jueves, 24 de septiembre de 2015

Da Vinci, el cántaro y las alas (La hoja y la mirada)




“Una vez que hayas probado el vuelo andarás por la tierra y tus ojos mirarán hacia el cielo, porque una vez has estado allí(…)”. De todas las frases que nos dejó, es ésta la que describe de mejor manera la curiosidad y el ingenio del más renacentista de todos los hombres del Renacimiento: Leonardo Da Vinci.


“Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza” es una suerte de catálogo de la exposición que se exhibió en el Museo del Palacio de Bellas Artes entre los meses de junio y agosto de 2015. Editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo del Palacio de Bellas Artes, la Fundación Mary Street Jenkins y la asociación denominada Amigos del Museo del Palacio de Bellas Artes; el libro incluye no solamente las piezas que conformaron la exhibición, sino que nos permite una serie de ilustraciones “no davincescas” que nos permiten conocer el entorno en que Leonardo desarrollo su estética y por ende su genio. La edición resalta a la vista por su cuidado y la elegancia de su presentación: pasta rígida, interiores mate a todo color y una impresión que permite el detalle de las imágenes (imprescindible para sus fines); todo ello a un precio bajo para la calidad del volumen, lo cual se reconoce y agradece.


Tras las presentaciones de Rafael Tovar y de Teresa, Presidente del CONCACULTA; María Cristina García Cepeda, Directora General del INBA; y Miguel Fernández Félix, Director el Museo del Palacio de Bellas Artes; el libro contiene tres ensayos que sumergen, desde el más ajeno hasta el más cercano a la obra de Da Vinci, y nos empapan del genio de este hombre de curiosidad inagotable. Los ensayos son: “Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza” (texto originalmente escrito cuando la exhibición se presentó en museos de Virginia y Boston en los Estados Unidos), donde el John T. Spike analiza a profundidad la estética de Leonardo; el segundo de ellos se titula “La fuente y el cántaro de agua: Leonardo y el dibujo” donde David Alan Brown analiza la parte “menos famosa” de la obra de Leonardo, sus dibujos, pero en los que el genio logra conjuntar sus dos pasiones: el arte y la ciencia; y para terminar la parte “teórica” del volumen nos encontramos “Miguel Ángel y Leonardo”, escrito por Paul Joannides para analizar y documentar la relación de ambos genios y sus resultados, tanto en las obras personales como en la obra de otros contemporáneos como GianFrancesco Rustici.

A partir de la mitad, el libro nos presenta una a una las piezas de la exposición, todas ellas presentadas por primera vez en México en la exposición arriba mencionada, que están acompañadas con comentarios que ahondan en las razones y habilidades tanto técnicas como estéticas que el autor vertió en cada una. El recorrido comienza con la joya de la corona: el “Códice sobre el vuelo de las aves”, el cual esta reproducido página por página, desde la cubierta, pasando por cada página donde Da Vinci desarrollo un interesante estudio sobre las alas y el vuelo como habilidad negada (hasta entonces) para el hombre; sorprende el detalle con que observa y describe tanto la fisonomía de las alas (de aves y hasta de murciélagos), como de la forma y los patrones de vuelo, llegando al desarrollo de una manual de vuelo y al diseño de la máquina de volar, de la cual aparentemente logró construir un prototipo que probó él mismo. Recientemente (en 2011) los expertos encontraron, en una de las páginas de este códice, oculto detrás del texto, un autorretrato de Da Vinci que lo muestra cuando tenía alrededor de 50 años y que complementa otros que muestran al artista un poco más viejo. El resto de las obras de la exposición consisten en una serie de dibujos, ente retratos, vistas de rostros y cabezas, estudios de ángeles y fisonomía humana y hasta ecuestre. Precisamente la portada de “Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza” reproduce el estudio para el ángel de “La Virgen de las Rocas”, un bellísimo dibujo fechado en 1483 que custodia la Biblioteca Real de Turín en Italia; la contraportada del volumen se ilustra con el no menos sorprendente “Estudios sobre las patas traseras del caballo” de 1508. En este listado, los comentarios, los detalles y la dualidad estética (delicadeza y fuerza) que el artista imprimió en cada una de ellas hacen de este, un volumen único en su tipo. Basta sólo con pensar que, por un lado los dibujos de Leonardo rara vez se exhiben y es en ellos donde el genio de artista parece desbordarse, como si cada uno de ellos fueran un recipiente que harto, nos deja vislumbrar un talento que corría como una fuente, fresco y transparente, luminoso y vital.


Da Vinci también solía decir que “La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte”, este libro inmortaliza una parte, pequeña pero profundamente significativa, de su trabajo en el dibujo y en la ciencia, y nos permite tenerlo en el librero e ir, de vez en vez, para sostenerlo entre las manos y deleitarnos con esa belleza.

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