viernes, 14 de febrero de 2020

Un soslayar que lastima


Foto: Cuartoscuro

Yo quería hoy, hablar de amor. Pero tal vez se habla de amor cuando se habla contra el odio. El odio que no solamente se expresa con un insulto en los labios y un cuchillo en la mano, también el que se siembra la irrespetuosa manía del morbo y en la lastimera obsesión de eludir aquello que incomoda a lo políticamente correcto, aunque lo políticamente correcto es completamente alejado de la realidad que vivimos.

El feminicidio de Ingrid Escamilla ha cimbrado a la sociedad mexicana hasta el tuétano. Los hechos narrados con frialdad por el marido perpetrador son de una crudeza apenas comparada con la más sanguinaria de las películas snuff; la mató, por unos celos incontrolables según su dicho, para después, enfrentado a la dimensión de lo que acababa de cometer, mutilar el cuerpo para tratar de deshacerse de él, todo frente a los ojos de su hijo autista adolescente. Por supuesto que al leerlo resulta increíble e inimaginable, sin embargo, la realidad supera, como siempre, la más perversa de las imaginaciones.

Pero lo peor de todo es que la brutalidad del caso no sorprende, por el contrario, es una constante que se va agravando en cada feminicidio; la saña que el asesino infringe a su acto implica una absoluta falta de humanidad y por ende ejemplifica la complejidad extrema en la nueva convivencia entre géneros la cual por momentos parece imposible de armonizarse.

Los hechos posteriores que han rodeado el feminicidio de Ingrid Escamilla son parte medular del mismo odio que muestra su asesinato. Por un lado, la publicación irresponsable de imágenes del cuerpo de la víctima desollado desde las mejillas hasta los tobillos, la cual se atribuye a uno de los peritos o servidores públicos que acudieron primeramente al lugar de los hechos. Estas fotografías, imposibles de olvidar una vez que se miran, desatan nuevamente la polémica de hasta dónde deben llegar los medios de comunicación en su afán y misión de informar, pero también pone sobre la mesa la ética que debería prevalecer en el uso de las redes sociales por parte de usuarios comunes que fueron, al fin de cuentas, quienes viralizaron y hasta se mofaron de la estampa dantesca. ¿Deben los medios de comunicación evitar mostrar la realidad cruda de un hecho como este? ¿Sirve apenas una descripción escrita para que la opinión pública realmente pueda imaginarse la rusticidad de lo acontecido? ¿Contribuye a su erradicación mostrar un feminicidio de esta manera? Evidentemente no. Muchas expertas han coincidido que la exhibición espectacular de los casos de feminicidio sólo ayuda a trivializar el hecho, incluso, diría yo, a vulgarizarlo.

Pero por otro lado, lo que más lastima es la ligereza con que la autoridad, la máxima autoridad responsable de la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, trata de minimizar el caso. Si bien, para hacer honor a la verdad, el mandatario mexicano no dijo textualmente que no “quería que los feminicidios opacaran la rifa del avión”, sin embargo su frase esconde un cierto desprecio hacia un hecho que vulnera con total impunidad el derecho de las mujeres a vivir tranquilas: “Miren, no quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio; ya está muy claro. Se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios…”. Cierto, el tema no es solamente el feminicidio de Ingrid Escamilla, el tema es también los 10 casos diarios de mujeres asesinadas a manos de machos recalcitrantes que no logran resolver el galimatías de su nuevo rol masculino, el tema es también que no importa si están en la calle, en el trabajo o en su propia casa (como lo estaba Ingrid) para que su vida corra peligro, el tema es que la autoridad no parece hacer nada para evitar que estos crímenes sigan ocurriendo, el tema es que cuando algo así ocurre, por la gravedad de su significado, todo, todo, pasa a segundo término. Pero, ¿acaso los hombres en este país estamos haciendo algo para que las mujeres dejen de ser asesinadas por el simple hecho de serlo? ¿O es que también lo estamos soslayando?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario