lluevo desde la furia de la lengua / y muy
después luego el viento / del grito de lo que cae y se rompe
El sonido de los
instantes y la memoria que los contiene. La imagen que permanece, latente y
escurridiza dentro de nosotros. El ruido de las cosas que conservan en su
esencia el destino de la fractura, de lo efímero. El estruendo de lo que parece
no emitir ni un susurro.
como el mar que retumba en el hueco de la mano /
la palabra explota
De estas materias
se compone el segundo y más reciente poemario de Alfonso Valencia, titulado “El
grito circular de la gota que muere en la piel del estanque” y publicado en
diciembre de 2014 dentro de la colección FOECAH 20 AÑOS del Consejo Estatal
para la Cultura y las Artes de Hidalgo. Sus páginas tersas en apariencia,
contienen la hecatombe propia de la poesía arrojada y propositiva, detonada
apenas por la presencia, tal vez inocente, tal vez incisiva, del lector.
el fuego / un animal en el espejo siguiendo el
rastro de lo que fue
El libro está
dividido en dos partes: la primera de ellas nombrada “La memoria de los espejos”,
donde el poeta explora la desgarradora realidad de lo efímero, su belleza y la
naturaleza que la forja, sentenciando que detener su fugacidad acabaría con su
hermosura. La sección abre con imágenes precisas, generando un ambiente donde
convive la esperanza de lo encontrado, la desazón de saber que aún lo
encontrado sigue perdido, alejado de nuestro deseo y sujeto a él como un
designio; se trata de un inicio construido con aplomo.
¿qué mano pondrá fin a las palabras? / ¿qué grito
al mediodía? / ¿qué andar a la barbarie?
La segunda parte,
“Cuarto de revelado”, a su vez esta subdividida en tres actos, tres momentos
donde la idea de la poesía como una emulsión donde el poeta va capturando
momentos (in)dignos de ser recordados, permanece. Es esta, sin duda, la sección
más vanguardista, donde el poeta experimenta con la palabra como una suerte de granulo
de plata que una vez expuesta a la realidad, va dando forma a aquello se mira y
se considera suficiente para ser encerrado en una página: la imagen final de la
realidad.
las tomas bruscas explosiones de luz /
exposiciones incorrectas / una belleza incomprensible (…) tendré que hacer
memoria en otra parte / traiga el sobre y arrójelo a las llamas
En su conjunto “El
grito circular de la gota que muere en la piel del estanque” es prueba
fehaciente del oficio de su autor, así como del interés por explorar la poesía como
un lugar inhóspito y desconocido, elaborando en el trayecto un discurso que da
fe de su tiempo y circunstancia, escrito con elegancia al momento de usar el
lenguaje y salvajismo al momento de transformarlo en poesía.
somos ostras / que no saben que sus perlas se
volvieron semillas / de la tempestad
Hace un par de años,
un mequetrefe, yermo de talento y petrificado por la envidia se atrevió a decir
que para ganar una beca había que ser, palabras más palabras menos, “fulano,
mengano, Alfonso Valencia y perengana“. Ojalá. No que todos fueran Alfonso
Valencia, pero ojalá que todos escribieran con la audacia y el temple con que
Valencia sostiene su pluma; ojalá la poesía que se escribe ahora fuera más
Alfonsina y menos “mequetrefiña”; el circunspecto refería además en su soez
comentario una mafia, no hay que tener ni dos dedos de frente para saberla
ficticia; pero si a una mafia pertenece Valencia es a la del talento, el arrojo
y la constancia. Eso se nota en cada verso suyo.
aún así nosotros / no podemos marcar el lugar
donde muere una ola / ni señalar el borde de una sombra
Alfonso Valencia,
joven poeta nacido en los ochentas, confirma con “El grito circular de la gota
que muere en la piel del estanque”, que su viaje (a la vanguardia) a través de
la literatura hidalguense, apenas comienza, será largo, fructífero y determinante.
¿cómo volver si nos habita el horizonte?
Reseña publicada en la sección Cultura de El Sol de HIdalgo,
el jueves 10 de diciembre de 2015.
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