viernes, 28 de septiembre de 2018

Los libros del 68 / Primera parte



En apenas unos días estaremos recordando uno de los sucesos determinantes en el rumbo histórico de nuestro país. El próximo 2 de octubre se cumplirá medio siglo de la matanza de la Plaza de las Tres Cultura en Tlatelolco. El hecho, aunque doloroso y, sobra decirlo, sanguinario, es un hito en el devenir social de nuestra nación.

Todo lo ocurrido quedó, indeleble, en la memoria colectiva y literaria del fin del siglo pasado; permitiéndonos un rastro fácil de seguir cuando queremos ejercer nuestro derecho al análisis de nuestras circunstancias.

He aquí un breve recuento de aquellos libros que explican, nos explican, el 68 que nos marcó como nación y como individuos, que determino un cambió social y democrático que apenas, cincuenta años después, parece cuajar.

José Trigo
Esta novela de Fernando del Paso, publicada en 1966, parecería ser un presagio, un augurio mal habido. Ocurre en Santiago Tlatelolco y muchos de los acontecimientos que narra parecen ser una suerte de macabra coincidencia con aquellos que se vivieron dos años después en la Plaza de las Tres Culturas. El propio Del Paso supo reconocer su vaticinio, tiempo después de los nefastos sucesos. Un deja vu inverso que explicó desde antes lo que vendría. En sus páginas se lee “Ordenamos entonces los días, y contamos lo sucedido. Los de Nonoaltepec, los de Xatelolco”.

Corriente alterna
En este volumen de ensayos Octavio Paz se lee más insatisfecho e intrigante que nunca. En estas páginas publicadas en 1967 se entrecruzaba la critica social con la experiencia poética, la invención de la soledad con la rebelión. El futuro Nobel sienta la base ideológica de un movimiento que se rebelaría contra el autoritarismo y la desigualdad, señalaría los rasgos surrealistas en la rebeldía juvenil del momento, y las características religiosas y lúdicas de la revolución cultural del año siguiente. Paz inauguró en estas páginas el debate de entonces.
 
La Nausea del Extranjero
Camus y Sartre cimentaron la ideología de lo posguerra en Europa, y en México, aquel ánimo de individualismo floreció en la oposición a las normas establecidas. Las novelas existencialistas hacían trisas la utopía del bien común, desalentaban la participación en movimientos sociales, pero acrecentaban el deseo de romper con las ataduras sociales y políticas para recuperar la propia existencia. Emanciparon lo que buscaban apaciguar.

El hombre unidimensional
No podemos esperar que lo hubiera leído cuando en pleno informe presidencial de 1968 Díaz Ordaz se refirió a Herbert Marcuse como el “filosofo de la destrucción”. Traducido en México por Juan García Ponce, Marcuse fue uno de los filósofos más controvertidos de su tiempo. En “El hombre unidimensional” parte de criticar a Freud y a Hegel, y plantea una sociedad no represiva, donde se pudiera pensar libremente, donde no cupiera el antagonismo entre iguales. Una obra explosiva que explicó nuestra explosión social.

Un Gazapo De perfil
La identidad juvenil del 68 la dibujó la Literatura de la Onda. José Agustín y Gustavo Sainz apostaron al desenfado literario para retomar los valores de la contracultura y llenar de Rock las páginas de sus libros. Educaron sentimentalmente a los jóvenes inyectándoles una conciencia crítica y transformando el lenguaje literario y popular. Representaron la sensibilidad colectiva y el deseo lúdico de experimentar la vida, incentivando la crítica contra la seriedad y la lucha por la individualidad frente a la tiranía paternalista, la de los padres y la del gobierno en turno.

Un vistazo repentino al número de caracteres de esta columna me obliga a hacer una pausa, pero también me da un respiro en esta febril búsqueda de las huellas bibliográficas que antecedieron, cimentaron, acompañaron y precedieron el 2 de octubre tlateltoca.

Poner medio siglo de por medio, nos permite vislumbrar en su justa dimensión esta literatura fundacional de nuestra minumisión.

Continuaré la próxima semana. Mientras tanto, estimado lector, si se le viene a la memoria algún otro título “sesentaiochero” compártalo conmigo por favor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario