domingo, 13 de junio de 2010

Refinería vs. arqueología*

Resulta irrisible que una empresa de talla internacional como lo es Petróleos Mexicanos, tenga que recurrir a un artilugio tan barato como un rescate arqueológico pendiente para negar el inicio de la refinería Bicentenario. Sobre todo porque nadie podría creer que PEMEX, con la cantidad de instalaciones que ha desarrollado por todo el territorio nacional: refinerías, plantas de refinación, oleoductos, etc.; no haya considerado la posibilidad de encontrarse con material arqueológico en la zona elegida para la nueva refinería. Esto sin contar que ya en esa zona, donde los antiguos asentamientos prehispánicos se extienden en un radio de decenas de hectáreas, la paraestatal erguió una refinería, la Miguel Hidalgo: ¿Acaso no preservó vestigios arqueológicos durante su proyección y construcción? ¿Omitió en aquel momento lo que la ley le exige sobre el tema?

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Por otro lado se ha investigado y documentado por parte del INAH la existencia de vestigios arqueológicos pertenecientes al sitio teotihuacano denominado “Chingú”, dentro del polígono seleccionado para la Bicentenario. Por supuesto que al INAH no le interesa abrir una nueva zona arqueológica en el lugar pues no es capaz de mantener en condiciones decentes la ya existente en Tula; lo que le interesa y debe interesarnos a todos es el conocimiento que del estudio de ese sitio se pueda obtener.

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Y es que no cabe duda que es PEMEX el único responsable en atender lo que la Ley Federal de de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, refiere acerca de la preservación de posibles vestigios sobre los que se quiere construir. Dicha ley no antepone el valor de esos vestigios sobre la importancia del desarrollo moderno, por el contrario, propone su estudio y conservación de manera tal que se pueda edificar el futuro en esos territorios. La Ley no le exige al vendedor o donante de estos predios un rescate, se lo exige a aquel que se ostente como dueño y quiera construir sobre ellos. Nunca ha sido responsabilidad del Gobierno del Estado de Hidalgo la liberación de los predios desde el punto de vista arqueológico.

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Los hidalguenses no debemos dejarnos confundir por lo que la paraestatal ha dicho, en casos recientes el desarrollo de infraestructura dentro del estado ha logrado convivir con el estudio de nuestro pasado arqueológico: tanto proyectos privados como el desarrollo habitacional a las a afueras de Tizayuca; como proyectos del gobierno federal como la presa del Yathé, a cargo de CONAGUA, que ha permitido no solamente la obtención de valiosa información y materiales sobre la arqueología que ahí se asienta, sino que además proveerá de mejor suministro eléctrico a una amplia zona del centro del país; o las líneas de transmisión de la CFE ha tendido por amplias zonas del estado de Hidalgo con presencia de vestigios prehispánicos. Por cierto, estos últimos dos trabajos en los que el INAH ha intervenido, están siendo desarrollados con dinero de la federación.

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Ya basta que el Gobierno Federal quiera escatimar lo que Hidalgo ganó en buena lid cumpliendo con todas y cada una de las condiciones puestas en su momento para la asignación de la Refinería Bicentenario. Ya basta que Felipe Calderón utilice a PEMEX y al INAH como arietes para alargar un plazo que por cuestiones políticas no le conviene cumplir. Lo que queda ahora es que PEMEX asuma su responsabilidad de poner a disposición del INAH los recursos para que esta último pueda desarrollar los trabajos para los que fue creado.

*Publicado en el diario Síntesis de Hidalgo, Pág. 7, sábado 12 de Junio de 2010.

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