viernes, 30 de octubre de 2015

La fiereza de un monstro angélico (La hoja y la mirada)



 

En este libro hay dos personajes que conviven, que lo habitan. Él, un escritor consumado a quien de niño su padre le leía aquella historia de Edmond preso en If de Dumas; ella, una incipiente escritora, adolescente que en una cena en casa de sus padres conoce al primero. Él, autor de novelas, guiones cinematográficos y una obra literaria que le valdría el mote de “el Hemingway mexicano”; ella, cercana alumna del primero que alimentó su amor por la literatura, por el ejercicio de la escritura. Él, es el sujeto; ella es quien cuenta su historia, una parte, tal vez, la más importante, la última parte de su historia.

“Señor mío y Dios mío. Ricardo Garibay: la fiera inteligencia” de Alejandra Atala es el primer y más importante texto escrito sobre la vida de Ricardo Garibay, cuya obra, poderosa y de altos vuelos es un referente primordial de la basta literatura hidalguense.

Se trata de una suerte de diario que comienza casi un mes antes de la muerte de Garibay, ocurrida el 3 de mayo de 1999 y concluye un par de meses después del acaecido el fallecimiento. En él , Alejandra Atala explora su historia junto a Garibay, desde los inicios del “maestrazgo” –como ella le llama a esa complicidad maestro-alumna–, los libros que don Ricardo le prestaba para leer y las charlas que de esas lecturas resultaba, alimentando en todo momento las ganas que la chica, en ese entonces adolescente, sentía por el arte de la literatura.

El título del libro hace alusión a la frase más recurrente de Garibay cuando, según nos cuenta su alumna, develaba un misterio, se asombraba o se sentía profundamente afligido por algo. Es a partir de ese capacidad de asombro que Ricardo Garibay nunca perdió desde donde pudo construir una obra literaria basada en las más profundas pasiones humanas, buscando siempre en ellas la belleza, no importando lo horrible de su naturaleza.

Garibay quería tocarlo todo con las letras, tal vez por ello Alejandra Atala trato de sostenerlo cuando se había ido, escribiendo sobre él. Las anécdotas van más allá de la enseñanza y la guía que don Ricardo significó para Alejandra, sino que también exploran su amistad, una amistad que trajo consigo buenos y malos momentos, que enfrentó a la autora a sus propios miedos y fantasmas pero que también le permitió exorcizar los obstáculos que la literatura, es decir la propia vida, le iba poniendo. A la postre Alejandra se convertiría en su nuera, pero también en su confidente y en la única que podría escribir sobre él desde dentro del mundo construido por el propio Garibay. Aquí dentro están los encuentros y desencuentros de dos seres que compartieron una misma pasión, la “urdimbre literaria” y que lograron un compenetración prácticamente perfecta, pues todos los obstáculos que pudieron evitarlo (incluido el amoroso), estaban zanjados. Sin embargo, este diario termina siendo, sin remedio y con virtud, una conmovedora historia de amor.

Pero, ¿por qué narrar la historia toda en el final? La autora reflexiona mucho sobre esto y concluye que es el momento preciso: Según veo, nunca se está más cerca de la vida que cuando se está cerca de la muerte.

Esta nueva edición, publicada con mucho atino por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo en 2013, nos permite a los lectores hidalguenses, conocer este maravilloso texto, escrito con pulcritud y un lenguaje cultísimo con el que la autora nos regala una vista profunda de las obsesiones garibayescas: la nostalgia, la melancolía, la sed del amor, pero también el rigor que para Garibay exigía la literatura, el honor de escribir sin mentiras y si no mejor no escribir, el compromiso con el lenguaje pero también con las emociones humanas, la entrega literaria como la entrega amorosa, la cual Ricardo Garibay cumplió a cabalidad convirtiéndola en su “Beatrize” como Dante en la Divina Comedia.

Y es que, como bien señala Alejandra en este libro, la vida de Garibay “se tiende sobre su obra”, leerla es conocerle, es disfrutarle, pero sobre todo es reconocerle como uno de los autores más importantes de la literatura hidalguense y, por ende, de la literatura mexicana del siglo XX.

Publicado en la sección Cultura de El Sol de Hidalgo, el jueves 29 de octubre de 2015.

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