jueves, 31 de julio de 2008

Las letras mexicanas de luto...

Con profunda tristeza me he enterado del sensible fallecimiento de dos grandes escritores mexicanos: Alejandro Aura y Victor Hugo Rascón Banda.

Alejandro Aura (1944-2008) fue un artista polifacético que se prodigó como dramaturgo, poeta, locutor, conductor de programas de televisión, actor de cine, cronista diario y gastrónomo.
El Centro Buñuel de Calanda, con el que colaboraba con asiduidad, señaló hoy en una nota de prensa que Alejandro Aura "se ha ido sin dejar de luchar día a día contra esa enfermedad sin solución, que ha peleado como un caballero, con elegancia y tenacidad, pero sobre todo escribiendo el libro de poesía 'Se está tan bien aquí'" .
Entre los reconocimientos que tenía en su haber destaca el Premio Latinoamericano de Cuento, que se le concedió en 1969 por "Los baños de Celeste" , y en 1973 le dieron el Premio Nacional de Poesía por "Volver a casa" .
De su obra poética destacan "Tambor interno" , "Poeta en la mañana" , "Júbilo" y "Se está tan bien aquí" , mientras que como dramaturgo algunas de sus obras premiadas fueron "Los exaltados" , por la mejor coactuación en 1974, "Los totales" (1985) por la mejor dirección, o "El retablo de El Dorado" (1990) .
Una de sus facetas más públicas fue la que ejerció como responsable del área cultural del gobierno de la Ciudad de México durante el mandato de Cauhutemoc Cárdenas, con el que reinventó un nuevo tipo de cultura más conectada con los ciudadanos al llenar la ciudad de conciertos, recitales de poesía y distintas actividades culturales.
En 2001, con su nombramiento como responsable del Instituto de Cultura de México en España, Aura se trasladó a vivir a Madrid, ciudad en la que se afincó, y en la que después asumiría el cargo de representante del Estado de Zacatecas en España.
En el blog personal que el escritor creo para comunicarse con sus amigos y lectores, Aura escribió hasta el día antes de su muerte (29 de julio) , en una nota en la que se disculpaba por haber pasado el día anterior en el hospital y no haber podido escribir.
Sólo tres días antes de su fallecimiento (el 27 de julio) , el escritor pedía "perdón" a Milagros, su mujer, por el sufrimiento que le ocasionaba con el "malestar profundo por dentro y por fuera, dolores, incomodidades, tensiones, tristeza (mucha) y desesperanza" que le ocasionaba la enfermedad.


El dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda nació en 1948 en Uruáchic, pueblo minero de la sierra de Chihuahua, al norte de México. Por tradición familiar debió dedicarse a la minería, sin embargo, su vida tomó otros caminos, enfocados a la creación literaria.
Se convirtió en un destacado abogado, pero sobre todo, en una personalidad cardinal de la dramaturgia mexicana.
Salió tempranamente de su pequeño pueblo para continuar sus estudios, no obstante, con frecuencia retornó física o metafóricamente para alimentarse de los personajes e historias que le fueron cercanos, es decir de la sabiduría rarámuri y de la extranjería alemana, francesa y española presente en su tierra.
En 1979 escribió su primera obra de teatro titulada Voces en el umbral, donde recreó la vida de dos mujeres, una alemana y una tarahumara, que ven su vida transcurrir del auge a la decadencia minera.
Su primera obra llevada a los escenarios fue Los ilegales, la cual marcó el inicio de una carrera marcada por éxitos de público, así como el reconocimiento de la crítica y la academia.
Por sus obras de teatro logró obtener diversos premios nacionales e internacionales tales como: Ramón López Velarde 1979, Teatro Nuestra América 1981, Juan Ruiz de Alarcón 1993 y Rodolfo Usigli 1993.
Recientemente recibió la medalla Xavier Villaurrutia, premio otorgado por la comunidad artística del país, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes para reconocer su trayectoria.
Su obra dramática está conformada por medio centenar de textos, obras como Contrabando, La mujer que cayó del cielo, Sazón de mujer o Apaches son la clave de acceso al universo rasconbandiano.
Rascón Banda era el director de la Sociedad General de Escritores de México, y fue ampliamente reconocido por la comunidad teatral del país y por su aportación a la cultura nacional.

lunes, 28 de julio de 2008

Cadáver de ciudad o la poética del cuaderno naranja


Terminé de leer Cadáver de ciudad de Juan Hernández Luna en una estética o debo decir en una peluquería para que la anécdota no parezca demasiado gay. Lo cierto es que el peluquero, o estilista de turno, me miraba intrigado mientras yo remataba las últimas páginas de la novela. Tal vez su extrañeza radicaba en la sonrisa que prevalecía en mi rostro metido entre las páginas del libro. Una vez que arribé al punto final cerré el libro y suspiré de satisfacción, fue en ese momento en que toco mi turno con la tijera. Aún con una leve sonrisa en los labios Eric, mi peluquero, me preguntó: ¿Esta bueno el libro? ¿Cuál es? ¿De que trata, eh? Ese “eh” estaba cargado del sospechosísmo de suponer que se trataba de una publicación de chistes o peor aún de anécdotas lascivas de algún sibarita. Yo compartí a grandes rasgos la trama de la novela esperando interesarlo pero por el contrario, al terminar mi resumen él hizo un gesto de decepción y no habló más. Yo, me quedé desolado por no lograr compartir mi gusto por el humor y la intriga con que acababa de ser bombardeado. Tal vez ese es el secreto de la novela negra y un elemento que no logran los otros géneros. Una novela negra nuca puede ser platicada por un lector con la misma emoción con que el escritor nos la susurra en las páginas de un libro. Es tal vez por ello que lo convierte en un genero de absoluto misterio, velado sólo para aquellos que desean arriesgarse a conocerlo

Juan Hernández Luna nació en 1962 y es autor entre otras novelas de Tabaco para el puma, Yodo, Tijuana dream y Te quiero por guarra amor; su obra ha sido traducida al italiano y al francés.

Cadáver de ciudad ganó el premio Hammett a la mejor novela policíaca en la Semana Negra de Gijón en el 2007, premio que Hernández Luna había ganado diez años antes por la primera parte de esa historia: Tabaco para el puma. La novela Cadáver de ciudad fue escrita hace casi doce años y aun ahora siguen pareciendo una historia escrita hoy mismo por la mañana dada su verosimilitud y complejidad: Skalibur el inmortal, es un mago venido a menos que disfruta de una autoexilio en una apacible playa bajacaliforniana después de haber hecho desaparecer a un perseguido delincuente en plena catedral de Puebla. Esa tranquilidad se rompe cuando el Barrabas lo recomienda para aclarar la castración de un millonario pervertido a cambio de un cheque en blanco. A la par de ello el Skalibur prepara el truco que le permita desaparecer el Ángel de la Independencia. Se preguntará quien esto escucha dónde quedaron los tanates que le sajaron al millonetas y si logró o no desaparecer el Ángel independentista estando tan arribota. Lo interesante no es solamente conocer y sorprenderse con el desenlace de la historia, sino sobre todo disfrutar de la manera en que Juan Hernandez Luna nos lleva y nos trae siempre con humor negro, emoción y tristeza por un submundo tan real como ficticio para la sociedad mexicana; un ambiente tan corrosivo como corrupta es la realidad que lo genera. El gore, la prostitución, la pornografía y las secretas relaciones de poder que se generan a su alrededor son el ingrediente primordial de esta intrigante historia.

Tal vez por mi naturaleza de poeta no pude dejar de sorprender con el hecho de que Ezequiel, el Sakalibur pues, además de sus actos extremos de prestidigitación era afecto a escribir poesía, lo hacia de manera más o menos constante y guardaba sus versos de tristeza y soledad en un cuaderno de pastas naranjas, colección que había logrado nutrir de tal manera que ya hasta había pensado un titulo para ella: “Poemas de la calma completa”. En repetidos momentos de la historia Ezequiel hace referencia a esta particular arte de emancipar las emociones:

Nada como la poesía, pensó, es la forma más práctica de exonerar posmuertos, que de vez en cuando acuden a la cita.
Una cita
Entrada
Compartimiento de otra soledad
Los muertos llegan vestidos de frac
Beben nuestro vino
Se marchan con la madrugada
Dejan preguntas inexactas
Tal es la herencia


Es en este tono poético en que la novela nos hace descubrir la historia arriba señalada, haciéndola por momentos sublime en lo bello y desgraciada en el horror de lo que refleja.

Cadáver de ciudad no solamente es una excelente novela negra, sino una de las mejores novelas de la actualidad literaria mexicana, sobre todo porque guarda con sumo cuidado la complicidad que todo escritor debe tejer con su lector; la de saber que la historia que se narra es un secreto compartido solamente por los dos.

En el personaje del Sakalibur se confirma aquello que ya nos había dicho Joaquín Sabina: “el asesino sabe más de amor que el poeta”, más cuando hay un Cadáver de ciudad de por medio, haciendo de Juan Hernández Luna uno de los más importantes novelistas de nuestro tiempo en virtud de que las historias que cuenta desean ser olvidadas aun por quienes las viven.

Pachuca de soto, 26 de julio,
Feria del Libro Infantil y Juvenil Hidalgo 2008.

jueves, 24 de julio de 2008

La lluvia probablemtne... mañana en la FLIJH 2008

Inician mis participaciones en la Feria del Libro Infantil y Juvenil Hidalgo 2008; serán un total de tres. Mañana viernes estaré presentando mi nueva publicación La lluvia probablemente y otros relatos hiperbreves, en punto de las 17 hrs., en la Sala de Espera del Centro Cultural del Ferrocarril. Habrá venta y firma de ejemplares. Para más información dirigirse a:
Espero puedan acompañarme.
¡Allá nos vemos!

martes, 22 de julio de 2008


Fuera de programa, pero dentro de la Feria del Libro Infantil y Juvenil Hidalgo 2008, en el Centro Cultural del Ferrocarril, en la Sala de espera a las 19.30 hrs del viernes 25 de julio presentaremos el NÚMERO 9 de LA PALANCA... así es, volvimos a las andadas... Inviten a sus amigos. Cuesta lo mismo que el circo: $30.00




Diego José

Poesía latinoamericana. ¿Qué pasó con las vanguardias?

Dirigido al público interesado, a partir del jueves 24 de julio próximo el poeta Jair Cortés iniciará un nuevo ciclo de talleres literarios con el tema “Poesía latinoamericana. ¿Qué pasó con las vanguardias?”.

Los talleres se darán en el curso de este año en ocho estados de la zona centro de la República: Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Morelos, México y el Distrito Federal.

La primera jornada del ciclo organizado por el Fondo Regional para la Cultura y las Artes (FRCA) de la Zona Centro se efectuará en Pachuca, Hidalgo, los días 24, 25 y 26 de julio.

En 2007 el FRCA, integrada por los institutos, consejos o secretarías de cultura de las ocho entidades ubicadas en esta zona del país y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), promovió un circuito literario similar.
Los talleres estuvieron también a cargo de Jair Cortés y desarrollaron el tema “Si la palabra se mira en un objeto, curso de análisis histórico y estético de la vanguardia latinoamericana del periodo 1920-1956″.
“Poesía latinoamericana. ¿Qué pasó con las vanguardias?”, concebido como continuación del taller anterior, se dedicará a estudiar la producción poética de América Latina del periodo comprendido entre 1956 y 1971.
Entre los autores estudiados figuran Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, Jaime Sabines, José Lezama Lima, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Roberto Juarroz, Blanca Varela, Rodolfo Hinostroza y José Kozer.
Cortés explicó que “estos autores son los más representativos de esa etapa histórica y por herencia directa u oposición y negación, dieron continuidad a las vanguardias latinoamericanas de los 20 y 50″.
El poeta originario de Calpulalpan, Tlaxcala, y nacido en 1977 dijo que el taller-curso también se propone comprobar si existen afinidades identitarias, cosmogónicas y estéticas entre los poetas citados.
“Vamos a intentar asentar que los rasgos estéticos y la visión personal de cada uno de ellos, pueden permitirnos hablar de una sola poesía latinoamericana”, comentó el escritor.
El curso-taller se impartirá en dos módulos. Uno teórico, que incluirá el análisis de los autores, su evolución literaria, contexto histórico y publicaciones.
La segunda parte será práctica y consistirá en la elaboración de ejercicios de reflexión y escritura literaria por cuenta de los participantes, y la difusión de estos ensayos y poemas en lugares públicos.
Esta fase del trabajo, novedosa con respecto al taller del año pasado, se propone “tomar por asalto plazas, foros cerrados, mercados públicos, para repartir textos literarios entre la gente”, anotó.
Jair Cortés es autor de los poemarios A la luz de la sangre (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1999), Dispersario (ITC-UIA, 1995-1999), Tormental (Secretaría de Cultura de Puebla, 2002) y Contramor (Lunarena, Puebla, 2003).
Figura en cuatro antologías de poesía mexicana, en 2006 obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Efraín Huerta” y en fecha reciente fue becario del Conaculta, a través del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Tlaxcala, que desarrolla la Dirección de Vinculación Cultural con los Estados.

lunes, 14 de julio de 2008

jueves, 10 de julio de 2008

Será en Chile el V Congreso de la Lengua Española en 2010


El Gobierno de Chile y el Instituto Cervantes firmaron hoy en Santiago el acuerdo para celebrar el V Congreso Internacional de la Lengua Española en el año 2010 en la ciudad de Valparaíso.
La ministra chilena de Cultura, Paulina Urrutia, y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, suscribieron el convenio tras una reunión celebrada en Santiago en la que participó también el director de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus.


El acuerdo recoge "el compromiso de aunar esfuerzos para garantizar el adecuado desarrollo y el éxito de la celebración del V Congreso Internacional de la Lengua Española en Valparaíso".
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, presentará oficialmente el congreso el viernes próximo en el Palacio de la Moneda en un acto al que asistirán, entre otros, el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, y representantes de las restantes 21 academias de esa lengua.


En Valparaíso, ciudad situada a 120 kilómetros al oeste de Santiago, el V Congreso Internacional de la Lengua Española continuará las tareas de los celebrados en Zacatecas (México, 1997), Valladolid (España, 2001), Rosario (Argentina, 2004) y Cartagena de Indias (Colombia, 2007).
La cita internacional tendrá lugar, además, en un año en el que varios países latinoamericanos, entre ellos Chile, conmemoran oficialmente el bicentenario de su independencia.


El congreso será inaugurado el 2 de marzo de 2010 por la presidenta Bachelet y por el Rey de España en una sesión en la que intervendrán tres escritores, entre ellos el peruano Mario vargas Llosa.


Además, en la inauguración se rendirá homenaje a los dos poetas chilenos que han recibido el Premio Nobel de Literatura: Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971).


En el congreso participarán más de 200 lingüistas, historiadores, escritores, empresarios, periodistas, profesores, artistas, editores, responsables de medios de comunicación y otros expertos procedentes de los países hispanohablantes y del resto del mundo.

Rushdie premio a mejor libro en Gran Bretaña


AP


Salman Rushdie es probablemente el ganador del Premio Booker más reconocido. Ahora oficialmente es también el mejor. La novela de Rushdie de 1981 Hijos de la medianoche (Midnight`s Children) fue proclamada el jueves la mejor entre las ganadoras del más prestigioso reconocimiento literario de Gran Bretaña. El libro recibió más de un tercio de los 7 mil 801 votos en una competencia para marcar el 40o aniversario del galardón.


La obra de Rushdie se impuso sobre otras cinco finalistas que incluyen la novela de Pat Barker sobre la Primera Guerra Mundial El camino fantasma (The Ghost Road) y la del escritor sudafricano J.M. Coetzee Desgracia (Disgrace).


Rushdie, quien promueve en Estados Unidos su más reciente novela, La hechicera de Florencia (The Enchantress of Florence), dijo en un mensaje videograbado que estaba ``absolutamente encantado`` con el honor. El escritor británico nacido en India era uno de los favoritos en la contienda por el título al premio a lo ``Mejor del Booker``. Hijos de la medianoche ganó un concurso similar en 1993, en el 25o aniversario del premio. ``Es un libro que siempre aparece en las encuestas de los favoritos del público, así que no es sorpresa ver que gane``, dijo Jonathan Ruppin, gerente de promociones de la cadena de librerías Foyles. ``El no es para todos los gustos, pero desde el punto de vista de un vendedor de libros, los autores que hacen noticia con sus libros son siempre bienvenidos``.


Un panel de tres jueces (un biógrafo, un locutor y un profesor inglés) redujeron a seis finalistas el grupo de 41 ganadores del Booker. El público entonces votó por Internet o por mensajes de texto a través de sus celulares. Los otros finalistas fueron el novelista australiano Peter Carey con Oscar y Lucinda, Nadine Gordimer con El conservacionista (The Conservationist) y el extinto J.G. Farrell con El sitio de Krishnapur (The Siege of Krishnapur).


Nacido en Mumbai (Bombai) en 1947 y educado en Inglaterra, Rushdie saltó a la fama con Hijos de la medianoche, una saga de realismo mágico que entreteje la historia de un narrador, nacido al momento de la independencia de India en 1947, con la historia moderna del subcontinente.
Su novela de 1988 Los versos satánicos enfureció a muchos en el mundo musulmán al punto que el entonces líder de Irán, el ayatola Ruhollah Khomeini, emitió un decreto religioso en que lo condenaba a muerte por blasfemia. Rushdie tuvo que vivir oculto por una década hasta que el gobierno iraní se distanció de la orden en 1998, diciendo que no apoyaría ningún esfuerzo para matar a Rushdie. Desde entonces ha retornado gradualmente a la luz pública y gran parte de su tiempo lo pasa en Nueva York.

El sonido de Gaia

Aves oscuras surcaron el cielo de un día recién nacido. Divino aleteo que te nombraba: imaginaria luz del ciego. El silencio que hasta entonces todo lo dominaba fue condenado al exilio; era la vida, con su incesante e inexplicable sonido: bullicioso viento que todo lo emancipa, el agua sedienta de sal que sigue corriendo, la roca impetuosa que se enfrenta a si misma y el codicioso fuego que todo lo forja. No hubo lugar de la reciente geografía en que esos ruidos no se aparearan, con los ecos formados por las cañadas y con los silbidos que nunca bajan de las cimas. Emergió también de las profundidades que sus ancestros habían erigido como templos, donde siglo tras siglo fueron tejiendo sus creaciones, experimentando, combinando a precarias especies vestigiales. La marea que arrullaba contrapunteó. Lentos pero incesantes chasquidos de aletas que prometían evolucionar en pesuñas y por fin en plantas. Branquias que asfixiadas por la limpieza del viento dieron paso a los poros que nos permitieron la vida. También vino del cielo, cayeron soles hambrientos y terribles en una llovizna de siglos. Cada gota incandescente fue un embate que moldeó los continentes.

Recién llegados recordaron los odios que los forjaron y pacientemente urdieron la venganza, el martirio susurrado por las voces; aquellas que se escuchaban cuando todavía ninguna palabra era creada. La lumbre entonó himnos ensordeciendo las cortezas de los árboles y las raíces de las flores. Todo lo aturdido se volvió ceniza y grano a grano convocó a la lluvia. El desden de la tormenta, trueno a trueno, negó toda respuesta. Ellos lo sabían y se guarecieron en las entrañas de la madre que arroja flores lilas a los días nublados, firmamentos despejados para los pétalos blancos; rugido y beso al unísono. Los pocos nonatos salvaron la vida, hilvanaron las horas y los días, machacando flores traídas por el viento, incrustadas finamente en su guarida. Con el zumo multicolor tatuaron en al piedra siluetas de animales imaginarios, vistos apenas en los más oscuros rincones del sueño; ellos ahí con lanzas y valentía los otros allá con miedo y crías. La luz, sagaz mirada insistente y sedienta de temores, los hurgaba con sus dedos magnánimos y su lengua decadente, entre las viseras pétreas que los paría. Piedras que laten; secreciones de polvo.

Segundo número de"Los Hijos del alebgrije"