Cuando la tradición es intervenida de manera irrestricta por los creadores, se corren varios riesgos epistemológicos. Sin embargo, poco o nada importante fuera de cualquier aventura plástica sin los peligros teóricos formales que hay de por medio. De este modo, por irreverente, desatinada, genial, o estúpida que resulte la interpretación artística, lo cierto es que abre puertas conceptuales que no puede abrir lo estrictamente académico.
Exposición colectiva a propósito del pulque en los tiempos que corren, desde luego que en Siglos en Blanco habitan varios riesgos. Los cuales van desde la imposible conexión entre uno y otro trabajo, hasta el franco encontronazo entre las pinturas al óleo y los grabados en xilografía, pasando por las diferentes formaciones teóricas de los participantes, sí, pero también por un aspecto importantísimo: la comunión de todos con la milenaria bebida blanca. Y es que el pulque es el punto de partida de todas latitudes que consiguen la ambición de esta expo.
Ahora bien, a grandes rasgos hay dos visiones predominantes.
La primera es que se refiere al pulque hoy, en tanto bebida no en vías de extinción sino en camino de convertirse en el producto predilecto entre las grietas depauperadas de la sociedad. la segunda es la que ve en el pulque un objeto de culto –arte en si mismo-, y da como resultado una interpretación meta-artística, o sea del arte hablando del arte.
En todo caso, ninguna de las dos visiones tiene como punto de partida el lamento nostálgico por la desaparición del pulque. Por el contrario, en ambas se advierte una visión más bien posmoderna de lo que es el pulque hoy día. Tal es el riesgo teórico que han decidido correr los participantes.
*Texto de presentaciòn de la exposiciòn Siglos en Blanco, expuesta en algùn sitio no especificado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
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