sábado, 15 de marzo de 2014

Perorata para la Troyana

Naufragué en el oleaje corto
de tu cuerpo maduro y perfecto,
enfundado en ropa deportiva, 
yendo y viniendo,
azotando la escarpada
de mi cuerpo repetido
cientos de veces en la
Busqueda infructuosa
y extraviada —voluptuosa— de tus senos.

Acierta mi lengua tus pezones, 
postrero husmeador de tu entrepierna; 
chapoteo que desata 
tu beso profundo y pausado.

Reviví en el lento
florecer de tu desnudez
—palmo a palmo resplandece
tu carne clara,
trémula y dispuesta—,
atada a mi vergonzoso
historial de lobo.

Me olvido de lo que he sido
cuando tus piernas me atrapan
y tu gemido me ensordece
del pasado,
recordandome tuyo
de siempre en tanto. 

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