viernes, 6 de noviembre de 2015

La amabilidad y otros fantasmas (La hoja y la mirada)






Los fantasmas (,,,) son rutinarios (…) se dan cita en los mismos lugares. Máximas de lo mínimo, como la anterior, pueblan con atino la novela “Nunca fuimos amables” de Rodolfo Palma Rojo. Cineasta, escritor, productor y director de radio, televisión y teatro, Palma nos obsequia un libro cargado de referencias visuales, de lo televisivo a lo cinematográfico, en una historia de amor que lejos está de lo idílico, más bien, la encontramos revolcada en el lodazal de las traiciones habituales de la vida real.


El libro acaba de ser publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco. En realidad debería haber aparecido en el medio de las dos novelas anteriores del autor –“Aquí” y “1969”– , sin embargo, vicisitudes tanto de vida como literarias llevaron a esta novela a ocupar el tercer lugar de su producción como escritor. Sin embargo, este destino dotó al libro de un halo de profecía, pues si bien fue escrita en un momento donde la internet y los teléfonos móviles no habían ocupado todavía nuestras vidas, sí trata temas que ahora pueden parecer comunes, pero que en su momento representaban incluso tabúes como la transexualidad, la homosexualidad, las triquiñuelas de la sucesión a una gubernatura (en este caso, la de Veracruz) o el abuso del poder; temas que por desgracia ocupan cotidianamente los titulares del siglo XXI. 


El libro nos hace ingresar a la vida de Víctor Durá, ginecólogo que ha logrado crear un mundo propio, “perfecto”, donde el deseo y la pasión se suceden con deleite y desenfreno. Sin embargo, cuando una mujer del pasado reaparece en su vida, a causa de un programa de televisión en el que el médico participa, esa “perfección” se trastoca y le hace cuestionarse todos y cada uno de los recovecos de su “moral”, llevándolo incluso a dudar de aquella máxima de san Agustín “Ama y despreocúpate” la cual Durá ha aplicado incorrectamente desde que la aprendió.


Narrada con inteligencia y soltura, la historia navega a la par de una trama política, elemento que le imprime un dejo de intriga y humor negro que ya poco se ve en la literatura mexicana actual; en otra época, José Revueltas o Jorge Ibargüengoitia, nos regalaron historia sublimes envuelta en la trama política, precisamente a esta tradición es a la que responde la nueva novela de Palma Rojo. 


Sin traicionar sus intereses, el autor, no sólo describe con detalle los mundos que conoce por deformación profesional, como es el de la televisión, sino que también permite que su experiencia en otros ámbitos se filtre en la novela. Por un lado nos describe escenas que bien podrían estar siendo filmadas por el autor –tal  vez, las estaba filmando en la mente cuando las escribió– o produciéndolas para que otros las filmaran. Este libro es pues, como una película, en la que el autor se permite guiños divertidos e hilarantes, escenas filmadas por el mismo, pero también por otros directores; el Carnaval como filmado por Jodorowsky,  el Circo onírico rodado bajo la batuta de Federico Fellini; el Restaurante donde la traición queda descubierta al estilo de Woody Allen. 


Pero también hay en la historia un análisis (tal vez oculto) de nuestra sociedad, y es abordado con el más fino del humor negro: la vida de nuestro protagonista, el ginecólogo que ama con despreocupación, es prácticamente destruida por la televisión; primero cuando aparece en aquel programa donde la antigua amante lo ve, hasta el día que un televisor le estalla en el rostro, convirtiéndolo en un monstro.


Pero el teatro también se filtra, sus personajes están delineados con parquedad, sin falsas características dramáticas, ocupan su sitio en la historia con precisión: la Jarocha enamorada del protagonista se queda esperando a un Godot que la seduzca, a su vez Víctor guarda una poderosa atracción hacía Lilia (y también hacía la hija de ésta) tal cual la de  Blanche y Stanley en aquella historia del deseoso tranvía.


En fin que “Nunca fuimos amables” es una historia llena de encuentros y desencuentros, seducciones y rechazos, indecisiones, martirios, ilusiones y uno que otro político corrupto y traicionero. Es una novela que se disfruta de pe a pa y que no lo defraudará como lector.


Ya lo decía Lacan, “la vida es ficción” y la literatura, es puritíta ficción.

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