viernes, 11 de octubre de 2024

¿Quién es la Nobel de Literatura 2024?

Imagen: Academia Sueca


Con mucha sorpresa se recibió, tanto en los círculos literarios como entre los lectores en general, la noticia de que la Academia Sueca había designado a la escritora surcoreana Han Kang como Premio Nobel de Literatura 2024.

A partir del escándalo que se desató en 2018, sobre la filtración de los nombres de los candidatos y sospechas de corruptelas en la designación de los ganadores del premio literario más prestigioso del orbe, la Academia ha sorprendido cada año con designaciones que se alejan mucho de las quinielas literarias, las estadísticas de ventas y la fama mediática de aquellos escritores que supuestamente son “favoritos” o “merecedores” del Nobel.

La falibilidad de estas “ternas” radica en que la muchedumbre aficionada a la literatura (y los juegos de azar) observa en los escritores propuestos aspectos que van más allá de su calidad literaria, la cual sin duda, es de primer nivel pues encontramos siempre enlistados a autores como Salman Rushdie, Anne Carson, la china Can Xue, el maravilloso Mircea Cărtărescu y hasta el más vendido en las estanterías Haruki Murakami. Pero la Academia ha demostrado que, desde hace por lo menos ocho años, ha apostado por autores que tienen una sólida trayectoria literaria más o menos alejada de los reflectores digitales, la cual ha sido construida con una observación íntima y precisa de la condición humana de aquellos que hemos habitado los últimos años del siglo XX y lo que va del XXI.

Es así que, la Academia Sueca dijo que la obra de la surcoreana "confronta traumas históricos y conjuntos de reglas invisibles". Además, "Tiene una conciencia única de las conexiones entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos, y en su estilo poético y experimental se ha convertido en una innovadora de la prosa contemporánea".

Han Kang nació en noviembre de 1970 en Ciudad Metropolitana de Gwangju, Corea del Sur. Su padre, Han Seung-won, era novelista he influyo determinantemente en el camino literario de su hija. Sus primeros poemas aparecieron en la revista surcoreana “Literatura y sociedad” en 1993. Dos años después publicó su primer libro de relatos titulado "El amor de Yeosu".

Su obra más reconocida es "La vegetariana", publicada en tres partes desde 2007. Este libro la hizo acreedora al prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Además de este libro pueden encontrarse en español los libros “Blanco”, “Actos humanos” y “Lecciones de griego”.

Su prosa poética engloba historias de un de una profunda humanidad donde describe la lucha permanente del ser humano por enfrentar sus limitaciones, sean físicas o emocionales, para superar los límites que nos encierran en la deshumanización del mundo moderno. Precisamente en "Lecciones de griego" (aparecido apenas el año pasado), Han explora la relación de un profesor de griego que está perdiendo la vista y una mujer que ha perdido su capacidad de hablar; en ello el destello del amor, se asoma.

Han Kang se convierte en la primera mujer asiática en recibir el Nobel de Literatura y ocupa el lugar 18 en la lista de mujeres que han sido galardonadas con este premio.

Enhorabuena para la literatura surcoreana, para la literatura escrita por mujeres y para la literatura universal.

viernes, 4 de octubre de 2024

Presidenta con “a”

Foto: Gaceta de la UNAM


Sin duda alguna, presenciar la toma de protesta de una mujer a la presidencia de la república ha sido un hecho conmovedor. Más allá de las filias y las fobias políticas, el hecho en sí, es más que un hito histórico en México; significa un cambio radical en el esquema de los roles de género, sociales y por supuesto políticos que, a pesar de lo que se diga, siguen siendo sesgadamente tradicionales.

    El inicio de un nuevo sexenio, encabezado por Claudia Sheinbaum, genera una serie de expectativas y renueva las esperanzas de corregir los rumbos que se presumen inciertos en una serie de políticas establecidas por AMLO que han generado descontento e incertidumbre en sectores de la población que no se contaban en los detractores de la 4T, por el contrario, eran grupos sociales que miraban con aprobación la llegada de la izquierda a la posición más alta de la política nacional. Creo fervientemente que, si su partido y la sombra de Andrés Manuel la dejan, la doctora podrá imprimir un sello personal a su presidencia que cambiará definitivamente la forma de mirar y ejercer el poder, y el acceso de las mujeres a esas posiciones. Reitero, si la dejan, podríamos pensar en que el suceso de tener una presidenta de México pueda repetirse dentro de seis años y un poco más.

    Debo confesar que la única incomodidad que me generaba la posibilidad de que una mujer ganara la elección presidencial era de tipo lingüístico. Me explico. La palabra “presidente” significa “quien preside”, explicado burdamente es “el ente que preside”, por lo tanto incluye ambos géneros. De tal manera una mujer es “atacante” o “donante” y no “atacanta” o “donanta”. Hasta ahí, la resolución idiomática me era sencilla y me disponía a pasar seis años (cuando menos) discutiendo sobre el uso correcto de la “presidente Sheinbaum”. Pero como detesto a los quejosos, sobre todo a aquellos que querellan sin fundamento, me sumergí en la gramática española para sustentar mi perorata.

    Cabe aquí una anécdota personal. Durante varios años me dediqué profesionalmente a escribir discursos sobre temas educativos. El primer tropezón en aquella andanza fue la obligatoriedad de usar el mentado “lenguaje inclusivo”. No me refiero a las idioteces de “todes”, “alumnes” o “amigues”, sino a la exigencia del “alumnas y alumnos”, “maestros y maestras”, “las y los estudiantes”, haciendo de los mensajes un trompicar continuo e innecesario. Si embargo, tras largos debates con mi entonces jefe (un viejo amigo al que quiero enormemente, Juan Benito Ramírez), juntos llegamos a la conclusión que el hecho de llevar ciertas palabras a la reiteración de ambos géneros era una deuda histórica de la peor ofensa social que ha azotado a este país: la invisibilización de las mujeres. Por lo tanto, mencionarlas significaba la reivindicación de su derecho a ser vistas, de reconocer su presencia y la importancia de su quehacer en todos los ámbitos sociales. A partir de ese día, deje de escribir esos discursos malhumorado.

    Resulta entonces que el malhumorado lingüístico ocasional que esto escribe, encontró que la Real Academia de la Lengua Española, efectivamente ha aceptado el término “presidenta” ¡desde hace más de dos siglos! El registro académico en el diccionario de un femenino válido en términos como “dependienta”, “asistenta”, “infanta” o “intendenta” data de ¡1803! Esto incluye por supuesto, la designación de “presidenta”. 

    Una vez aclarado que nombrar a una jefa de estado “presidenta” no corresponde a las caprichosas modas del lenguaje “inclusive”, sino que tiene un fundamento lingüístico basado en “la presencia de las mujeres en distintos campos (que) ha dado lugar a la flexión con la partícula -a en nombres de profesiones u oficios”, según la nota de la misma RAE, le doy la bienvenida a la nueva presidenta de México, deseando que le vaya bien para que le vaya bien a esta patria, todavía tan maltrecha y tristemente dividida.

viernes, 27 de septiembre de 2024

“Hablan despiertos”, una charla a tres bandas 2/2

Por fin y tras varias semanas de retraso, les dejo la segunda parte de la charla que sostuvimos Ricardo Stern (RS), Rogelio Perusquía (RP) y quien esto escribe (ACh) durante la presentación de la novela “Hablan despiertos”, de Ricardo, en la FUL 37 en los postreros días de agosto.

 ACh: En estas charlas que tiene de pronto el escritor con sus personajes, estos como desvaríos que va teniendo a lo largo de la historia, creo que hay como un estudio de la filosofía de la frustración. Durante una gran parte de la historia se percibe una gran frustración en el personaje principal, que lo va haciendo moverse sin que el logre, ni siquiera, ser un buen “frustrado”; se queda siempre en la medianía.

RP: incluso esto es un toque genial de la novela, no es un espoiler ni nada, le va a interesar a los lectores, como dice ACh, deja todo a medias… que hasta se suicida mal.

ACh: Ni siquiera logra suicidarse…

RS: Exacto, llega un momento en que como todo le sale mal que ya lo único que le queda es suicidarse y también le sale mal. Pero a partir de ahí, el personaje empieza a reaccionar y le mejora un poco la cosa. 

RP: Lo bueno es que Ricardo dice que no es una novela muy problemática…

ACh: Hay un elemento técnico que me llama la atención, inicialmente como escritor, pero también como lector y el cual es que la historia trata de un escritor que está tratando de escribir una novela y de pronto estás leyendo fragmentos de esa novela, te pierdes en ellos, de pronto crees que es la novela en sí, pero es la novela dentro de la novela y luego hay un conjunto de cartas; es decir, hay muchas voces, que interactúan, pero que suenan distintas: ¿Qué tan difícil fue lograr esa polifonía?

RS: Pues tan difícil que esa sección de las cartas es la que más problemas me ha dado, y se acuerdan que hace rato les dije que la novela tuvo unos ajustes casi de última hora, pues esa fue una de las secciones que cambió. ¿De qué cartas estamos hablando? Pues esas cartas son parte de la novela dentro de la novela. El personaje malo, que se llama Claudio, que significa “lisiado” y el personaje está un poco lisiado, él decide volverse malo después de hacer muchos intentos de encontrar una pareja y que todo le sale mal, entonces se me ocurrió hacer esta sección para justificar ese cambio tan abrupto; son cartas que Claudio le escribe a todas esas mujeres; también por eso no ligaba porque anda escribiendo cartas, como si estuviera en el siglo XIX…

RP: Esta es una parte muy interesante del personaje porque, digamos, deja constancia de ser buena persona, en estas cartas también leemos un abandono de sí a la locura, es un mapa del alma del personaje…

RS: La idea es que sean progresivas y cada vez se va notando más su desesperación. Además lo “ghosteaban”, ni le contestaban las cartas o le daban respuestas escuetas y eso iba aumentando su frustración. Recuerden que no estamos hablando del protagonista de la novela, del escritor Andrés, sino del personaje de su novela Claudio. Y entonces va aumentando el tono. La parte que cambió fue la extensión de esta sección, creo que hacía que el lector acabara un poco harto de leer las cartas…

ACh: Pero lo que yo siento en esa sección, que está hacia el final de la novela, es que contagias al lector de la desesperación del personaje. 

RS: Exacto, eso es lo que yo quería, en ese sentido creo que salió bien, pero tampoco se trata que estés sufriendo cuando lees: “¡Ay, otra carta de este cuate!”. Casi, casi, faltó que el libro trajera un “rascahuele” para que huelas el perfume de la carta, porque le ponían su perfume a cada carta. Estaría bien ese recurso técnico (ríe). Además de las cartas, también se redujeron unos discursos religiosos un poco largos del escritor Andrés, que por razones de la desesperación, intentan por el lado místico y en algún momento visita a un amigo en un monasterio y ahí se escuchan muchos discursos.

RP: De hecho Ricardo, a través de los personajes, se da la licencia de establecer un diálogo teológico entre el personaje y el encargado de un convento, son como tres o cuatro páginas que recomiendo ampliamente. Entre estos espacios Ricardo, que entre tantos oficios también es teólogo, crea diálogos entre los personajes para tocar algunos puntos muy importantes: “Sólo de noche y cuando llueve más, es más fácil deshacerse de los muertos de día, pero de día, yo soy el muerto.”

ACh: Esta es la parte que a mí me parece más filosófica, en la búsqueda del sentido de la vida. De cómo el pasado le permite, al personaje principal, por lo menos la introspección con el amigo del monasterio. Ahora que hablabas acerca de las condiciones en que escribiste la novela, es decir, es una novela sobre un escritor que está tratando de escribir una novela porque el que está escribiendo la novela tiene que cambiar la novela… ¡Eso es metaverso! ¡Hace once años! ¡Es metaliteratura!

RS: Soy un adelantado a mis tiempos (risas). Acuérdate que Cervantes también tiene metaliteratura: el Quijote habla del libro del Quijote. Incluso hay otra parte donde mencionan otra novela mía…

RP: ¿En el Quijote? No lo había notado, maestro (risas generalizadas).

RS: No, no. Aquí. Eso ya sería muy extraño: Cervantes me menciona, de pasadita, pero nadie se ha dado cuenta (risas). Estoy viejo, pero tampoco tanto. Pero eso de la metaliteratura si pasa en mi novela porque el escritor tiene un antiguo maestro, con quien a veces dialoga y le va mandando las partes que está escribiendo. Entonces en algún momento están discutiendo estos dos personajes y se menciona una novela mía anterior a esta, la de 2012… pero hablan mal de ella. Dicen: “No, es muy pretencioso ese autor, a mí no me gustó”. Hasta eso, lo dice el autor que es pretencioso, para que no sepas exactamente quien es el pretencioso, si lo soy yo o el personaje. 

RP: Otros pasajes de la novela que son solamente, digamos, viñetas: “Puede el llanto tener ideas amarillas. Componer estrofas bien medidas y amarillas. Tomar un libro o un limón y esperar a que se hagan amarillas. (…) el pasado, que no es otra cosa sino sucesos ya puros, actos despojados de las vicisitudes de lo incierto, lo efímero y lo sujeto a la insípida regla de la prisa. Se comprenderá, pues, por qué estimaba yo ese reloj destartalado como mi mayor tesoro.”

ACh: Esta novela es muy exigente con el lector. No puedes distraerte o te pierdes, precisamente por los vericuetos de pensamiento, de introspección. ¿Esa era la intención?

RS: Sí. De pronto me sale el estilo, digamos, barroco, muy recargado, muy ornamentado. De las cinco novelas, dos tienen ese estilo barroco, muy lírico; las otras son más tranquilitas, con narraciones más convencionales. Esto fue escrito es un estado de ánimo muy abigarrado y por eso también la novela lo refleja. Es a propósito. Creo que busca, como dices, que el lector se desespere, se meta en esa situación y en ese estado de ánimo en que está el propio personaje.

Paso cebra

Demuestro nuevamente, mi falta de pericia para hacer cálculos. Lo que pensé que serían dos partes de esta Charla, debe convertirse en tres, para disfrutar plenamente y sin apuros, las reflexiones que estos tres seres dominados por el poder místico de la literatura hicimos sobre “Hablan despiertos”. Con seguridad, terminaremos la próxima semana con “otra segunda parte” (designarla como “tercera” evidenciaría mi torpeza) de esta deliciosa charla. Hasta entonces.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Pachuca bajo el agua

Hace un poco más de setenta y cinco años, el veinticuatro de julio de mil novecientos cuarenta y nueve, Pachuca sufrió la peor inundación de su historia, significando la catástrofe más grande del siglo XX airoso. Según nos cuenta Juan Manuel Menes Llaguno, Cronista del Estado de Hidalgo, en su libro “Pachuca: Un tiempo y un espacio en la historia”, por ahí de las cuatro y media de la tarde un aguacero de no más de diez minutos azoto el centro de la ciudad, pronto se convirtió en una llovizna que no asustó a nadie. Lo que en ese momento nadie sospechaba es que el pírrico diluvio era el reflejo de una tromba que se había cernido al norte de la ciudad y que había descargado una considerable cantidad de agua, así lo narra Menes: “(…) el enorme torrente recibido en la cañada, pronto encontró camino entre los escarpados cerros de San Cristóbal y la Magdalena y se precipitó sobre el reducido cause del río de las Avenidas, arrastrando a su paso, piedras, troncos y un inmenso caudal de lodo, que al llegar al puente sobre el que estaba construido el Mercado Juárez, fue apilando rápidamente todos aquellos materiales hasta formar en ese lugar un dique que impidió el libre paso del agua.” En minutos las calles de Zaragoza, Allende e Hidalgo quedaron bajo el agua; el nivel cubrió algunas marquesinas y las fotografías del suceso son verdaderamente impresionantes. En su momento se identificaron sesenta y siete y alrededor de cien desaparecidos; sin embargo, nunca se dio a conocer un balance final de la tragedia en cuanto al coste humano.

Este hecho histórico de nuestra ciudad ha estado dando vueltas en mi cabeza desde hace días, cuando tiro por viaje, Pachuca y su zona conurbada se ha visto azotada, sorprendida pordría decirse, por trombas que han convertido múltiples vialidades en verdaderos canales improvisados para que la cantidad de agua pueda encontrar fuga. La venencia accidental aflora lo mismo en las calles del centro de la ciudad, las colonias cercanas a ella, pero también y sobre todo en las colonias que se han asentado en el sur de la ciudad y que navegan, literalmente hablando, en las colindancias con Zempoala y otros municipios conurbados.

Tal parece que hemos olvidado que el crecimiento urbano, razón y consecuencia del desarrollo económico y social de la ciudad, trae consigo retos para los que probablemente no nos hemos preparado. No sorprende que los aguaceros aneguen las colonias sureñas de Pachuca, pues todas ellas están asentadas en antiguas tierras de cultivo; por el contrario es raro que lugares que hasta el año pasado no sufrían de problemas de encharcamientos (considerando charcos tamaño llorarás) ahora se vean sobrepasados por los niveles de la corriente que lo mismo traer basura que piedras y lodo. El agua tiene memoria, dicen, y está claro que recuerda muy bien que antes de nosotros, ella recorría los lares a entero placer… y le gustaba retozar en ellos.

Las inundaciones también han ocurrido en otros lugares; desde la zona conurbada de la CDMX, hasta otras ciudades como Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Puebla y otros. También la amenaza está presente en municipios hidalguense que ya han visto desgracias provocadas por las inundaciones en otros tiempos como Tulancingo y Tula, con el terrible desbordamiento del río Tula hace no muchos años.

No es raro que una de las obras más grande de infraestructura urbana en la ciudad de México durante los últimos años sea el Túnel Emisor Oriente, un conducto de dimensiones insospechadas que pretende mantener a la capital a flote; sin conseguirlo del todo. 

A setenta y cinco años de la peor tragedia provocada por agua en la ciudad de Pachuca deberíamos tomar medidas, determinantes y urgentes, para que estas inundaciones de temporal (que debemos asumir como una constante ascendente en los próximos años debido al cambio climático), no desemboquen en una desgracia más grande de la que ya le ha provocado a los afectados; debemos evitar a toda costa que los niveles de agua y la ferocidad del torrente no nos cobre una factura más alta que la de mil novecientos cuarenta y nueve.

jueves, 19 de septiembre de 2024

viernes, 13 de septiembre de 2024

Poquísimas nueces para el ruidero digital

Uno de los tantos gustos que comparto con la Troyana es la radio hablada. Al conocernos descubrimos que en nuestra juventud primera escuchábamos las mismas estaciones y preferíamos el mismo tipo de música, con excepciones que no comprendemos el uno del otro; INXS a mí me parece sobrevalorado y a ella Génesis le resulta incomprensible. Sin embargo el gusto por escuchar como forma de adquirir información es compartida. Así coincidimos también como escuchas del recordado Germán Dehesa y otros líderes de opinión (iba a usar el adjetivo “intelectuales” pero no siempre son la misma cosa) que han emigrado con mayor o menor éxito a los podcasts y que continúan en la preferencia auditiva de la mujer que tomó el riesgo de casarse conmigo y que mientras yo escribo esto escucha apoltronada en los sillones del jardín a Martha Debayle. 

Quien no ha emigrado del todo y menos de buena gana al mundo de podcast soy yo. Llámeme usted antiguo estimado lector, pero encuentro caótico el enlistado masivo de opciones que ofrecen las plataformas sonoras; me hace falta la estructura lineal de la radio, horizontal en el cuadrante, vertical en la programación. Tantas opciones me apabullan y pronto extinguen la curiosidad que me llevó a buscar algo nuevo e interesante.

Pero lo que verdaderamente mata mi deseo de sumergirme en el mundo del podcast e incluso de los canales de YouTube es el sensacionalismo trivial con que se proclaman. Me explico. Hace varias semanas, después de acompañar el desayuno con “El Noti” (un podcast informativo que es de lo mejorcito que uno encuentra en “cibersonoroespacio”), el dial digital nos condujo a un contenido titulado, parafraseando, “El primer asesino seria de mujeres en México”. De entrada la frase resulta interesante si lo que estamos por escuchar es un documental sonoro sobre la historia de Goyo Cárdenas, el criminal considerado como el primer asesino serial en nuestro país, o digamos, escuchar el descubrimiento que algún historiador hizo al desmenuzar los informes policiales de finales del siglo XIX que habrían confirmado que Francisco Guerrero Pérez, mejor conocido como “El Chalequero”, era realmente el macabro pionero del asesinato sistematizado y continuo, y quien fue encontrado culpable de asesinar alrededor de 20 prostitutas entre los años de 1880 y 1888 en la Ciudad de México.

Pero no. El podcast, con su versión de video, versa sobre la conversación con un reo de no más de 35 años de edad que se encuentra recluido en alguna cárcel de la ciudad de México por el asesinato de sus padres; es decir, por parricida y matricida. En eses caso “la serie” de crímenes resulto muy corta. No demerito a la conductora quien se presenta como experta en temas relacionados con crímenes de todo tipo y quien dejó muy claro durante la charla que sí conocía, al menos, la historia de Goyo Cárdenas; lo desconcertante es que el título del material, sea una ocurrencia de algo que se dijo durante la entrevista y que resulta ser solamente un dato periférico y no el meollo de la conversación. Es decir, un sensacionalismo torpe y epidérmico; ya lo decía Shakespeare, “Mucho ruido y pocas nueces”.

Me gustaría pensar que el o los profesionales que se encargan de titular estos programas están distraídos, tienen una sobrecarga de trabajo que no les permite el tiempo necesario para analizar el resultado de lo grabado y encontrar un título que englobe la esencia del trabajo. Pero lo que creo más probable es que la ligereza con que se denominan o cabecean (para usar el argot periodístico) estos materiales obedece más a la escasa cultura general de quien lo hace, agravado por el nulo instrés por la investigación (miren que el dato del Chalequero lo conseguí en una deslustrada y apresurada indagación por la Red). Cabe observar que los nuevos profesionales de la comunicación que han egresado recientemente y han comenzado a laborar en estos espacios, pertenecen a la generación Millennial, la misma a la que en años recientes agarrábamos de chacota por tener en sus filas a seres que creen que están descubriendo el mundo y que antes de ellos nada existía. Pensándolo bien, la mofa resultó ser una realidad que ha comenzado a dar molestias y pena ajena. 

Paso cebra

No crea el lector que me he olvidado que debo la segunda parte de la conversación que tuve con los escritores Ricardo Stern y Rogelio Perusquía en la pasada FUL 37 sobre la novela del primero “Hablan despiertos”. Es que se me atravesó la urgencia de la reflexión de hoy. Nos leemos la próxima semana.

domingo, 1 de septiembre de 2024

En septiembre regresa El Ojo de Faetón

Les hacemos una cordial invitación para acompañarnos a este nuevo ciclo de ponencias y conversatorios que se realizará en la ciudad de Pachuca. El espacio anfitrión en esta ocasión es el Foro Cultural Casa Amajac, un lugar para la creación, la promoción y el disfrute de las artes (Av. Río Amajac 203, colonia Terrazas).

 

PROGRAMA

 

Sesión 1 • Apertura

Sábado 7 septiembre, 16:00 hrs.

«José Gorostiza y Philipp Mainländer»

La aventura poético-filosófica hacia la Nada

Ponente: Ernesto Moreno

Modera: Daro Soberanes

 

Sesión 2 

Sábado 14 septiembre, 16:00 hrs.

«El taller literario con infancias y juventudes»

Ejercicios de escritura poética desde la creación colectiva

Ponente: Laura Esperanza

Modera: América Femat Viveros

 

Sesión 3

Sábado 21 septiembre, 16:00 hrs.

«¿A quién le pertenece esto que está escrito?» 

Reflexiones en torno a la relación entre el autor y ¿su obra?

Ponente: Irving Jesús Hernández Carbajal

Modera: Juan Guillermo Lera

 

Sesión 4 

Sábado 28 septiembre, 16:00 hrs.

«El lugar de las imágenes en la poesía»

Un acercamiento a los conceptos de El Arco y la Lira desde la antropología de la imagen

Ponente: Perla Ibarra

Modera: América Femat Viveros

 

Sesión 5

Sábado 5 octubre, 16:00 hrs.

«El Coloquio de las perras» 

Luna Miguel: la ira y la recuperación histórica de las mujeres en la literatura de Latinoamérica de los años 90

Ponente: Tania Martínez Suárez

Modera: Daro Soberanes

 

Sesión 6 • Clausura

Sábado 12 octubre, 16:00 hrs.

«En busca de la palabra silvestre» 

Un acercamiento a la ecopoesía latinoamericana

Ponente: Jovany Cruz Flores

Modera: Juan Guillermo Lera

 

Evento presencial (Entrada libre). Transmisión en vivo vía la página del círculo. 

 

El panóptico de poesía es un encuentro inexorable en su debate, pero de ningún modo concluyente en sus afirmaciones, ya que no consideramos ni definitivo ni fehaciente cualquier argumento ante la naturaleza de la poesía; todo es más acorde a la pluralidad, el reconocimiento y la tolerancia en que el círculo se desenvuelve.

 

El Ojo de Faetón no forma parte de ningún programa institucional público o privado, por lo tanto, es autónomo, autogestivo e independiente.

 

Coordinadores del círculo:

Alejandra Estrada Velázquez, América Femat Viveros, Daro Soberanes y Juan Guillermo Lera.

viernes, 30 de agosto de 2024

"Hablan despiertos", una charla a tres bandas 1/2


El pasado miércoles 28 de agosto se presentó en la FUL 37 la novela “Hablan despiertos” del escritor mexicano Ricardo Stern (RS); los comentarios corrieron a cargo del escritor hidalguense Rogelio Perusquía (RP) y quien esto escribe (ACh). A continuación la primera parte del condensado de esa charla.

ACh: Quisiera empezar por decir que tu novela “Hablan despiertos” me parece muy visual. Es entendible por tu oficio de hacer jardines. En ese sentido, la novela inicia con la descripción detallada delas habitaciones de un departamento. ¿Para ti, que peso tienen en la historia de una novela, los ambientes donde se sucede?

RS:Aparte de que estudié arquitectura del paisaje, porque efectivamente me gusta crear ambientes, a veces no solo en los libros, sino también en la realidad, esta novela nació en un ambiente específico, en un momento no muy bueno hace once años; como que después de una temporada en que me estaba yendo muy bien de pronto por una enfermedad se acabó todo eso y tuve que irme a vivir a un lugar horrible, donde además no cabían mis cosas y tuve que meterlas en un pequeño todas amontonadas. En ese habiente deprimente fue que comencé a escribir esta historia. Efectivamente la novela empieza con la descripción de un ambiente como en el que yo vivía y un personaje que de pronto aparece en este ambiente…

ACh: Que también está desordenado…

RS: Exacto, que también está desordenado y la novela es la idea de como va a ir buscando reducir ese desorden.

RP: De hecho, sobre esta historia, que es un entramado muy profundo donde la menor clave altera el destino del lector y de la historia, Ricardo se da algunas licencias para, a través de sus personajes, discutir sobre algunos temas interesantes. Por ejemplo, hay en este libro una discusión que me parece brillante sobre la violencia en la voz de un personaje:

“Otra variable, inservible y cerril, de la maldad es la violencia. Y mientras menos sangrienta, peor. Es decir, si se ha de ser violento, que sea hasta el fin, hasta lo más remoto. Dar unos grititos o usar palabras soeces y ofensivas es más bien ridículo. Pero he llegado a comprender que hasta el asesinato, incluso si se arrastrare el cuerpo de la víctima por toda la ciudad, en ese nivel de cólera antigua y noble del pelida Aquiles, es poca cosa. No deja de ser común, casi ordinario, eso de estar matando personas. Me habría gustado descubrirlo inmediatamente después de mi primer asesinato, pero no fue así. Tarde vine a comprenderlo. Me parecía, entonces, como cree la gente, que el homicidio es la culminación de la maldad. Primero, como todo novato, intentaba justificarlo, bien que fuera sólo estéticamente. No es tema nuevo el homicidio como acto bello, si se le despoja de todo elemento moral y se deja sólo la sangre, la escena en su conjunto, la mirada de la víctima, la solemnidad del momento, el tiempo que parece detenerse –y se detiene, de hecho–, el suspenso, y qué sé yo. Süskind encuentra una justificación interesante: preservar el aroma. Vale la pena matar a una mujer hermosa para preservar su perfume. Es hermoso, y, sin embargo, en cierta forma es tan genuina la justificación que de pronto desaparece la maldad del acto. Desde el punto de vista literario, es genial haber creado un personaje malo que no lo pareciese, pero, paradójicamente, al empañarse su mal- dad, comienza a parecerme menos interesante para la vida real. Pues si Grenuille buscaba el perfume puro, la esencia misma, yo también busco un acto de maldad pura. Pero con refinamiento.”

ACh: Esto que acaba de leer Rogelio, me lleva a otra cuestión que también me salto a la vista en tu novela. Este personaje que parece todo inofensivo está empeñado en escribir una historia sobre la maldad.

RS: La idea original ea escribir una novela sobre un personaje que se vuelve malo y que se dedica a justificar esa maldad, porque le pasan muchas cosas malas con chicas con las que intenta salir hasta que dice “como que la vida es para los malos y yo me voy a volver malo”. Así que quería crear un personaje que fuera malo, pero desidioso, inepto para la maldad; sí hacía cosas malas, pero al final acababa dándole flojera, porque para hacer el mal necesitas tener cierta iniciativa…  

RP: incluso hay un momento en la novela donde el personaje ya no puede ser peor porque ya le da hastío, dice “yo quería ser malo, pero ya no puedo…"

RS: Exactamente, porque necesitas mucha determinación y ni eso tiene. La idea original era hacer una novela sobre ese personaje y de repente me di cuenta de que se me empezaba a complicar y además, como les decía, estaba en un mal momento, en una enfermedad que me llevo a un bloqueo creativo y pues no lograba concluir esta novela. Entonces poco a poco fue surgiendo una nueva idea: que pasa si hago una novela de como un escritor quiere escribir esa novela, pero no puede (dije, eso va a ser más fácil porque por lo menos es lo que me está pasando y solo tengo que describirlo) y en efecto nunca se concluyó la novela del personaje malo, pero si la otra, es decir, la de como se escribió la novela del personaje malo. Esta novela que quedó, que es “Hablan despiertos” contiene los fragmentos que ya había escritor de la otra y lo que empezó a hacerse interesante fue la vida del personaje que la estaba escribiendo: un escritor que también está enfermo (obviamente tiene rasgos autobiográficos) y que ha sufrido una pérdida, su novia desapareció, y eso lo lleva a una crisis tal que empieza a hablar con los muertos y nunca sabes si son alucinaciones o no. 

RP: Precisamente es una de las partes más interesantes que quería comentar, lo bueno es que Ricardo solito comenzó a hablarles de gente loca que habla sola:

“ –No. La incompatibilidad absoluta entre ambos mundos se nota en que si la poesía suena a terapia es mala, malísima, espeluznante. Y si la terapia suena a poesía, el terapeuta no tardará mucho en acabar también viviendo en una vecindad pobre, usando siempre el mismo saco y bebiendo William Lawsońs para aliviar un poco las penurias de la pobreza y la locura. La terapia ama los conceptos vacíos como “crítica constructiva”, “superación personal”, “cultivar sueños”, “pensamiento positivo”, “la fuerza interior”. El poeta, en cambio, sufre un colapso nervioso cada vez que oye este tipo de léxico, y comienza a echar espuma por la boca y decir palabras pesadas como piedras para reemplazar aquellos infames vocablos. Grita, como poseso: “guerra, náusea, asco, volar, ¡volar!, el rayo sangriento de la luna, ¡pecado!, brillo que a consolar no alcanza, los muertos aún mendigan, quiero escarbar la tierra con los dientes / quiero apartar la tierra parte a parte / a dentelladas secas y calientes...” El terapeuta, querida señora Paredes Faber, hace lo posible por no ofenderte. El poeta agarra con su propia mano tu pus y te la embarra en la cara. Sí, el poeta es un poseso, un delirante alienado desvariado excéntrico disparatado imprudente degenerado ridículo, que exorciza. El terapeuta es un hombre bueno, sano y normal que, simplemente, puede acabar por enfermarte el alma si duras lo suficiente acudiendo a las sesiones.”

Aquí me saltan dos conceptos que creo que vale la pena recordar y que Ricardo señala como “términos vacíos”: “crítica constructiva”, “superación personal”, “cultivar sueños”, “pensamiento positivo” y “fuerza interior”; términos absolutamente vacíos.

RS: Esto es un diálogo entre el escritor y un personaje de la novela que está escribiendo, como parte de estas alucinaciones que comentaba antes. Este personaje es una señora, básicamente insoportable, a quien el otro personaje, el malo que no es tan malo, asesina; dice, dentro de lo malo de ser malo voy a escoger por lo menos gente insoportable, no voy a matar a cualquiera. La señora es una persona que tiene mucho dinero, todo le sale bien y para esa gente todo es positivo y todo es fácil: “yo nomás decreto y gano dinero”.  Esta discusión que tienen el escritor, que se llama Andrés, y la señora Paredes Fabre, que por cierto está inspirada en una clienta real que tuve cuando hacía jardines. La discusión se pone cada vez más apasionada, más acalorada sobre lo que el escritor llama “la terapia” versus “la poesía”. No digo que no haya que ir a terapia o que la terapia es mala, se refiere a cierto concepto de esa filosofía positiva, esa es la crítica. Hay que ir a terapia con un profesional no con un charlatán de esos que mezclan nociones científicas de “decretar”.