martes, 3 de marzo de 2009

Günter Grass, grabador.

EFE
Los grabados originales con los que el escritor alemán Günter Grass ilustró "El Rodaballo" llegan por primera vez a Buenos Aires, con el objetivo de dar a conocer la faceta más desconocida del Nobel de Literatura.

La muestra, compuesta por veinticinco grabados, ha sido organizada por el Instituto Goethe y se puede disfrutar desde hoy en el café-librería "Clásica y Moderna", un icono de la cultura porteña, después de haber recorrido diferentes países de Europa y Latinoamérica, como Chile, Ecuador, México o Paraguay.

Aunque el gran protagonista de los dibujos es el rodaballo que da título a la obra que Grass publicó en 1977, en los grabados se entremezclan animales de tamaños desproporcionados, como caracoles, escarabajos y babosas, que sustituyen incluso al ojo del autor en un autorretrato.
Los seguidores de la obra de Grass pueden quedar impactados por estos dibujos, aunque su faceta artística es previa a su actividad literaria, como explicó en declaraciones a Efe Clara Imbrogno, portavoz de Instituto Goethe.

El premio Nobel de Literatura 1999 estudió Artes Plásticas en la Academia de Düsseldorf (Alemania), y aunque inicialmente se dedicó a la escultura, decidió dejar ese mundo de lado por un tiempo para adentrarse de lleno en la escritura de "El tambor de hojalata", la obra que le lanzó a la fama en el panorama literario.

Pero nunca dejó de dibujar del todo, como el propio autor reconoció en una entrevista con la revista alemana Art Das Kunstmagazin, en la que comentó: "siempre estoy dibujando aunque no estoy dibujando realmente, porque estoy escribiendo o concentrándome en no hacer nada. También al escribir las frases empezadas en un papel, siguen dibujándose en otro".
"El objetivo de esta muestra es precisamente dar a conocer esa faceta más desconocida de Grass", explicó Imbrogno, quien considera que la creación artística del autor de "Mi siglo" no es "para nada" inferior a la literaria.

Fue en 1972 con "Diario de un caracol" cuando el alemán introdujo por primera vez grabados entre sus textos, creando una simbiosis que vistió su obra desde entonces.

Son muchos los que consideran que es precisamente esta mezcla lo que convierte al escritor en un artista integral y entre esta legión de admiradores se incluye la propietaria de "Clásica y Moderna", Natu Poblet.

A su juicio, para poder comprender los grabados es importante conocer la obra del autor, porque Grass "manda un mensaje" que sólo es completo cuando se conoce todo su trabajo, por lo que "quien quiera disfrutar de la muestra va a tener que impregnarse de lo que escribe".

Poblet apunta que "hay una simbiosis" que provoca que se desconozca qué surgió antes, "si primero escribe o después ilustra, o si haciendo algún dibujo se le ocurre alguna historia".

Ayudar a entender la obra de Grass es uno de los fines de la exposición, que permanecerá abierta hasta finales de mes y ofrece la oportunidad de observar los grabados del "Rodaballo", leer algunos de los libros del escritor alemán y saborear una taza de café con la música de un piano de fondo.

A partir del 28 de marzo, la muestra continuará su recorrido para que otras ciudades del interior del país, como San Juan, Córdoba y Mendoza, también puedan conocer de primera mano la faceta más desconocida de Günter Grass, un de los grandes escritores de la Alemania de la postguerra.

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