lunes, 20 de diciembre de 2010

Nota roja

Rosario Castellanos

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En página primera

viene, como a embestir, este retrato

y luego, a ocho columnas, la noticia:

asesinado misteriosamente.

-

Es tan fácil morir, basta tan poco.

Un golpe a medianoche, por la espalda,

y aquí está ya el cadáver

puesto entre las mandíbulas de un público

antropófago.

-

Mastica lentamente el nombre, las señales,

los secretos guardados con años de silencio,

la lepra oculta, el vicio nunca harto.

-

Del asesino nadie sabe nada:

cara con antifaz, mano con guantes.

-

Pero este cuerpo abierto en canal, esta entraña

derramada en el suelo

hacen subir la fiebre

de cada Abel que mira su alrededor, temblando.

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