domingo, 1 de agosto de 2010

México, bajo fuego*

Hace meses que mantengo la sensación de vivir en un país en guerra. Los noticiarios cada vez parecen más una serie de acción (¿o será de terror?), en la que los informes son un parte de guerra. Los diarios, sobre todo en sus versiones electrónicas, muestran imágenes dantescas e incluso circulan por correo electrónico videos de decapitaciones al más puro estilo “snuff”. Sin embargo, lo que más alimenta ese temor es el constante sobre vuelo de helicópteros, algunos de ellos artillados, y la presencia constante de patrullas militares por la ciudad. Pero, ¿es el Gobierno el culpable de este clima de temor? Sin lugar a dudas la respuesta, por inverosímil que parezca es: No. La acción que el Gobierno Federal ha tomado contra los grupos del crimen organizado es la correcta. No podríamos confiar en gobernantes que se cruzaran de brazos ante la evidente actividad delictiva dentro de la sociedad y, aunque bien es cierto hay muchos otros delitos que se solapan como la piratería o el contrabando por decir un par, siendo el narcotráfico la más lucrativa de estas actividades su combate no podría esperarse menos que difícil. La presencia del ejercito es necesaria en las calles, sobre todo en las de las ciudades donde el narcotráfico es descarado y se convierte en una especia de leyenda urbana que le ha permitido a algunos narcotraficantes alcanzar niveles de superestrellas; donde la presencia de los capos, sus excesos y sus displicencias son un secreto a voces. Sin embargo, en las otras zonas del país, donde esta “guerra” no arroja balaceras ni muertos todos los días; la presencia de las fuerzas armadas debe mantenerse para que el crimen organizado no encuentre solas en otras sitios donde reanudar su actividad ilícita. ¿Es pues esta una guerra entre el Gobierno y el narcotráfico solamente? Sin lugar a dudas la guerra tiene dos frentes: la autoridad contra la delincuencia y por otro lado, las bandas rivales que buscan “apropiarse” de territorios para expandir sus zonas de control. Este última, la guerra entre grupos de narcotraficantes, es la más peligrosa y la que ha elevado la violencia a los niveles de terror que hoy presenciamos. Es el resultado de la descomposición social que ha llevado a miles de mexicanos a una contienda fratricida por obtener un sustento que no provee el Gobierno, esta última si es una responsabilidad que no ha logrado cumplirse del todo. Pero hay otro frente en esta guerra que debemos enfrentar los mexicanos; es el frente del crimen organizado contra la sociedad civil en su conjunto. Hasta el día de hoy es ahí donde se registran las bajas más sentidas de los enfrentamientos; las de inocentes que estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado. ¿Hacia dónde nos llevará esta situación de inseguridad provocada por los grupos delincuenciales? ¿Llegaremos a acostumbrarnos a la violencia del narcotráfico hasta niveles en los que nos parezca “natural”? Esperemos que no.

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*Punlicado en el diario Síntesis de Hidalgo el sábado 31 de julio de 2010.

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