martes, 17 de noviembre de 2015

Región de mitos y leyendas



Explicarnos el mundo, vaya empresa. Sin embargo esta obsesión del hombre ha dado frutos inesperados, desde magnificas historias tradicionales, hasta el Acelerador de partículas (la mal llamada “Máquina de Dios).

El origen de todo son los mitos y la leyendas, relatos que van de una generación a otra a través de la oralidad; nacen de manera espontánea aunque basadas en una incógnita, son una expresión colectiva que provee identidad.

Por un lado la leyenda; relato maravilloso que en ocasiones encuentra su origen en un hecho histórico que se va enriqueciendo a través del tiempo con diversos elementos fantásticos. Muchos la consideran una “producción literaria colectiva”, y sobre ella se va generando diferentes versiones las cuales responden a una región o unas costumbres específicas.; son pues, su resultado.

Caso diferente es el mito; narra con claridad una historia estrechamente relacionada con lo religioso, sus elementos son alegorías de una fuerza superior, creadora y mágica que sustenta la tradición que lo genera, convirtiéndose en una gran influencia para sostener las costumbres de una sociedad.

Aun cuando no son lo mismo, leyendas y mitos son complementarios a una tradición oral que va superviviendo de generación en generación gracias al interés que los hijos tienen por escucharla de boca de los mayores.

En esto se basa el libro “Leyendas y mitos de Tula, Tlahuelilpan, Tepetitlán y Tezontepec” de Hugo Santiago Sánchez. El libro aparecido apenas en el pasado mes de enero ha llegado ya a una segunda edición, gracias a que en él se encierra ese buscar una explicación al origen, no solo del mundo, sino también de nuestros temores y nuestros anhelos.

Publicado por Editorial La Neta, el libro recopila las historias escuchadas por el autor en su trajín como periodista local. Esas narraciones que de vez en vez la gente le compartía, sembraron en Hugo el deseo, por un lado de conocer más a fondo –encontrando en ocasiones variantes de un mismo relato– y por otro, el de llevarlas al siguiente nivel en la escala de trascendencia: un libro. 

El autor logró compilar un total de 37 leyendas y mitos, ordenadas de la siguiente manera. Del municipio de Tula de Allende, veinte relatos: “El Descubrimiento del Pulque”, “Se lo Llevó La Bruja”, “Se Convirtieron en Piedra”, “La Virgen de Michimaloya”, “La Cama de Piedra”, “El Ánima de la Curva”, “La Dama de la Bata”, “El Hombre del Fusil”, “Los Robachicos”, “Un Tesoro en Bomintzhá”, “Los Envenenadores”,  “El Origen del Mundo y la Fundación de Tula”, “Las Enseñanzas de Quetzalcóatl”, “Las Leyendas de Huémac”, “Una Guerra por unas Caderas”, “Los Atlantes, ¿Son Extraterrestres?”, “OVNI´s en la Zona Arqueológica”, “La Campana y La Gallina”, “El Cerro de El Tesoro” y ““El Perro del Puente Colgante”. De Tepetitlán, seis; “El Señor de Las Tres Caídas”, “Una Casa Embrujada”, “El Novio de La Llorona”, “Las Brujas de Tepetitlán”, “La Víbora del Sabino” y “La Gran Culebra de San Pedro”. Cinco del municipio de Tezontepec de Aldama: “Una Fiesta Inolvidable”, “Ayer se Murió”, “Doña Angelita y Los Lagartijos”, “Los Túneles del Jicuco” y “Ricos Postres”. Y cuatro del municipio de Tlahuelilpan: “El Camino Maldito”, “Los Duendes del Río Salado”, “El Chupacabras” y “El Ánima de la Ex hacienda”.

Desde el estilo de la crónica, Hugo Santiago Sánchez busca reproducir las voces de la región, rescatando expresiones muy coloquiales, las cuales nos envuelven en la curiosidad, el sobresalto y el regocijo de las que están construidos cada mito, cada leyenda.

El volumen, sin falsas pretensiones, consigue su cometido, el de ser un vehículo para que propios y extraños se regocijen con la cosmogonía de una región con un pasado milenario y una intensión de mirar hacia adelante en todo momento. ES el resultado pues de la sabiduría popular, con su diversidad de sonidos, colores, puntos de vista, pero inagotable siempre; tanto así que el autora ya reúne el material para un segundo volumen, el cual pronto estará circulando.


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