miércoles, 24 de octubre de 2018

Huachicoleo


Zapapico punzante; hambre,
la propia como sea, pero la de los hijos, retuerce
desde las tripas hasta el corazón.

La pala frenética. Los brazos que la empujan
hurgan, salivan; prurito de tuétano líquido.

Herida abierta, carne que se desmorona
entre los dedos.

Son tres o cuatro los que roen; desesperación
camuflada de madrugada lóbrega.

Rabión chirrido. Uñas contra la coraza.
Arteria sólida; oleoducto.

Se escucha un chisguete, se huele
una línea gruesa de sangre pestilente;
gesticulación grotesca
del mundo.

Logran domarla dentro de una manguera.
Tambo tras tambo.
Les queda un resabio
de infortunio.
Tumba tras tumba,
tras los leguleyos disparos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario