En un par de líneas de su más reciente libro, Juan Villoro opina que “Escribir significa desorganizar sistemáticamente una serie, el alfabeto. Del mismo modo, evocar significa desordenar sistemáticamente el tiempo”; del mismo modo, añadiría yo, la poesía significa desordenar sistemáticamente el futuro.
Sus ojos videntes recorren la cordillera / Ahora, ata sus collares a la manera de una crisálida, / traslúcida y berila.
Daro Soberanes, poeta y ensayista nacido en Ecatepec de Morelos, pero radicado en Hidalgo (entre Tizayuca y Pachuca) desde hace ya suficientes años para considerarlo un autor local, nos presenta su primer poemario titulado “Clarividencia / Libro de versos I”, aparecido bajo el sello Borroughs Editorial, este 2024. En esta ópera prima, el poeta cierra los ojos para, concienzudamente, desordenar el futuro.
Esquirla de un cuerpo, / respira lo que vendrá: (…)
A lo largo de los veintiséis textos que componen este libro, el poeta nos conduce, por las vivencias de propias expuestas a través de personajes (literarios e históricos) quienes extraídos de su contexto se convierten en marionetas poéticas que cobran una nueva identidad en las manos de su titiritero incidental.
Avizoré lascivia, / tus caricias que hieden, decoloradas, / manta de Leviatán.
Los versos, propios del surrealismo que el autor reconoce como principal influencia, requieren del lector un ejercicio profesional de reflexión, son trastocar la capacidad de asombro que cada uno, ciegos también de la realidad, debemos ejercer al adentrarnos en el universo creado por el poeta.
(…) hizo encresparme como una larva que se impresiona por los hermosos paneles de su colmena.
¿Los temas? Aquellos que a la humanidad han dado forma desde su interior; el erotismo y su reflejo, el olvido; la existencia y el reverso de su moneda, la muerte; un ciclo perpetuo que puede adivinarse al momento de vivirse, con el desenfreno divergente del proceso de creación. Dicho lo anterior, la imaginación es el as de una mazo que se ha dispersado sobre una mesa ocupada por dos contrincantes, el adivinador y un escéptico cautivado.
Armónicos timbres de la muerte / en el resuello de los campos y en el amanecer de las uvas.
Pero Daro (como nos referimos a él quienes le conocemos y hemos tenido el placer de ser contertulios de sus charlas y análisis sobre literatura), no se queda en la “profunda superficie” de la musicalidad y las imágenes poéticas bien construidas, asume como un deber la “utilidad” social de quien y lo que se escribe, pues al ponerle punto final a sus líneas el escritor debe levantarse de su silla a transformar el mundo con sus propias manos, al menos la parte del mundo que quepa en ellas.
El elogio no es el privilegio, y se toma como una lisonja. // Es esta forma: la del arquero y la de su arco, sagita. / ¡Y lo sabemos! ¡La variación es idéntica!
Admirador de Alfonso Reyes, Soberanes pertenece a la estirpe de aquellos convencidos que el pensamiento es una virtud, la cual no debe derrocharse y por el contrario, dilatar su polinización es un rasgo de sabiduría. Por esta razón, el poeta Daro ha esperado hasta ahora para compartirnos versos escritos hace un poco más de quince años, iniciando con ello el zurcido de varios poemarios que nos permitirá, en orden cronológico, la materialización de una obra ya urdida, latente y brillante.
La esquiva rama presagia / (La rama oscila) / La irascible hoja en húmeda celosía.
Hemos sido testigos, alrededor del último lustro, de la actividad cultural que Daro Soberanes impulsa en Pachuca y que es eco natural de su quehacer en otros lares de la Ciudad de México y sus suburbios, y que abrevan de la reflexión y el análisis del acto poético. Forma parte de algunos colectivos, entre ellos “El Ojo de Faetón” un círculo que desmenuza, a través de ciclos tesoneros donde invitados exponen un tema sobre literatura y artes; los que han sucedido en Pachuca han refrescado el ambiente intelectual de la ciudad.
En las alturas el viento hace surcos sobre la yerba que / crece de las salientes. / Encima, el color vetusto de la planicie.
“Clarividencia / Libro de versos 1” es apenas el atisbo de un quehacer poético que el autor ha decidido mostrar a la luz y que obtendrá todo su peso artístico al verse completada como la trilogía que el propio poeta ha imaginado para este año que ya hemos abierto en canal. Un libro nada sencillo, pero intensamente honesto, tanto que el autor le añadió un rasgo poco común, un glosario lexical que al final del compendio permitirá al lector confirmar sobre su individual premonición.
Es un hábito que se profiere en cada aliento / y se prolonga cuando el sol clarea.
Es, al fin de cuentas, un hábito que Daro Soberanes ha cultivado a lo largo de su vida, el de avizorar el futuro en cada línea que la mano oculta, en una suerte de bola de cristal que anuncia equívocos que la obscena realidad materializa fuera de la intimidad que este libro nos ofrece, sólo para darnos cuenta de que usar la palabra para trastocar el porvenir es la única manera de afrontarlo.
Sopla la calma / como un reloj sin uso en el bolsillo de un hombre que /descansa en la viña, y que come uvas.
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