martes, 23 de abril de 2013

Helmut Jeri

Emiliano Páramo

Desde hace algún tiempo San Jorge ya no es santo, pero en Cataluña, la fiesta del libro y la rosa, en su honor, aun es una celebración imponderable todos los 23 de abril de cada año. En un día como este, pero de 1616, en la ciudad de Córdoba, España, moría el Inca Garcilaso De la Vega, quien naciera en Perú, al igual que Helmut Jeri, un extraordinario poeta y narrador que conocí apenas hace unos días, en la escuela secundaria general No. 5 de Pachuca. Gracias al encuentro de escritores latinoamericanos que organiza la entrañable tulancinguense Cristina De la Concha, tuve la suerte de compartir la palabra junto a este peruano que es, sin duda alguna, un muy buen ejemplo de la mejor literatura joven de Sudamérica. Después de un muy emotivo programa artístico de bienvenida, que los alumnos y maestros de la institución, prepararon para recibir a los hombres de letras que la semana pasada los visitaran, a mí me tocó en suerte ser elegido para leer y conversar junto a este literato verdaderamente ejemplar.

 
Alguna vez, Elenita Poniatowska dijo que lo mejor que la literatura le había dado eran sus amigos, en ese sentido, yo pienso igual que ella; por eso, mientras escuchaba a Helmut Jeri contar sobre su vida y sus escritos, me di cuenta que ese día yo, al igual que aquellos adolescentes de la general No. 5, era un afortunado. Lo que esa mañana vivimos, lo confirma. Helmut contó y encantó desde sus letras. Los jovencitos bebieron conmovidos, no sólo la literatura de este peruano prodigioso, sino también, profundamente, el espíritu del ser humano que ahí, a partir de su honesta palabra de rapsoda y caminante, los convocaba en torno a su palabra. Al final de cada sesión, los estudiantes, queriendo guardar en la memoria, aquello que les había ocurrido, buscaron la firma y la foto con este gigante que porta corazón de niño.

 
Hoy día, y por unos días más, Helmut Jeri sigue recorriendo las escuelas de Hidalgo, junto a un bendito puñado de poetas que han venido desde más allá donde alcanza la mirada, para confirmar que esto, entre todos, lo vamos a cambiar; porque si hay algo que habita el oficio del poeta, es la posibilidad de levantar la esperanza entre aquellos que asisten al milagro que brota de su corazón, muy a pesar de alguna vez el poeta también hable enrabiado desde el dolor y de la urgencia.

 
Helmut, que naciera en la ciudad de Coracora, Perú, en 1982, comenzó a escribir por sino desde su época de secundaria, y a la edad de 18 años, publicó su primer libro de poesía; amorosa como amoroso es el espíritu del joven que mira su patria y su amada con los ojos del que sueña muy alto. Hoy sus letras son más sociales, según sus consideraciones, pero no han dejado de ser amorosas, pues la palabra aromada entre su pecho, él la entiende como impronta y destino, cuando entona su serenata para la tierra de uno.


Cito la ficha curricular consignada en su blog: escritor, compositor, abogado y activista social, ha publicado los libros: “El deseo de Berenice” (2013), “Culpable: La noche” (2010), “La última estación” (2008), “El rostro del amor” (2002); también aparece en las antologías: “Antología de narrativa erótica latinoamericana” (USA-2011), “Veinte poetas: Muestra de poesía peruana contemporánea” (2010), “Lima, visiones desde el dibujo y la poesía” (2010), “Algo de cierto: muestra de poesía Iqueña” (2007), “Voces de la poesía peruana: Cd de poetas peruanos contemporáneos” (2006), “Poetas peruanos: Generación del 2000” (2006), “Veinte para los dos: Antología de poesía Ayacuchana” (2004), entre otros. Artículos y ensayos suyos han sido recogidos en revistas físicas y virtuales. Ha participado en diversos festivales y encuentros literarios en Panamá, Argentina, El Salvador y su natal Perú. Escribe para el blog “La primera estación” http://jerihelmut.blogspot.mx/

 
Helmut Jeri es un poeta urgente y un narrador “cargado de futuro”, que sabe tender puentes entre la palabra y las entrañas. Es un valiente, como su nombre lo consigna; peruano, y universal desde los jóvenes mexicanos en los que ha sembrado su poesía. Es un inspirador amigo que sabe ser hermano, lo que a un artista lo hace partícipe de la creación del mejor de los mundos imposibles. Y entre muchos etcéteras, Helmut es un hombre, tal vez nada más; pero sobre todo, nada menos.

 
Jamädi…

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