lunes, 13 de junio de 2011

Versos de catorce

Jorge Luis Borges



A mi ciudad de patios cóncavos como cántaros


y de calles que surcan las leguas como un vuelo,


a mi ciudad de esquinas con aureola de ocaso


y arrabales azules, hechos de firmamento,


-



a mi ciudad que se abre clara como una pampa,


yo volví de las viejas tierras antiguas del Occidente


y recobré sus casas y la luz de sus casas


y la trasnochadora luz de los almacenes


-



y supe en las orillas, del querer, que es de todos


y a punta de poniente desangré el pecho en salmos


y canté la aceptada costumbre de estar solo


y el retazo de pampa colorada de un patio.


-



Dije las calesitas, noria de los domingos,


y el paredón que agrieta la sombra de un paraíso,


y el destino que acecha tácito, en el cuchillo,


y la noche olorosa como un mate curado.


-



Yo presentí la entraña de la voz las orillas,


palabra que en la tierra pone el azar del agua


y que da a las afueras su aventura infinita


y a los vagos campitos un sentido de playa.


-



Así voy devolviéndole a Dios unos centavos


del caudal infinito que me pone en las manos.

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