viernes, 30 de julio de 2021

El placer lector, un derecho


Javier Sierra, escritor español, acreedor al prestigioso Premio Planeta en 2017, ha dicho en alguna ocasión que “La función suprema de la literatura no es entretener, es despertar”. ¿Recuerda usted, estimada lectora, estimado lector, el libro que lo hizo despertar? ¿La lectura que lo introdujo al maravilloso mundo de los libros? El único lugar donde uno puede, por un rato al menos, ser otra persona y vivir otra vida. Esa lectura que ahora ha extraído de la memoria, ¿le causo placer? ¿Le hizo disfrutar? ¡Pues claro que sí! Si no hubiese sido así, no lo recordaría. Todas esas lecturas tortuosas están, por fortuna, en el lado oscuro de nuestros recuerdos. ¿De qué otra manera podemos acceder a la lectura si no es por el gozo? No se puede. Lo que da vida, se disfruta. Punto.

Pues resulta que hay un tipejo de nombre Marx Arriga que ha dicho, en una conferencia con Normalistas (¡Qué grave!) que: “la lectura por placer es cosumísta”, que la lectura debe ser una “acción emancipadora”. Acrecenta la gravedad el titulo de la conferencia que impartió: “Formación de docentes lectores en la escuela normal”. ¡Uf! ¿Acaso la emancipación, la liberación, no implica un placer al alcanzarse, sobre todo si el camino para llegar a ella ha sido sinuoso como suelen ser los caminos a la libertad? ¡Pero por supuesto que sí!

El problema no es que este mequetrefe exprese una opinión tan obtusa en una conferencia de tercera y su dicho se difunda en las redes sociales; que ya sabemos, son el altoparlante lo mismo de eruditos que de imbéciles (es claro que nuestro personaje en cuestión entra en la segunda categoría). No. El problema real es que el mamarracho Marx, estuvo al frente de la Red Nacional de Bibliotecas y actualmente despacha en la dirección de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública del gobierno de México. 

¿Es en serio? Un tipo que pretende de difundir la lectura entre los maestros a lo “Torquemada”, es quien genera los materiales educativos. Lo que ustedes no saben, o seguramente sí, es que este petimetre esta en plena pataleta por que asociaciones civiles interpusieron un amparo para que no se imprimieran los libros de texto que Arriga ha “rediseñado” sin pago a aquellos que participaran en ellos, recurriendo al gastado y penoso argumento de que participaran aquellos maestros con un “compromiso real”, tratando de ahorrar dinero a costa del trabajo intelectual. ¿No es eso un acto enteramente “conservador”?  

La cereza de la ignominia a la lectura es que el infecto mencionado recurre a José Vasconcelos y Justo Sierra para apuntalar su dicho.

El Vasconcelos que el alelado cita dijo alguna vez: “Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía”. ¿No es la la inquietud y la melancolía expresiones del gozo? ¿Cómo se atreve este individuo a enarbolar para su liliputiense postura a un personaje que nos dio identidad como José Vasconcelos? ¡Hay que tener vergüenza!

Y Justo Sierra decía: “Es, no sólo noble y santo, sino útil, en el sentido superior de la palabra, el oficio de los que se empeñan en levantar los corazones hacia lo bello y los espíritus hacia un ideal”. ¿Cómo puede un corazón levantarse sin gozo, cómo un espíritu puede ser convencido de un destino si no hay un disfrute en el objetivo?

Vaya pues con lo que se topa uno. Usted, estimado lector, no haga caso, soga gozando, tírese en el sillón a disfrutar de una buena novela, arrójese a la desdicha entre las páginas de un libro de poemas. Disfrute, que al fin de cuentas, de lo peor que nos puede acusar es de “consumistas”.

Paso cebra 

La tercera ola de la covipandemia viene alta. Está como para surfearla. Parece que tiene una cresta espumosa y espesa. No la dejemos que nos arrastre. Extreme precauciones porque no volveremos al confinamiento sanitario, para pesar de muchos de nosotros. Salga a trabajar como quien sale a una batalla. Lleve siempre su gel antibacterial en el bolso, la mochila, el bolsillo; nunca despoje su rostro del cubrebocas, aunque quien está a su alrededor parezca sano; lave sus manos cada que pueda; mantenga la distancia sanitaria y, sobre todo, al volver a casa limpie zapatos, ropa, pertenencias, etc. Así, sobreviviremos. Estoy seguro.

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