lunes, 2 de agosto de 2010

Amor de Ciudad Grande

José Martí

De gorja son y rapidez los tiempos.

Corre cual luz la voz; en lata aguja,

Cual nave despeñada en sirte horrenda,

Húndese el rayo, y en ligera barca

El hombre, como alado, el aire hiende.

¿Así el amor, sin pompa ni misterio

Muere, apenas nacido., de saciado!

Jaula es la villa de palomas muertas

Y ávidos cazadores! Si los pechos

Se rompen de los hombres, y las carnes

Rotas por tierra ruedan, no han de verse

Dentro más que frutillas estrujadas!

Se ama de pie, en las calles, entre el polvo

De los salones y las plazas; muere

La flor que nace. Aquella virgen

Trémula que antes a la muerte daba

La mano pura que a ignorado mozo;

El goce de temer: aquel salirse

Del pecho el corazón; el inefable

Placer de merecer; el grato susto

De caminar deprisa en derechura

Del hogar de la amada, y a sus puertas

Como un niño feliz romper en llanto;-

Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,

Irse tiñiendo de color las rosas,-

Ea, que son patrañas! Pues ¿quién tiene

Tiempo de ser hidalgo? Bien que sienta

Cual áureo vaso o lienzo suntuoso,

Dama gentil en casa de magnate!

O si se tiene sed, se alarga el brazo

Y a la copa que pasa se la apura!

Luego, la copa turbia al polvo rueda,

Y el hábil catador, - manchado el pecho

De una sangre invisible,- sigue alegre,

Coronado de mirtos, su camino!

No son los cuerpos ya sino desechos,

Y fosas, y jirones! Y las almas

No son como en el árbol fruta rica

En cuya blanda piel la almíbar dulce

En su sazón de maduresz rebosa,-

Sino fruta de plaza que a brutales

Golpes el rudo labradoe madura!

¿La edad es ésta de los labios secos!

De las noches sin sueño! De la vida

Estrujada en agraz! ¿Qué es lo que falta

Que la ventura falta? Como liebre

Azorada, el espíritu se esconde,

Trémulo huyendo al cazador que ríe,

Cual en soto selvoso, en nuestro pecho;

Y el deseo, de brazo de la fiebre,

Cual rico cazador recorre el soto.

¡Me espanta la ciudad! ¡Toda está llena

De copas por vaciar, o huecas copas!

¡Tengo miedo ¡ay de mí! De que este vino

Tósigo sea, y en mis venas luego

Cual duende vengador los dientes clave!

¡Tengo sed,- más de un vino que en la tierra

No se sabe beber! ¡No he padecido

Bastante aún, para romper el muro

Que me aparta ¡oh dolor! De mi viñedo!

¡Tomad vosotros, catadores ruines

De vinillos humanos, esos vasos

Donde el jugo de lirio a grandes sorbos

Sin compasión y sin temor se bebe!

Tomad! Yo soy honrado: y tengo miedo!

1 comentario:

  1. Luis Frías20:56

    Abraham,

    No me arrepiento. Hacía mucho que no pasaba por aquí. El tiempo ha valido la pena. Me gusta el nuevo diseño del blog. Bien!

    Luis.

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