Nada como una
buena charla. Nada como encontrar un buen interlocutor. Pero mejor que eso,
nada como encontrar a alguien que escucha. De ahí que delicado y antiguo es el
arte del dialogo, base fundamental de la entrevista, la cual, siendo un género
periodístico, ha ido dando pasos dentro de la literatura más allá de una simple
herramienta; hay quienes incluso la consideran ya un género literario.
Uno de ellos es
Evodio Escalante, quien escribe el prólogo del libro “Con-versatorias II.
Entrevistas a poetas nacidos en los 50” de Ricardo Venegas, –edición que ha
visto la luz en los últimos días del 2015–, y donde destaca las cualidades de
quienes coinciden en estas páginas, los entrevistados por supuesto (su
selección y sus respuestas), pero también del entrevistador (las lecturas que
formulan sus preguntas, las respuestas que vislumbra conseguir de sus
interlocutores): Pienso que Ricardo
Venegas ha logrado, con conocimiento, como ya dije, pero también con intuición,
un ramillete de entrevistas en las que cada poeta sale de la cárcel de lo
habitual para mostrar su rostro más auténtico y sus preocupaciones más hondas
respecto a su trabajo como poeta.
Y a partir de
estos vestigios que el prologuista nos deja, nos comenzamos a sumergir en una
serie de conversaciones detonadas por preguntas puntillosa y profundamente, sin
inocencia, más bien con un amplio conocimiento, no solo de las biografías de
cada uno, sus carreras, premios, ocupaciones; sino también el conocimiento que
da el recorrido por la obra poética de cada personaje entrevistado; logrando
retratos hablados delicados e íntimos, pocas veces encontrados en otras
entrevistas que más parecen una encuesta de población.
Escalante destaca
también como prologuista la universalidad del entrevistador, la capacidad que
puede lograr para inocular en cada pregunta la curiosidad de los demás: “El que
pregunta es el mismo y a la vez los otros miles que carecen de rostro, pero que
en un momento dado pueden descubrirse reflejados en las preguntas y
contestaciones.”
Pero antes de
poder identificar la inteligencia y preparación con que Ricardo Venegas adereza
cada pregunta, salta a la vista el respeto, no solamente el que el autor tiene
por el oficio del periodista cultural, sino sobre todo el respeto que tiene por
el lector reflejándolo en el respeto que tiene por cada uno de los
entrevistados; muchos de ellos no solo han sido maestros de Venegas, sino que
también se han convertido en sus amigos y seguramente han compartido juntos
muchas horas literarias, esto no nubla la mente del que pregunta y al momento
de encender la grabadora tienen el atino de hablarles de “usted”. (Cómo se
extraña ese respeto del entrevistador en estos tiempos, cuando cualquier
mequetrefe del noticiero matutino tiene la desfachatez de hablarle de tu lo
mismo a Serrat que a un cantantillo de tercero o a un senador de la República.)
Los poetas
seleccionados como sujetos de los interrogatorios literarios de Venegas son:
Carmen Boullosa, Héctor Carreto, Sandro Cohen, Neftalí Coria, Margarito
Cuellar, Jorge Humberto Chávez, José María Espinasa, Agustín García, Laura
Elena González, Ethel Krauze, Eduardo Milán, Myriam Moscona, Juan José Ortiz
García, Blanca Luz Pulido, Lucia Rivadeneyra, Silvia Tomasa Rivera, Bernardo Ruíz,
Marisa Trejo-Sirvent, Alejandro Sandoval Ávila, Marianne Toussaint y Minerva
Margarita Villareal. Algunos más conocidos que otros, pero todos ellos
ganadores de premios diversos, becarios en un sin número de oportunidades,
autores de hordas de poemarios que deambulan los mismo por las librerías que
por los plúteos de incontables libreros. Todos y cada uno de ellos poetas de
cepa comprobada, pertenecientes a una generación muy grande no sólo
demográficamente, sino también en la cantidad de premios y reconocimientos
obtenidos.
La mayoría de los
entrevistados discurren con gozo y deleite por sus experiencias como poetas,
las definiciones, los autores y los poemas que los han marcado y en ocasiones
guiado en su obra, dejando ver la dificultad propia del oficio, la falta de
seriedad de muchos poetas jóvenes y la carencia de espacios para discernir
sobre la poesía; es ahí donde este libro adquiera una virtud inquietante, se
convierte en ese añorado lugar para el análisis, la discusión y la prospección
del acto poético y la estética que debe contener.
Ricardo Venegas,
el responsable del volumen, es también poeta (y editor, y practica en algunos
otros artilugios relacionados con la literatura que desarrolla con mucho
acierto), y sabe muy bien del poder que tiene un poema, conocedor también de
los intrincados e inhóspitos caminos que llevan al poeta por el ejercicio de su
oficio, de ahí tal vez su interés, y diría yo, necesidad, de conformar un libro
como este.
“Con-versatorias
II…” de Ricardo Venegas se convierte pues, en un referente imprescindible para
conocer y entender a los autores de la “Generación de los 50” –concepto
atribuido, por cierto, al poeta y crítico hidalguense Arturo Trejo quien lo
menciono por primera vez en la revista “Memorias de papel” en 1991–, así como
entender y disfrutar las bambalinas de una parte importante de la poesía
mexicana.
Para compartir
más recomendaciones literarias acompáñeme el próximo sábado en punto de las
18:30 horas en el programa de radio “Bibliófono, literatura para escuchar”, que
se trasmite por Bella Airosa Radio, 98.1 de frecuencia modulada. Hasta
entonces.
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