Fearless es muy hermosa
y, por si eso fuera poco, tiene talento para la poesía. En una pequeña ciudad
de Hidalgo, donde vive desde niña, conoce a un tipo que también escribe, en
realidad es un escritorcete pero ella tarda en descubrirlo. Él usa algunos de
los poemas de ella para un libro, aunque ofrece darle su crédito coloca su
nombre pequeño, casi imperceptible. El escritorcete trata de enamorarla pero
ella tiene planes de boda y los cristaliza. Él se siente rechazado pero lo
oculta tras una amistad incondicional; sólo es una fachada. Ella sigue
confiando en él cuando le ofrece apoyo para publicar su primer poemario, le
cobra por un servicio que no le da y ella termina pegando libros a mano en la
cocina de su casa días antes de la presentación. Fearless tienen buen corazón y
está decidida a salir de un trompicón afectivo y sacar a su hijo, lo que más
ama en el mundo, adelante. El escritorcete aún vive enamorado de Fearless y,
aunque sigue sin ser correspondido o tal vez por eso, ejerce sobre ella un
control dictándole los pasos que tiene que seguir en su carrera literaria (los
disfraza de consejos interesados); con quién tiene que relacionarse, dónde
tiene que ir a leer, qué tiene que escribir. Fearless se da cuenta de ello y
comienza a ignorarlo, a tomar sus propias decisiones, a enlazar complicidades
literarias con quien ella decide y cree conveniente. El escritorcete monta en
cólera y la amenaza, le dice que elle debe hacer lo que él dice. Fearless lo enfrenta
y decide hacer lo que mejor le place. El escritorcete comienza a hablar mal de
ella, no solamente ha sugerir que mantenían una relación de amantes, sino a
decir que él le había “arreglado” su poemario, lo que significaba que había
tenido que reescribirlo por completo; nada más falso, el escritorcete tiene un
talento ramplón, muy por debajo del talento de ella. Fearless se siente
atemorizada, agredida, humillada, pero decide hacer caso omiso y seguir
adelante. En esos tiempos Fearless inicia una relación afectiva con otro
escritor, se aman, son cómplices de parrandas literarias; el impulso amoroso
dura varios meses en que ambos son felices y escriben el uno para el otro.
Cuanto el escritorcete se entera, monta en cólera, la insulta por messanger, la
desestima y la amenaza con el desprestigio, con decir que es una oportunista,
una puta. Los mensajes han quedado titilantes como prueba de ello. Fearless se
sacude, se preocupa, se siente nuevamente violentada, vulnerable. Con un gran
esfuerzo logra ignorarlo y bloquea toda posibilidad de una nueva agresión. Está
tan contenta en ese momento que decide seguir adelante y enfocarse en su
desarrollo literario, el cual le tiene muy ocupada con un nuevo libro y varios
proyectos editoriales. Fearless conserva en el fondo de su corazón cierto
temor, sigue sintiéndose agredida por las posibles calumnias del escritorcete.
Quiere dejar todo atrás. Prefiere enterrar en el olvido lo ocurrido; “no darle
importancia”. Ha considerado alzar la voz como muchas otras compañeras lo han
hecho a través de #MeToo pero ha preferido cederme el honor de contar, a
grandes rasgos, su historia. El escritorcete merece ser señalado (parece que
Fearless no ha sido la única); ellas, sus víctimas, decidirán cuando ponerle
nombre y apellido.
Paso
cebra
La manera en que ha
evolucionado el movimiento de #MeToo ha dado un vuelco dramático. El suicidio
de Armando Vega Gil no puede tomarse a la ligera, pero el derecho que tienen
ellas de contar sus historias, tampoco. Un acto no debe desestimar al otro,
pero tampoco uno debe convertirse en el pandemónium a razón del otro.
Tal vez debamos pensar
como lo hizo Mandela cuando logró, tras mucho sufrimiento, liberar a su pueblo
del apartheid y convertirse en presidente de Sudáfrica; aceptar las
consecuencias de nuestros actos y caminar hacia una reconciliación. El tema da
para mucho más. La próxima semana otra historia que debe ser contada y la
lejana posibilidad de dar por zanjado el tema.
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