miércoles, 30 de octubre de 2013

La Señora de un café de Coyoacán (Bertha Alicia Ortega)

Emiliano Páramo

La conocí en la red, del modo en que he conocido a algunos de mis mejores amigos. Ella es narradora, cuentacuentos, mujer de palabras; palabrera. Nació en la ciudad de México, y vive enamorada de los palacios que atestiguan la vida acelerada de aquel lugar. Vive al sur, así que Coyoacán y “El Jarocho”, su café favorito, le quedan cerca. Ahí, en esos parajes citadinos, la señora de palabra que es Bertha Alicia, sube y baja contando y cantando. Es “bohemia de afición”, así que no sólo la tradición oral y la literatura le brotan corazón pa’fuera, sino también José Alfredo, Cuco Sánchez y los mejores boleros del “Cancionero Picot”. Sus cuentos están llenos del soundtrack amoroso que le puebla los días, por eso lo que narra, sabe sabrosamente a vida y carnaval.

Bertha cuenta de ella así: Estudié la Licenciatura en Relaciones Industriales… nunca la ejercí. Profesé la profesión más importante que existe en la vida, la de madre, esposa, hija y abuela… Nunca la estudié, la aprendí sobre la marcha; fui autodidacta, como casi todas las mujeres en el mundo. En esta carrera tuve muchos errores y algunos aciertos. Pero puedo asegurarles que puse todo mi empeño por salir con excelencia.

Estudié y aún continúo estudiando, una nueva profesión, “Narración Escénica de Cuentos” y a como todo lo que hago con amor, le puse y le sigo poniendo todo mi mayor esfuerzo. Me acerqué a la narración oral sin saber bien a bien, la gran responsabilidad que implicaba. Para mí, fue entrar a un mundo de sueños, mágico y de gran imaginación; con mucho de realidad, pero pintado de fantasía, pues los cuentos, historias y leyendas, nos envuelven con un cálido abrazo y, volando, nos llevan a mundos insospechados, y nos rodean suavemente, transportándonos a través de la de los caminos que nuestro corazón ha trazado, desde lo mejor de nuestros sueños en el interior, dentro, muy dentro, donde habitan los recuerdos vivos.

Mi profesión estudiada y no ejercida, la ejercida y no estudiada; y ahora esta última, la de la Narración Oral, forman amalgamadas lo que soy: Bertha Ortega, “La Señora de un café de Coyoacán, la de los cuentos…”

Bertha Alicia cursa en la Casa de la Cultura “Jesús Reyes Heroles” de Coyoacán, estudios de Oralitura con la maestra Beatriz Falero y Martínez, desde abril de 2009. En la misma institución, también tomó clases de narración oral con el maestro Mario Mejía. En noviembre de 2011, en el Centro de Cultura Ollin Yoliztli, tomó el Taller de Lectura en Voz Alta, que ofreció el maestro Ricardo Lugo. También asistió al Curso-Taller de Clown e Improvisación que en el Festival de Cuenteros y Cuentistas impartió el maestro Chistian Atanasiu. Ha tomado talleres intensivos de cuentería y oralidad con figuras tan importantes como el maestro Jota Villaza (Medellín, Colombia), Jermán Argueta (México), Armando Trejo (México), Pablo Hoyos (España) y Laura Dippolito (La Plata, Argentina), entre otros. Ella es incansable, y nunca deja de lado la oportunidad de seguirse formando y creciendo.

Sus pasos de cuentera la han llevado a pisar escenarios tan diversos como El gran hotel de la ciudad de México, la Casa del Cuento y la Leyenda, el Foro abierto “Narradores Orales de Santa Catarina” en Coyoacán (su casa), el Festival Hablapalabra-México, “La fiesta de los cuentos” de AMENA, el Museo Nacional de Culturas Populares, la Cámara de Diputados, el Centro Cultural ALIAC, la Universidad Pedagógica Nacional… en Hidalgo la hemos visto en el 1er Encuentro Internacional de Narración Oral Escénica “Un aplauso al corazón”, en la sección infantil de la Feria Universitaria del Libro de la UAEH y hace apenas unos días, en el festival nacional de cuenteros que organiza Elías Manzano (Chapulín).

En la FUL, se le vio bailar como nadie en el concierto de la Triciclo Circus Band, y no podía ser de otro modo; Bertha es una romería, y la algazara que la habita, va con ella y sus historias, haciendo que los que tenemos el privilegio de escucharla, llevemos a casa la esperanza que en forma de palabras, nos regala. Sus cuentos son alegres, pícaros y muy dulces, de algún modo como es ella: una señora enamorada de la vida y de las palabras, pero si las palabras tienen ojos, el amor nunca deja de ser.

Jamädi...

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