martes, 19 de febrero de 2013

La palabra de Dada Alberto

Emiliano Páramo
 
Hace algunos años, en un taller de poesía en Pachuca, un joven y muy talentoso escritor de esta ciudad dijo, después de la lectura que diera yo a uno de mis poemas, “bueno, ese texto es muy hidalguense; es como indígena, ¿no?” El comentario me resultó incómodo, en ese momento, pero lamenté no haberle pedido que abundara en él, para entender mejor el sentido en que lo expresaba. Hoy prefiero darle el beneficio de la duda, si es que cabe la ocasión, pues es posible que no haya sido su intención la de ser peyorativo, a pesar de que muchas veces al etiquetar a la poesía que se hace desde los pueblos y las comunidades como “poesía indígena”, se le rotula así con un afán que a mis ojos resulta, de a ratos, despectivo. Prefiero la poesía sin más etiquetas que aquellas que simplemente sirvan para estudiarla, y no para segregarla por su temática o el origen de su autor. Quisiera dejar en claro que más que la etiqueta, lo que me preocupa siempre es la intención detrás de ella, pues para los que nacimos en el Valle del Mezquital, calificar nuestra obra con la herencia que cargamos en la sangre y en la piel, resulta honroso y nos compromete de palabra.
 
Uno de los mejores ejemplos en materia de honrosa palabra en el Valle, es Alberto Avilés Cortez, un todólogo cultural que tiene el ombligo enterrado en Poxindeje, Mpio. de San Salvador; una comunidad en el corazón de la nación hñähñu, que vive y sobrevive alimentándose de flores y cantado. Al Maestro lo conocí hace unos años, en la presentación de su libro “Canto al Valle del Mezquital”, hermosa edición que ofrece su poesía en la lengua madre de nuestra tierra, en Castellano, Náhuatl y Tepehua de Hidalgo. El libro contiene los más hermosos versos que en todos los años de vida del premio “Orquídea de Plata”, se hayan hecho acreedores a tan digno galardón para los poetas del Valle. Conocerlo, fue abrir los ojos y dejar que se me llenaran de paisaje. Cuando lo llamo todólogo, no exagero, pues Alberto Avilés es escritor, escultor, fotógrafo, investigador, promotor cultural, editor, ávido lector, conductor y productor de programas culturales en radio y televisión, sociólogo, docente y varios etcéteras más.
 
Este viernes pasado, presentó la segunda edición de su libro “La Invención del Amor”, un volumen que contiene algunos de los más hermosos y maduros poemas del Maestro. No es un secreto que en nuestro país es muy difícil publicar un poemario, pero más difícil es aun conseguir una segunda edición del mismo tiraje que la primera, en tan poco tiempo. En este muy cuidado y bello ejemplar, Alberto compone un delicioso “catálogo razonado” de amores y desamores, donde el Valle aparece nombrándose desde el cuerpo de la amada, y serpentea regodeándose en la piel, el sudor, y la saliva de la entrega. La portada y las ilustraciones que acompañan este libro, son obra de importantes artistas plásticos de Hidalgo: Eloy Trexo Trexo, José Hernández Delgadillo y nuestro talentoso paisano Luis Estrella López, quienes aportan desde sus manos, imágenes que puntualizan la geografía del oficio del amante y del poeta.
 
Celebro el modo en que sin pudor, el Maestro llama a las cosas por su nombre y se entrega lúbrico y enamorado, al cuerpo de su amada. El maestro es un caballero con memoria, y la memoria lo hace exaltar en ofrenda, las prendas del amor desnudo y la pena dolorosa del ayuno de la carne. Aunque como dicen por ahí, sólo quien ha sido capaz de tanto amor, es apto para abominar profundo, desde lo más recóndito del alma, a la capaz de ser traidora; en ese sentido, el Maestro empuña sin dudarlo, un poema-machete: “Hechizos para matar a la mujer infiel”; y como en el texto, además de las sentidas palabras del traicionado, va la mención del Santo Señor de Maravillas, la musa ya se chingó. Aunque a decir verdad, leídos por el maestro, hasta los malos deseos de esos “hechizos”, suenan a pasionales responsos en garantía del amor perdido.
 
Alberto Avilés es el Tata de todos los que en el Valle nos dedicamos al oficio de las letras. Su obra es imprescindible para explicar la tierra y nuestros años. Dada Alberto, el poeta, sabe convocar muy buenas lunas, porque es un hombre de palabras altas.
 
Jamädi…

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