lunes, 29 de septiembre de 2014

Pulkata Press

Emiliano Páramo

Pachuca es una ciudad multivocal donde, entre el tedio y las obras del Tuzobús que nos convierten en un Kosovo a la vuelta de la esquina, los chavos van y vienen con la urgencia de sus días. Ahí, en el crisol que es esta ciudad arrodillada, se afanan por decir lo suyo: un discurso muy personal que transita de las banderas a los besos. Desde ahí, muchos intentan revelar su postura, cuando la hay, y de encontrarse, si es que existen o para intentar existir en un mundo que se afana por negarlos. En ese río revuelto donde todos los días intentamos los espejos, conocí a un grupo de chavos que no sólo se preocupan, sino que han decidido ocuparse y enarbolar su voz desde la música y la poesía. Juntos se llaman PULKATA PRESS y ellos nos cuentan un poco de lo suyo:

En Pulkata Press somos un grupo de jóvenes que nos hemos reunido desde hace casi dos años, principalmente para hacer música y poesía, aunque también solemos reunirnos para simplemente estar juntos. La poesía llegó a nosotros en días difíciles, y se hizo presente con mayor fuerza en un momento en el que nuestras vidas empezaron a verse tocadas y estocadas por cosas que sólo tenían soluciones complejas y que, muchas veces, ni siquiera teníamos ganas de buscar. Desde entonces, la poesía ha estado para nosotros cuando han hecho falta las respuestas y la fuerza para resistir.

Después de un tiempo, comenzamos juntos (y por necesidad), a dejar en una especie de olvido todo aquello que nos estaba calando hasta los huesos. Mientras, la poesía seguía estando ahí. Por extraño o cursi que pueda resultar, la poesía y la música son los únicos espacios donde nuestra complicidad encontró refugio. No queremos decir que la poesía fue la cura de aquellos días, no intentamos contar una historia “casos de la vida real” y conmover, NO; sólo queremos contar cómo comenzó todo y como sigue, cómo la poesía y la música nos han hecho sobrevivir en el tiempo, y ahí han estado, cuando la cosa se ha puesto más dura. Un día el amor y la vida no hizo descender a los infiernos (sí, suena dramático, pero quien ha estado ahí, sabe que no miento); hoy sólo queremos ser dueños de nuestros propios pasos.

Del proyecto: Gracias al apoyo del PACMyC y del CECULTAH, preparamos la edición de una antología de voces jóvenes de la ciudad. Buscamos recoger y juntar letras como las nuestras, inquietas por sacar los nudos que se cuelan a menudo en el pecho (suena otra vez cursi, pero es la neta), chavos que digan lo que no han dicho, pero que se sientan, como nosotros, en deuda por hacerlo, o con la necesidad de gritarlo y de levantar como puño, su rabia o su amor.

Los chavos hoy día no dejamos de hacer poesía, de contar nuestras urgencias y de retratar nuestras obsesiones. Muchos del grupo descubrimos que hacíamos poesía, cuando alguien nos dijo que estaba chido lo que posteábamos y publicábamos en las redes sociales. No sabíamos cómo se llamaba lo que hacíamos, pero fácilmente podíamos vernos en las palabras nuestras y en las de los otros que asistían con los mismos mensajes, a decirle al mundo que aquí estábamos, que amábamos, que de vez en cuando o casi siempre nos poníamos tristes y que un día nos quisimos matar con una hielera entera de Bon-Ice, porque otra vez nuestro amor eterno había durado menos que una congelada de fresa.

Pulkata Pres son Paul Berssey, René González, Tronic Tulopic, Julio Vite y Eduardo Islas Coronel. Cuando conozco a chavos como estos, sé que como dice Benito Taibo, en ellos, México tiene esperanza. Ojalá sólo los besos les tapen la boca. La gloria no sólo estará en los libros que lean, como dijera Paco, también va a estar en los libros que escriban y en las muchas veces que canten, y yo sé que nunca cantarán solos. 

Jamädi...

sábado, 13 de septiembre de 2014

“Trio sensontle”

Emiliano Páramo

México es uno de los pocos países en el mundo donde, por lo menos dos de sus poetas, aparecen en los billetes, honrando la palabra nacional. Sor Juana en el de doscientos y Nezahualcóyotl en el de cien pesos; pero este último tiene además, en letras pequeñitas, apenas como un símbolo, un poema del rey texcocano: “Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces. Amo el color del jade y el enervante perfume de las flores; pero amo más a mi hermano el hombre.” Los hermanos Aparicio Hernández cuentan que el origen del nombre de su Trío Sensontle, se encuentra ahí, pero contrario a la palabra castellanizada “cenzontle”, en la que la definición etimológica alude a las cuatrocientas voces o cuatrocientos cantos del ave sobre la que escribiera el poeta, sensontle o “se sontli”, sólo indica el número 400. De entrada pensé que era un error, pero después de escucharlos comprendí que el grupo está construido sólo con base en los aciertos. Estos tres talentosos hermanos guardan una muy estrecha relación con el ave del poema, pues muy a pesar de que entre los huapangueros la voz educada es esencial, los Sensontle entonan como si tuvieran el pecho encinto de pájaros cantores.

Cuando los escuché por primera vez, en la casa de una querida familia huachinanguense, me sorprendieron como hace mucho no ocurría con músicos de este género que tanto me gusta, y no sólo por su virtuosismo con los instrumentos, la enorme destreza con la que construyen versos o el tamaño de su calidad interpretativa, sino también por la honra con la que transitan de la tradición a la modernidad, con la dotación musical del trío huasteco.

Yo nací en Hidalgo, donde el huapango es obligado protagonista del jolgorio, y ahí, desde los filos del festejo, aprendí a querer esta música que tanto bien le ha hecho a mi gente y a mi tierra. Pero cierto es que a veces ocurre que, cuando uno escucha un buen trío, en esos músicos uno termina escuchando casi a todos los demás; sin embargo, los Sensontle no dejan de sorprender entre los sones de siempre y los nuevos caminos por los que este género circula. Confieso que podría escucharlos por horas sin cansarme; claro, para que ellos no se cansaran, tendría que disponer la mesa con viandas y aguas benditas de aquellas que encienden la bohemia. Porque los Aparicio son bohemios, y no de afición, sino por destino, que es el modo en que signan la vida los que son chingones. Por eso, desde aquella tarde en que los escuché por primera vez, al son de su “Grandeza Mexicana”, pienso que una fiesta que no tenga Sensontle para rato, no puede nombrarse fiesta.

Fundado en el año 2006, el Trío Sensontle está conformado por los hermanos Julio Aparicio Hernández de 27 años (Violín), Omar Aparicio Hernández de 23 años (Jarana) y Ángel de Jesús Aparicio Hernández de 20 años (Quinta Huapanguera). Comenzaron su instrucción musical en el Taller Integral Huasteco de Huauchinango, Puebla, ciudad de donde son originarios. El Trío Sensontle debuta en el marco de la 68 Feria de las Flores de su tierra natal; desde entonces, su misión, según cuentan ellos mismos, es la de enaltecer y dar a conocer la música de su región, e impulsar a sus contemporáneos y a las generaciones más jóvenes, para valorar su identidad cultural y honrar al huapango como una fuente inagotable de tradición, donde el pueblo pueda mirarse y reconocer sus raíces y sus alas.

El Trío Sensontle se ha presentado por los seis estados que conforman la región huasteca: Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo y Puebla. Pero sus pasos y sus notas han ido mucho más allá, mostrando el estilo particular con el que ejecutan sus instrumentos y la destreza con la que improvisan versos. Su muy nutrido repertorio se ha dejado escuchar en fiestas patronales, eventos públicos y privados, y encendiendo el fuego en cualquier ocasión en que haga falta la gala que brota sonora y alada, de su boca y de sus manos, cuando tocan y cantan.

Actualmente son ellos quienes dirigen el Taller Integral Huasteco de Huauchinango, donde forman a niños y jóvenes en este arte del son y la versada para la honra y gloria mayor de la huasteca entera. Largo podría seguir hablando de estos hermanos, pero si se me permite otra vez la palabra, el Trío Sensontle lo conforman tres chingones. Jamädi…

Facebook: https://www.facebook.com/trio.sensontle

martes, 9 de septiembre de 2014

Presentan disco y libro para honrar a María Teresa Rodríguez


Una vida de logros y una obra que queda para la posteridad es lo que se puede apreciar en el libro María Teresa Rodríguez. Iconografía, publicado por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, que además se acompaña de un material discográfico donde se incluyen varias de sus piezas más importantes y algunos videos.

Este material será presentado el próximo jueves 11 de septiembre en la Sala Abundio Martínez del Centro de las Artes de Hidalgo, en punto de las 19:00 horas. Para hablar del libro y disco estarán Alejandro Chehín Salinas, Juan Arturo Brennan y Tonatiuh de la Sierra Rodríguez (hijo de la homenajeada).

Se trata de un tributo –en el primer aniversario luctuoso– a quien fuera una de las más grandes pianistas que ha dado México, cuya investigación y compilación estuvo a cargo del pianista Alejandro Chehín Salinas. 

Se incluyen fotografías de momentos destacados de su vida, de su niñes siempre cerca de un piano, de sus viajes por el mundo, su contacto con personas ilustres de diferentes países, anuncios de recitales, de su boda con Trifón de la Sierra y muchas más. Asimismo, hay partituras y testimonios de gente que la recuerda con agrado.

Por ejemplo, entre las muchas fotografías que integran este trabajo editorial, se encuentra una de 1980, donde aparece ella en los estudios de grabación de RCA Records durante la preparación de un material discográfico de Carlos Chávez. 

Alejandro Chehín refiere: “La metodología que utilicé para la elaboración de este trabajo iconográfico y cronológico consistió en la consulta recurrente del archivo personal de la maestra María Teresa Rodríguez, y a la compilación del material documental: partituras, bibliografía hemerografía, discografía, portadas, programas de mano, cartas, carteles y fotografías. Deseo expresar mi gratitud de Tonatiuh de la Sierra y a su esposa Beatriz Cárdenas Jiménez por todas las facilidades que se me otorgaron, así como a todas aquellas personas que de alguna manera contribuyeron para desarrollar este trabajo editorial.”

El material discográfico es una restauración fonográfica de cintas análogas de algunos recitales y conciertos en vivo de la maestra María Teresa Rodríguez, periodo que comprende entre 1969 a 2008. 

Parte de estas grabaciones fueron posibles gracias a la gestión del Cecultah, a través de la Fonoteca Nacional, lo cual permitió recuperar algunos de los archivos sonoros de la pianista y salvarlos en formato digital, así como la dedicación del trabajo derramaste realización de Juan Switalski y Oswaldo Alejandro Salazar Salgado. 

Se incluye un DVD con audios de una conferencia-concierto del compositor Carlos Chávez, donde María Teresa participó en el piano, algunas entrevistas para radio y video de un concierto en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario de la UNAM. Además, la ceremonia de entrega de la presea Pedro María Anaya, otorgada a María Teresa Rodríguez por la LIX Legislatura del Congreso del Estado de Hidalgo, en marzo de 2008 en Pachuca.

Un año sin María Teresa

Un año sin la mayor pianista que ha dado el estado de Hidalgo.

Antes de la media noche del 4 de septiembre de 2013, falleció María Teresa Rodríguez. Ese día llegó a su fin la carrera de una mujer que hizo del piano el eje de su vida.

A los 90 años de edad, María Teresa Rodríguez dejaba atrás un enorme legado musical, una larga trayectoria que será reconocida en próximas por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo y por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

“Matesa” es considerada una de las grandes pianistas que ha dado México en el siglo XX. Gracias a la maestría y magia con que tocaba el piano, alcanzó el reconocimiento nacional e internacional.

Nació en Pachuca, Hidalgo, el 18 de febrero de 1923. Desde los cuatro años inició sus estudios en el lenguaje musical y ejecución de piano. Desde entonces se le consideraba una niña prodigio. Y ya no se detuvo. 

Desde temprana edad comenzó a edificar una carrera que la colocaría en la historia de la música en México y su imagen está entre las más destacadas en el mundo en el siglo XX.

La música fue su compañera desde que nació, pues su madre fue maestra de piano y su padre cantante. Ella simplemente siguió el camino que le marcaba su herencia.

Tenía ocho años cuando debutó. Hizo la interpretación de una pieza de Beethoven, el “Concierto Número 1”, obra que exigía grandes habilidades técnicas e interpretativas. Era apenas una niña cuando mostró el enorme talento musical que había en sus manos.

Estudió en Estados Unidos varias de las obras fundamentales del repertorio pianístico, con el eminente pianista y maestro ruso Alexander Borowski. A partir de ese momento, su interés y curiosidad musicales la llevaron a incursionar en músicas de los más variados lenguajes y estéticas. Y fue así como su repertorio comenzó a ampliarse significativamente.

Fue a finales de los años cuarenta cuando conoció al maestro Carlos Chávez, afamado compositor, pianista y director de orquesta, con quien inició una profunda amistad y una sólida y productiva relación profesional.

También compartió escenario con los más destacados compositores como Manuel M. Ponce, Julián Carrillo y Claudio Arra.

Su actuación junto a la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por José Pablo Moncayo, le abrió las puertas a las salas de ciudades europeas como Ámsterdam, Londres o Madrid.

Como solista de orquesta colaboró con renombradas orquestas sinfónicas tanto de México como de varios países, bajo las batutas de importantes directores como Igor Markevitch, José Pablo Moncayo, Arthur Fiedler, Kyril Kondrashin, Carlos Chávez, Luis Herrera de la Fuente y Eduardo Mata.

Y tras varias décadas de acumular experiencia y logros, a finales de los años ochenta, se convirtió en la primera mujer en dirigir el Conservatorio Nacional de Música, cargo que ocupó hasta 1992.

Desde el año 2005, el gobierno de Veracruz otorga el Premio María Teresa Rodríguez. En el 2008 el gobierno del estado de Hidalgo le entregó la medalla “Pedro María Anaya”, reconocimiento que otorga la LIX Legislatura del Congreso a lo más destacado del arte y la cultura en el estado.

En el 2008 fue galardonada con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que otorga anualmente el gobierno mexicano a las personalidades y grupos más sobresalientes que han realizado aportaciones valiosas para el progreso de la ciencia, el arte y la cultura.

El gobierno del Hidalgo le entregó el Premio a la Trayectoria y Mérito Artístico 2009, y en el 2011, el Cecultah editó una recopilación de sus mejores interpretaciones, con obras de Debussy, Mozart, Brahms, Chopin y muchos más.

La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo fue distinguida con el Premio de Humanidades Juan Crisóstomo Doria, durante el acto inaugural de la 26 edición de la Feria Universitaria del Libro (FUL).


jueves, 4 de septiembre de 2014

La hoja y la mirada: “Peregrina”, la fe como propósito


“¿Puede una amistad durar toda la vida?” La pregunta nos trapa desde la cuarta de forros de “Peregrina, una historia en Real del Monte”, la más reciente novela de Keila Ochoa Harris, y nos revela al mismo tiempo que, aunque creamos lo contrario, no tenemos la respuesta, la respuesta a ella está en las páginas del libro.
La historia se crea no a partir del lugar, sino a partir del espíritu de aventura y esfuerzo con que los mineros de Cornwall se hermanaron con Real del Monte; amalgama de dos culturas que nos ha heredado gastronomía, tradiciones y religión: una amistad pues, que sí ha durado toda la vida.
La autora ha dedicado sus esfuerzos literarios al servicio de su fe, a través de varios libros anteriores muestra su orgullo y entrega a la cristiandad que le da sentido a su existencia; y esta nueva novela no es la excepción: sus personajes comparten su fe, logran mirar el futuro con la esperanza de quienes se sabe extranjeros en la tierra, se saben peregrinos de un largo camino que terminará en la Gloria (en esa naturaleza la novela consolida su estructura muy bien lograda).
 “Peregrina” es una verdadera revelación en la literatura hidalguense contemporánea, sin pretensiones vacuas, logra convertirse en una historia honesta y apasionante.