La vocación de
los poetas es la de renombrar los objetos. Para muchos esta tarea ha
significado la oportunidad de crear nuevas palabras, incluso un nuevo lenguaje;
por ende, también es costumbre de los narradores la alquimia de los conceptos.
Pero tal vez los novelistas tienen la vocación más arraigada de reinventar y
rescribir el significado de las palabras, de ciertas palabras, las suyas,
aquellas que van construyendo su propia obra.
Obsequioso en
estos menesteres fue Julio Cortázar, escritor argentino que nos legó una obra
inmensa, en contenido tanto más que en cantidad (y eso ya es decir bastante),
en el maravilloso arte de renombrar los objetos, de reinventar las palabras. La
cereza de ese pastel, o dicho mejor en términos Cortazianos, la última vuelta
de ese luminoso laberinto, es el libro: “Cortázar de la A a la Z. Un álbum
biográfico”. ¿Pero quién podría tener la visión absoluta del mundo de Cortázar
sino él mismo? La edición corrió a cargo de Aurora Bernardéz (nadie mejor para
esta tarea que se antojaba imposible), primera esposa y albacea de Julio, quien
a pesar de su separación, siguió manteniendo una estrecha relación con él hasta
sus últimos días; ella, junto con Carles Álvarez Garriga, experto de la obra
del argentino, se dieron a la tarea de desenmarañas todas aquella cosas que
rodeaban la personalidad de uno de los escritores más influyentes de la
literatura latinoamericana para hacer con esas palabras, esos conceptos que
acompañaron la cotidianeidad de Cortázar, un diccionario que ilustra
detalladamente los vericuetos literarios que habitaban en su imaginación.
Resulta pues una
especie de mapa para andar sin extravíos (o más bien para deleitarse en ellos)
por la obra de Julio Cortázar: fotografía del autor, otras tantas tomadas por él
mismo Julio, cartas, postales, sus manuscritos, sus portadas, notas sueltas
(mucho de este material inédito); acompañadas todas ellas por textos extraídos
de sus libros, así como un puñado de textos inéditos que hacen las veces de
significados personales y que en mucho casos terminan siendo la vuelta de
tuerca para el disfrute del mundo de “Rayuela”, de “Final de Juego”, de “Todos
los fuegos del fuego”, etcétera; paisajes interiores, redes de ideas que van
discurriendo como una cascada sin fin.
Encontraremos
entonces a las personas: sus amigos, las mujeres que compartieron su vida, los
gatos, su familia; pero también los objetos, la pluma fuente, la máquina de
escribir, el sillón, los discos, la trompeta, los libros, la pipa; también las
ciudades y sus países: Bruselas, Buenos Aires, París, Zihuatanejo, Nicaragua,
Chile: sus pasiones: viajar, la poesía, el jazz, pasear, filmar, leer; pero
también sus desesperanzas y angustias: la política, sus divorcios, la
enfermedad, la vejez. Todo contenido en cada letra del abecedario (al que por
cierto le falta la Ñ, letra difícil paro emblemática) y dispuesta para el
disfrute estético del lector con diseño lúdico de Sergio Kern. Julio Cortázar
opinaba que la poesía debía de ser sobre todo lúdica, resulta pues que este
libro es un poema absoluto a su vida y a su obra.
No es de extrañar
que aún los más devotos lectores de Julio Cortázar se sorprendan de lo que este
libro revela; no solo un Julio docto al extremo en el arte de escribir tanto
literaria como epistolarmente, también un julio que apreciaba la compañía de
sus amigos, que se divertía con el engañoso juego de la fama, que disfrutaba el
acto de traducir y de apreciar el arte, que se reía de sí mismo pero sollozaba
ante la desgracia humana. Eso. Se devela en estas páginas un Cortázar
profundamente humano, contradictoriamente humano, sencillamente humano,
desacralizándolo, por fortuna. Editado en 2013, el libro significó uno de los
tantos actos, literarios o personales, para la celebración el centenario del
nacimiento del Cronopio mayor y resulta en sí mismo una oportunidad —para nosotros
los Cronopios menores y alguno que otro Fama— de fisgonear por los más íntimos
reductos de la vida de un hombre inolvidable que parece haber profetizado con
humor su opinión sobres esta biografía ilustrada: Toda biografía es un sistema de conjeturas; toda estimación crítica,
una apuesta contra el tiempo. Los sistemas son susceptibles y las apuestas
suelen perderse. Un libro único sobre un hombre inolvidable.
Antes de terminar
lo invito a compartir juntos más recomendaciones literarias, acompáñeme el próximo
sábado en punto de las 18:30 horas en el programa de radio “Bibliófono,
literatura para escuchar”, que se trasmite por Bella Airosa Radio, 98.1 de
frecuencia modulada. Hasta entonces.
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