No es una alteración en
la Matrix. Por el contrario, es el ajuste para reparar la anomalía provocada
por los escándalos de índole sexual que sacudieron hasta lo cimientos a la
Academia Sueca el años pasado. Fue así que la semana pasada fueron anunciados
los premios Nobel de Literatura correspondientes al 2018 y 2019: Olga Tokarczuk
y Peter Handke, respectivamente.
El Nobel de Literatura
nunca ha tenido dos galardonados en un mismo año, cosa que ocurre con cierta
regularidad en las otras disciplinas reconocidas, química, medicina, física y
hasta el de la paz cuando el galardón va a una cauda, un avance científico
realizado en conjunto. Pero el de literatura nunca hasta hoy con la salvedad de
que corresponden, cada uno, a años distintos, por lo que su carácter univoco
permanece.
Los galardonados son
escritores europeos que han luchado infatigablemente, también desde las letras,
contra la ultraderecha y el conservadurismo exacerbado que ha llenado de
cicatrices bélicas el viejo continente. Aquí un par de retratos hablados de
ellos dos:
Olga Tokarczuc, nació al
oeste de Polonia hace 57 años. Es psicóloga y lo mismo ha explorado la poesía,
la novela, el ensayo e incluso ha hecho adaptaciones para teatro. Se considera
discípula de Carl Jung, no sólo como terapeuta, también como creadora. Uno de
sus primeros trabajos fue en un hospital psiquiátrico, en los cambios de turno
o cuando volvía a casa, ya de noche, escribía. Si pudor hace culpable a Edgar
Allan Poe de su devenir como escritora, aunque un par de rusos, Gógol y Chéjov,
fueron parte de la conspiración. Admira
también a Thomas Mann y piensa que “escribir novelas es como contarse cuentos a
uno mismo, como hacen los niños antes de dormir, utilizado el lenguaje que se
encuentra en la frontera entre el sueño y la conciencia”.
Su primera novela
apareció en 1993, se llama “el viaje de los hombres del Libro y recibió el premio de la Asociación Polaca
de Editores de Libros. De ahí una cascada de libros fundamentales para entender
la literatura del transbordo de siglos: “Historias últimas”, la historia de
Polonia y Ucrania desde los ojos femeninos; “Los errantes”, primera novela
polaca en ganar el prestigioso premio Man Booker Internacional, una constalción
de fragmentos para unir por el lector, dice la autora; entre muchas otras. Hay
que decir que poca de su obra esta traducida al español, lo que por supuesto,
cambiará a partir del Nobel.
Por su parte el austriaco
Peter Handke es un autor ampliamente conocido entre los lectores hispanoparlantes.
Forjó su literatura en lengua germana y se convirtió en un crítico puntilloso
de la caos nacionalista que azotó (o azota) el centro de Europa. Cree que la
novela “es apenas un largo poema épico, donde lo que importa no es la ficción
en sí misma, sino la consecuencia de las casualidades.” Es pues un asunto
sencillo para él, pero con el que revolucionó la literatura europea
convirtiéndola en una respuesta rabiosa a al barbarie de la Segunda Guerra
Mundial.
Títulos como “La gran
caída”, “La mujer zurda” y su clásica obra “El miedo del portero al penalti”,
además de su trabajo como ensayista lo han convertido, desde hace muchos años
ya, como un autor de culto y sus lectores conforman una multitud.
Cuenta que, después de
recibir la llamada de la Academia, salió a dar una paseo por los bosques
cercanos a su casa a las afueras de París. Al volver lo abordaron un grupo de
periodistas que desafiaron su fama de escritor malhumorado, él los invitó a
pasar y dio sus primeras declaraciones. Dijo tener sensaciones extrañas,
alejadas de la felicidad pero cercanas a estar emocionado: “Como escritor has
nacido culpable. Y hoy, a esta hora, no me siento culpable, me siento libre”.
Dos escritores libres en
un continente que ha sido, por largos periodos de la historia, una prisión de
odio y terror.
Paso
Cebra
Lamento profundamente el
asesinato del poeta chihuahuense Enrique Servín Herrera, activista, defensor de
las lenguas indígenas y destacado autor del norte; además, traductor de un
poeta íntimamente ligado con Hidalgo, el noruego Torgeir Rebolledo Pedersen.
Descanse en paz.
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