Bioy Casares, Leopoldo Marechal, Augusto Roa Bastos, Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Ernesto Sábato, Luis Borges, José Lezama Lima y otros más.
Avilés Fabila dijo que el grupo que se formó hace unos años y que estaba conformado por autores como Carlos Montemayor, Jorge Ruiz Dueñas, Bernardo Ruiz y Marco Antonio Campos, principalmente, se dispersó y ahora cada uno se halla cómodo en su trabajo literario.
Tal es el caso de Montemayor que ha encontrado en las luchas sociales, en la guerrilla y en la crítica política una salida a sus inquietudes políticas. Bernardo Ruiz ha entrado en la poesía sin abandonar la novela, del mismo modo que Campos se mueve lo mismo en la prosa que en la poesía, precisó.
México es un país de grandes cuentistas, de autores de textos breves, como Julio Torri, Juan de la Cabada, Rafael Solana, Andrés Henestrosa, Edmundo Valadés, Francisco Rojas González, Efrén Hernández, Francisco Tario, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Augusto Monterroso, Carlos Valdés, Amparo Dávila, Eraclio Zepeda, entre otros.
Para Avilés Fabila por ahora los integrantes del grupo llamado Crack, Jorge Volpi y Pedro Angel Palou, principalmente, acumulan reconocimientos. Vale la pena señalar que Volpi conquistó el Premio de Novela Biblioteca Breve, lo que ha abierto paso a la internacionalización de los más jóvenes.
Pero de lo que si dijo estar seguro, tras este recorrido por los autores contemporáneos mexicanos, es que "la verdadera historia de las letras mexicanas está por venir, nada se gana exaltando hasta el tedio a unas pocas figuras, dejando de lado a otras que tendrían que ser leídas con mayor atención".
El escritor y periodista mexicano René Avilés Fabila afirmó "hoy las letras mexicanas gozan de buena salud, "estamos ya en otro mundo, el de nuestros días (aunque) sin la narrativa de la Revolución serían otros".
"Esta, la generación a la que pertenezco, tiene características especiales. Yo la describí con algún cuidado en un largo artículo, La mía, una generación sin generación", destacó.
Avilés Fabila habló al ofrecer su tercera conferencia titulada la Literatura Mexicana, en este caso la contemporánea, en la Universidad de Odense, a dos horas de Copenhague.
Durante el recorrido por las letras mexicanas contemporáneas dicho escritor retomó los principales sucesos sociales que marcaron las líneas impresas por los más significativos autores de México.
Transcurre 1968 y "la Revolución muere violentamente cuando fuerzas militares y policíacas, en una maniobra conjunta, asesinan de golpe a más de 500 estudiantes y encarcelan a cientos de jóvenes, intelectuales y académicos, entre ellos al escritor José Revueltas.
Como en el sexenio anterior (1959-1964), habían puesto en prisión a David Alfaro Siqueiros", recordó.
La literatura de 1968 sirve de memoria para que los mexicanos no olviden la represión y las muertes, juzga a los responsables y, seguramente, es de inmensa utilidad para que el país sufra transformaciones positivas.
Para muchos es incluso un parte aguas, dijo en la Universidad de Odense, ante un nutrido grupo de alumnos interesados en la literatura Latinoamericana y Mexicana.
Justo en esa década, dijo el conferenciante, se presentaron sorpresas, junto a la interesante generación que retoma más de Contemporáneos su gusto por la literatura europea, formada por José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, Juan José Gurrola, Juan Vicente Melo, Inés Arredondo y Salvador Elizondo, que realiza una literatura atractiva y opuesta entre sí.
Señaló que comienzan a surgir nuevos nombres menos ligados al ritmo de la literatura mexicana: Gustavo Sáinz, José Agustín, Juan Tovar y Parménides García Saldaña, entre otros.
"Cada grupo generacional tiene sus peculiaridades y hay un enorme salto entre los que nacieron poco antes que los que hemos sido llamados De la Onda, no con injusticia, sino con falta de seriedad crítica", adujo. "En Estados Unidos, ante públicos escolares y sus respectivos profesores, algunos de nosotros hemos negado una y otra vez pertenecer a un movimiento más social que literario, llamado `La Onda", subrayó.
Sin embargo, la nueva literatura mexicana tiene multitud de presencias. Fatigada "La Onda", Jorge Luis Borges sobresale como el autor más influyente del siglo en español.
"No es el autor de un libro archifamoso, como puede serlo Gabriel García Márquez -Nobel de Literatura- con `Cien años de soledad`, es una auténtica revolución en las letras. En México es fácil detectar su benéfica presencia", aseguró el periodista, durante la semana de México en Dinamarca.
"Después atravesamos el boom latinoamericano, al que hoy el exitoso escritor de origen colombiano, Fernando Vallejo, califica irónicamente como un Big Bang y algún argentino dijo que de Boom paso a Puf.
Los nombres variaban según quien hablara, pero en términos generales eran los más reconocidos autores del continente: Juan Rulfo, Adolfo Bioy Casares, Leopoldo Marechal, Augusto Roa Bastos, Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Ernesto Sábato, Luis Borges, José Lezama Lima y otros más.
Avilés Fabila dijo que el grupo que se formó hace unos años y que estaba conformado por autores como Carlos Montemayor, Jorge Ruiz Dueñas, Bernardo Ruiz y Marco Antonio Campos, principalmente, se dispersó y ahora cada uno se halla cómodo en su trabajo literario.
Tal es el caso de Montemayor que ha encontrado en las luchas sociales, en la guerrilla y en la crítica política una salida a sus inquietudes políticas. Bernardo Ruiz ha entrado en la poesía sin abandonar la novela, del mismo modo que Campos se mueve lo mismo en la prosa que en la poesía, precisó.
México es un país de grandes cuentistas, de autores de textos breves, como Julio Torri, Juan de la Cabada, Rafael Solana, Andrés Henestrosa, Edmundo Valadés, Francisco Rojas González, Efrén Hernández, Francisco Tario, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Augusto Monterroso, Carlos Valdés, Amparo Dávila, Eraclio Zepeda, entre otros.
Para Avilés Fabila por ahora los integrantes del grupo llamado Crack, Jorge Volpi y Pedro Angel Palou, principalmente, acumulan reconocimientos. Vale la pena señalar que Volpi conquistó el Premio de Novela Biblioteca Breve, lo que ha abierto paso a la internacionalización de los más jóvenes.
Pero de lo que si dijo estar seguro, tras este recorrido por los autores contemporáneos mexicanos, es que "la verdadera historia de las letras mexicanas está por venir, nada se gana exaltando hasta el tedio a unas pocas figuras, dejando de lado a otras que tendrían que ser leídas con mayor atención".
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