José Manuel Solá
Me preguntas si creo en los milagros y la respuesta es simple: no sé, no sé por qué creoen los milagros. Mira, no soy científico ni soy filósofo. Tal vez mi respuesta deberá serque creo porque vivo en medio de un millón, de mil millones de milagros. O porque hetenido unos cuantos al alcance de la mano. Después de eso... no sé más.Despertar cada mañana y ver la luz como un recién nacido, para mi es un milagro. El aguay aún el mismo hecho de sentir sed, es un milagro o así lo siento yo. Poder responder el"buenos días" de un desconocido en una calle cualquiera de cualquier ciudad, de cualquier paísdel mundo, para mi no es un misterio, para mi es un milagro. Poder cantar cuando tengo milrazones para llorar, es un milagro. Un beso de amor es un milagro. Escuchar las CuatroEstaciones de Vivaldi es un milagro. Ver una vieja película de Chaplin es un milagro. Quedarmeextasiado contemplando las obras de arte de Miguel Ángel o Salvador Dalí o Van Gogh, es unmilagro. Todo artista, creador, comediante o payaso que puede darle alas a mi imaginaciónpara mi es un milagro; ellos son hacedores de milagros.Un tren que pasa a la distancia, un barquito, un avión que transporta seres vivos de un destinoa otro por tierra, mar o cielos, es una maravilla: es un milagro. Porque el cerebro humano -eseuniverso que aún no comprendemos del todo- y su ingenio... es un milagro. Acumular datos yrecuerdos durante veinte, cincuenta, cien años, en el cerebro y traerlos por el cordel luminosode la memoria, es un milagro. El átomo es un milagro; habrá quien pueda disgregar el átomopero aún nadie ha demostrado la capacidad de crear uno solo.
El hecho de que tú, apenas a la distancia de la esquina de la calle en que vivo, puedas leer estaspalabras... bueno, para mi eso es un milagro. O tal vez que pueda ser leído por alguien, conocido odesconocido, en otro continente o, ¿por qué no?, en un planeta perdido en algún universo que aúnno hemos descubierto... ¡caramba!... para mi es un milagro.El vuelo de los pájaros, la mirada de un perro, el campesino que canta mientras que sudorosoy cansado procura el pan de los suyos, la niña que contempla -con ojos maravillados- la lluvia quese escurre por el cristal de una ventana, el cometa o papalote que un niño descalzo encampanadesde una montaña, el grano de café que parece reventar en el arbusto y las manos arrugadas que lo recogen... Según mi alma, todo eso es un milagro.
Creer en Dios cuando los científicos y los filósofos, los sabios y los revolucionarios insisten, conpruebas que yo no puedo refutar, en que no existe; seguir creyendo en Dios en este mundo convulso que lo niega... para mi -y perdóname que te lo diga- para mi es un milagro.Pero, es cierto: yo no puedo explicarte por qué creo en los milagros... Sólo sé que tu abrazofraternalmente solidario es el mayor milagro. Así sea siempre.
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