lunes, 19 de abril de 2010

La construcción histórica de la identidad mexicana

La historia de las relaciones entre México y España está marcada por el conflicto permanente de la caída del Imperio Azteca, un imperio en expansión que dominaba territorios y pueblos de Mesoamérica, aglutinados por los recién llegados allende el mar, en la formación de un raro, desigual y determinante ejercito de pueblos avasallados, al comando de los expedicionarios españoles.


Recordemos que México no existía como tal hasta mucho después de la conquista. La civilización azteca y la ciudad de México -Tenochtitlán han devenido en el sustituto nacional, la parte que suplanta al todo. Al pueblo y la cultura azteca en el México independiente, los hemos elegido injustamente, representantes por trueque de la riqueza ignorada de los pueblos, lenguas y culturas del amplio territorio nacional.


Este conflicto ha sido caldo de cultivo para la creación de estereotipos que quedaron arraigados en la memoria colectiva. El peso de la historia no es el mismo para todos los acontecimientos, la historia se reinventa siempre desde el presente, y desde el presente se actualizan o se transforman los estereotipos construidos.


La identidad mexicana está compuesta por dos alteridades o formas de ser fundamentales: la española y la indígena, caras opuestas de la misma moneda, discursos fragmentados que atraviesan una sociedad mestiza. A los indígenas del México contemporáneo, se les reconoce una continuidad con ese México prehispánico y son para muchos mexicanos, los conservadores y portadores de la cultura prehispánica. Entonces, cabría preguntarse ¿Por qué no ha cambiado el racismo secular del mestizo sobre el indígena?



La idea de México, por muy distintas vías y en muy distintas lógicas, llega y resuena en la enorme diversidad social y cultural del país, despertando emociones en todos, aglutinando opiniones y puntos de vista, fobias y prejuicios más allá de la fragmentación social y de las enormes inequidades. Samuel Ramos tenía razón, las culturas no se eligen, pero las identidades colectivas, ciertamente, sí se construyen.



La identidad mexicana cuajada tras un costoso y complejo proceso que culminó en la larga y sangrienta guerra de independencia y debido a ella, está basada en una elección, la de un imaginario México prehispánico. Por ello Calderón Tena afirma, “dado que se consideran mexicanos a los pueblos indígenas que dieron origen a la mexicanidad moderna, es justo también considerar mexicanos a los españoles que formaron la nueva patria”.


La construcción social de la identidad nacional se asienta en una serie de mitos que diversos autores (D.Brading, E. Florescano, O. Paz, M. Duverger), han estudiado para encontrar la esencia de lo mexicano, un enigma irresuelto que nos sigue apasionando, pues caemos en prejuicios aparentemente superados y que dificultan nuestra identificación como personas, ciudadanos y nación plenamente libres e independientes.


Estos son algunos de los temas que abordará el conferencista, Martín Gómez-Ullate García de León, Doctor en Antropología Social por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente es profesor/investigador en el Área de Historia y Antropología de la UAEH. Ha investigado durante años sobre las relaciones interculturales entre pares de naciones, España y Portugal, España y Francia, España y México. Ha publicado numerosos artículos y algunos libros en una variedad de tópicos que convergen en el campo de la identidad y el patrimonio cultural.


Miércoles 28 de abril, a las 18:00 horas, en la Biblioteca Central Ricardo Garibay

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