Yo quería, esta semana, regresar a reseñar un libro en este espacio. De verdad, lo quería. Sin embargo lo que ocurre en la política cultural de nuestro país es verdaderamente preocupante. De momento, en la actividad cultural del estado no lo hemos resentido y hay quien diría que estamos más acostumbrados a los presupuestos famélicos que los creadores de la capital del país que ha recibido la primera oleada de recortes y abandono por parte de la autoridad cultural.
Sin embargo, si hacemos un alto en el camino y trazamos perspectiva de lo que nos espera para el próximo año el escenario es por demás desalentador. La cancelación probable del FONCA, o al menos sus reducciones, afectarán determinantemente los programas que se apoyan parcial o totalmente en Hidalgo, incluso con un desenlace altamente probable de desaparición.
Pero lo mismo está ocurriendo con la ciencia, incluso con el deporte. Con el argumento de que en México hay otras “necesidades primarias”. Sin duda las tiene. La pobreza, el hambre, la desigualdad, la violencia, pandemias que no desaparecieron el primer día de diciembre de 2018 como se había prometido y como ingenuamente se había creído, siguen ahí, punzantes e hirientes para todos los mexicanos, incluidos aquellos que piensan que no padecen al menos una en carne propia. ¿Recortar los presupuestos para cultura solucionará el problema? ¿Eran tan grandes las cantidades de dinero público que se destina al apoyo de la creación que con eso solucionaríamos al menos una de las calamidades señalas? Quien piense así, esta completamente equivocado.
Ayer leía una cita del gran Victor Hugo rescatada por Adriana Malvido: “Los recortes presupuestales a las ciencias, las letras, las artes son doblemente perversos porque ‘son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivos desde todos los demás puntos de vista’”. El autor de los miserables dijo esto en ¡1848! ¿No que la memoria era el principal arma de la izquierda para no caer en los recalcitrantes errores que se señalaban en el pasado? ¿No que la cultura era el estandarte? ¿No que no hay revolución si no hay cultura? Se equivocan señores. No hay transformación posible sin cultura y sin ciencia y sin deporte y sin todos aquellos sectores que se la han pasado despreciando. Así me lo enseñaron en mi casa, un verdadero hombre de izquierda, mi padre.
Esto que hacen desde la cuarta transformación es perverso. No hay en la historia dela humanidad un ejemplo en que el soslayo a las humanidades haya traído buenos resultados. Por el contrario, Mao y Gadafi, con sus libros rojo y verde respectivamente, son ejemplos no muy lejanos de que el único devenir posible de la nulificación del arte y la cultura es el despotismo dogmático: ¡Que nadie escriba más libros, el presidente ha escrito el más importante, el que verdaderamente importa y el que todos están obligados a leer!
Y así se suceden con recortes en programas editoriales ya autorizados, senadoras que calumnian a los artistas (cuando ella misma se dice ser una), festivales de cine que se quedan sin dinero, los científicos se quedan sin la posibilidad de salir al extranjero a medir el avance y la calidad d esus investigaciones, selecciones representativas que ya estando fuera de México no reciben sus viáticos, etc., un largo y penoso etc.
Los que crean que se están ahorrando en cultura, ciencia, deporte, lo gastarán al doble en cárceles y centro de tratamiento de adicciones, ya lo verán.
Paso cebra
Al menos una buena noticia en la semana: Se dieron a conocer los resultados de los Premios Estatales de Cultura que tanto resquemores habían provocado para algunos en la comunidad cultural, no los premios, sino el proceso de convocatoria y los tiempos.
Los resultados alivian a todos, no veo un premiado que acuse inquietud o negativa por parte de ningún miembro de la comunidad creadora hidalguense, en cada caso es bien merecido; la selección fue acertada. Felicidades a todos, la próxima semana hablaremos de cada uno. A pesar de lo que se diga, la Secretaría de Cultura está haciendo bien su trabajo.
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