jueves, 24 de diciembre de 2015

Vestir el valor y el honor





Naguib Mahfuz, el novelista egipcio premio Nobel de Literatura en 1988, opinaba que se podía saber si un hombre era sabio por sus preguntas. Es por ello que cundo se habla de don Antonio Peñafiel, se opina de él como el sabio de un pueblo: el nuestro.

La reciente publicación de “Indumentaria antigua mexicana” del doctor Antonio Peñafiel confirma su lugar en la historiografía hidalguense. Se trata de una investigación basada en una pegunta básica: ¿Cómo y qué vestían nuestros antepasados prehispánicos? Como esa, muchas preguntas rondaron por la mente y el raciocinio de don Antonio Peñafiel, las cuales lo llevarían a realizar empresas intelectuales en diversos ámbitos, como la de sentar las bases de la estadística poblacional en nuestro país.

El libro abre con la Presentación del Gobernador del Estado de Hidalgo, Paco Olvera, en la cual el mandatario nos presenta algunos rasgos biográficos generales del autor para destacar el interés que ha tenido el gobierno del estado por rescatar el importante trabajo que Peñafiel realizó en su momento y que ha trascendido en la investigación histórica de nuestro estado y por ende en nuestro país: “La titánica tarea de Antonio Peñafiel en materia de indumentaria antigua aquí contenida, es clara muestra de su conocimiento acerca de la imaginería mexicana y de su constante trabajo para recopilar, clasificar y guardar los materiales hallados tanto en las bibliotecas y museos de Europa, como en las existentes en colecciones particulares de México y el viejo mundo”.

Es precisamente en estas características de la calidad de investigación que desarrolló Peñafiel, tanto para este como para otros libros, donde radica no solamente la calidad e importancia de sus trabajos, sino también la profundidad de sus investigaciones, formando parte fundamental del entramado de cimientos donde descansa la historia de nuestra nación.

Posteriormente la nueva edición nos muestra dos textos del Cronista del Estado de Hidalgo, Juan Manuel Menes Llaguno; el primero de ellos titulado “El Atotonilco de Antonio Peñafiel”, donde Menes hace no solamente una referencia geográfica, sino que profundiza estableciendo la importancia del pueblo natal en Peñafiel, incubando en esa estrecha relación todas aquellas preguntas que llevaron al autor para realizar sus investigaciones, aquella ; el segundo texto de Menes, un estudio introductorio titulado “Antonio Peñafiel, una vida digna de conocerse”, arroja nuevos hallazgos sobre la biografía del sabio de Atotonilco, contradiciendo incluso datos anteriormente conocidos pero arrojando una visión más amplia y precisa sobre su vida: “Mucha de la información surgida y aquí consignada, pudiera considerarse discordante con la conocida y utilizada tradicionalmente por los biógrafos de don Antonio Peñafiel, en tanto que otra, colma vacíos y olvidos imperdonables; más lo cierto, es que los datos derivados de litigios y otros actos judiciales, así como los registros parroquiales, resultan cruciales y contundentes para reconstruir la vida ejemplar de uno de los hombres más sabios e inteligentes que viera la luz primera en las hoy tierras hidalguenses”. Uno de los datos que más sorprende es la identificación de un homónimo que además compartía con Peñafiel el lugar de origen y que había sido causa de diversas confusiones. Esta nueva edición vale no solo por la importancia de su reproducción, sino también por este estudio preliminar de Menes Llaguno.

A partir de ese momento, avanzamos por las páginas facsimilares de “Indumentaria antigua mexicana”, publicado originalmente en 1903 con el título “Indumentaria mexicana. Vestidos guerreros y civiles de los mexicanos”; en su contenido encontramos un estudio histórico y descriptivo muy amplio y detallado sobre vestidos y trajes, pero también sobre penachos, tocados, escudos y trofeos que los pueblos que habitaban nuestra nación antes de la Conquista. Su nueva publicación permite no solamente la posibilidad de volver los ojos a nuestro pasado remoto sino también, por qué no, a la fascinación de las formas, los colores y hasta las texturas que cubrían los cuerpos –y en la mayoría de las ocasiones el valor y el honor– de nuestros pueblos originales. 

Esta nueva edición facsimilar completa una especie de trilogía de textos fundamentales en la tradición de investigación histórica en nuestro Estado (los otros dos han sido: “Memoria de la Comisión Científica de 1865” y “Nomenclatura Geográfica de México” también de Peñafiel) y que el Gobierno ha impulsado en coediciones con Porrúa en un compromiso por permitirle a las nuevas generaciones, tanto de lectores como de investigadores, de acceder a textos que hace décadas estaban agotados y que incluso eran difíciles de localizar en algunas bibliotecas; un interés que demuestra la sensibilidad del Gobernador Paco Olvera y que asegura su trascendencia en el ámbito de la cultura de Hidalgo.

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