“Una vez que
hayas probado el vuelo andarás por la tierra y tus ojos mirarán hacia el cielo,
porque una vez has estado allí(…)”. De todas las frases que nos dejó, es ésta
la que describe de mejor manera la curiosidad y el ingenio del más renacentista
de todos los hombres del Renacimiento: Leonardo Da Vinci.
“Leonardo Da
Vinci y la idea de la belleza” es una suerte de catálogo de la exposición que
se exhibió en el Museo del Palacio de Bellas Artes entre los meses de junio y agosto
de 2015. Editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el
Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo del Palacio de Bellas Artes, la
Fundación Mary Street Jenkins y la asociación denominada Amigos del Museo del
Palacio de Bellas Artes; el libro incluye no solamente las piezas que conformaron
la exhibición, sino que nos permite una serie de ilustraciones “no davincescas”
que nos permiten conocer el entorno en que Leonardo desarrollo su estética y
por ende su genio. La edición resalta a la vista por su cuidado y la elegancia
de su presentación: pasta rígida, interiores mate a todo color y una impresión
que permite el detalle de las imágenes (imprescindible para sus fines); todo
ello a un precio bajo para la calidad del volumen, lo cual se reconoce y
agradece.
Tras las
presentaciones de Rafael Tovar y de Teresa, Presidente del CONCACULTA; María
Cristina García Cepeda, Directora General del INBA; y Miguel Fernández Félix,
Director el Museo del Palacio de Bellas Artes; el libro contiene tres ensayos
que sumergen, desde el más ajeno hasta el más cercano a la obra de Da Vinci, y
nos empapan del genio de este hombre de curiosidad inagotable. Los ensayos son:
“Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza” (texto originalmente escrito cuando
la exhibición se presentó en museos de Virginia y Boston en los Estados
Unidos), donde el John T. Spike analiza a profundidad la estética de Leonardo;
el segundo de ellos se titula “La fuente y el cántaro de agua: Leonardo y el
dibujo” donde David Alan Brown analiza la parte “menos famosa” de la obra de
Leonardo, sus dibujos, pero en los que el genio logra conjuntar sus dos
pasiones: el arte y la ciencia; y para terminar la parte “teórica” del volumen
nos encontramos “Miguel Ángel y Leonardo”, escrito por Paul Joannides para
analizar y documentar la relación de ambos genios y sus resultados, tanto en
las obras personales como en la obra de otros contemporáneos como GianFrancesco
Rustici.
A partir de la
mitad, el libro nos presenta una a una las piezas de la exposición, todas ellas
presentadas por primera vez en México en la exposición arriba mencionada, que
están acompañadas con comentarios que ahondan en las razones y habilidades
tanto técnicas como estéticas que el autor vertió en cada una. El recorrido
comienza con la joya de la corona: el “Códice sobre el vuelo de las aves”, el
cual esta reproducido página por página, desde la cubierta, pasando por cada
página donde Da Vinci desarrollo un interesante estudio sobre las alas y el
vuelo como habilidad negada (hasta entonces) para el hombre; sorprende el
detalle con que observa y describe tanto la fisonomía de las alas (de aves y
hasta de murciélagos), como de la forma y los patrones de vuelo, llegando al desarrollo
de una manual de vuelo y al diseño de la máquina de volar, de la cual
aparentemente logró construir un prototipo que probó él mismo. Recientemente
(en 2011) los expertos encontraron, en una de las páginas de este códice,
oculto detrás del texto, un autorretrato de Da Vinci que lo muestra cuando
tenía alrededor de 50 años y que complementa otros que muestran al artista un
poco más viejo. El resto de las obras de la exposición consisten en una serie
de dibujos, ente retratos, vistas de rostros y cabezas, estudios de ángeles y
fisonomía humana y hasta ecuestre. Precisamente la portada de “Leonardo Da
Vinci y la idea de la belleza” reproduce el estudio para el ángel de “La Virgen
de las Rocas”, un bellísimo dibujo fechado en 1483 que custodia la Biblioteca
Real de Turín en Italia; la contraportada del volumen se ilustra con el no
menos sorprendente “Estudios sobre las patas traseras del caballo” de 1508. En
este listado, los comentarios, los detalles y la dualidad estética (delicadeza
y fuerza) que el artista imprimió en cada una de ellas hacen de este, un
volumen único en su tipo. Basta sólo con pensar que, por un lado los dibujos de
Leonardo rara vez se exhiben y es en ellos donde el genio de artista parece
desbordarse, como si cada uno de ellos fueran un recipiente que harto, nos deja
vislumbrar un talento que corría como una fuente, fresco y transparente,
luminoso y vital.
Da Vinci también
solía decir que “La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte”, este
libro inmortaliza una parte, pequeña pero profundamente significativa, de su
trabajo en el dibujo y en la ciencia, y nos permite tenerlo en el librero e ir,
de vez en vez, para sostenerlo entre las manos y deleitarnos con esa belleza.
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