jueves, 15 de noviembre de 2007

Apolinar Cruz o de la preservación de la especia poética

Imaginen que el mundo se acaba, se cierra. Imaginen que un meteorito azota al planeta o que el azote de nuestra presencia sobre su faz, asota de tal manera su ecosistema que se sucede un cataclismo que nos lleva al borde de la extinción. Imaginen que ustedes son parte de los pocos sobrevivientes, tal vez uno o dos millones de personas apenas poblando el planeta entero; han quedado solos en esta tierra sin otro congénere. Después que ha pasado la lluvia radioactiva y las tormentas eléctricas, puede salir e iniciar la búsqueda de alguien que también haya sobrevivido a la hecatombe. Imaginen que de pronto, después de caminar durante mese, en el medio del desierto se encuentra a otro individuo de su misma especie. ¿Pueden imaginar el sentimiento que eso desataría?
*
Todo terminó,
el mundo se quedó sin vela
y yo en la intención de vivirte.

Esta tierra
sólo a tientas la camino:
me haces falta
como el palo al ciego.

Los charcos del asfalto
son lágrimas que sembré en la calle.
*
Ese fue el sentimiento cuando conocí a Apolinar Cruz, me lo presentó a principios del año Venancio Neria Candelaría minutos antes de una presentación de uno de mis libros en Tezontepec de Aldama: -Te presento a Apolinar, es poeta-. ¿En esta tierra querida, un poeta que yo no conozca? ¿Otro sobreviviente a la hecatombe de la globalización y la modernidad? Me parecía difícil de creer, sin embargo el alivio se hizo presente. No se crea que mis amigos poetas y escritores no me son suficientes pero el circulo de los hacedores de literatura es tan cerrado que conocer a uno más de la especie resulta siempre grato. Apolinar amablemente me obsequió un ejemplar de su primer libro y la segunda sorpresa fue la editorial que lo auspicia; El Aduanero. La sorpresa iba en aumento. ¿Un poeta de Hidalgo, desconocido para mí y editado en un sello con fama nacional? Vaya si es una sorpresa. Una vez que aquella maravillosa presentación terminó y llegue a casa, pude leer el libro titulado Antes que nos cierren el mundo; el titulo por supuesto es una señal más de que estamos ante un sobreviviente.
*
Así,
tranquilamente te fuiste,
te perdiste con el celaje
en el momento justo;
se evaneció tu piel de tierra lloviznada
cuando mis impulsos estaban maduros.

El mundo se quedó
pendiente,
colgado de las ansias:
murciélago en la cueva
que tejiste en la oscuridad que camino a tientas.
*
Dedicado a la veterinaria como profesión, afincado muchos años en Colombia, ganador de media decena de premios literarios en España, otro en el Valle del Mezquital y de regreso a su tierra natal Mixquiahuala, Apolinar pertenece a una elite de poetas latinoamericanos que han logrado mantenerse alejados de la tentación de publicar sus poemas en la juventud o en los primeros años de la edad adulta. Esto no solamente les permite conservar su arte poético en la privacidad que es la mejor barrica para su añejamiento; sino que además, cuando al fin irrumpen en la escena literaria, les dota de una mirada afilada y perniciosa que solamente da la experiencia. Esta es tal vez la principal virtud de la poesía de Apolinar. La época de su vida en que ha acuñado estos poemas le ha permitido observar y decir de una manera tranquila, sin la prisa común de algunos escritores más jóvenes; degustando a toda calma la naturaleza, los sentimientos y la redondez de un mundo en el que, nos queda claro, le apetece vivir.
*
Tu cuerpo
es el puerto a donde náufrago llegué tras la tormenta;
de seno a seno hay una distancia
donde caben todos los besos de esta boca.

Tu vientre guarda el oleaje de los huracanes
y en tus piernas está el vértice donde vale la vida.
Tus caderas son el principio de los arrecifes,
por eso, me colgaré de los acantilados para
salvarme en ti.
*
Su acento, evidencia de que es un hombre devuelto a esta tierra, le imprime a su poesía una musicalidad característica, nos permite flotar de un poema a otro, danzar de verso en verso con parsimonia y disfrute profundo. Seguramente les parecerá raro escuchar que, a sus 65 años, Apolinar Cruz es uno de los nuevos valores de la poesía hidalguense. Su mirada poco común acerca de esta tierra que nos cobija (mirada cargada de nostalgia y agradecimiento), le imprime a la literatura de Hidalgo un matiz que ninguno de los otros poetas conocidos le ha regalado.
*
Mi pueblo vino de aquel rumbo
donde tiene su nido el trueno.
En los ayates trajimos recuerdos de alguna lluvia,
del arcoiris que sembramos en nuestro prerrimar.

Pisamos, Madre, tu carne de cascajo;
Dios le hizo la piel con metoros, mezquites y cardones;
Nos cortó unas pencas,
Con ellas hicimos nuestra casa.
*

Texto leído el día de ayer en la presentación de Antes que nos cierren el mundo de Apolinar Cruz Gómez, en la preparatoria Sor Juana Inés de la Cruz de Atitalaquia, Hidalgo.

2 comentarios:

  1. Buscando Poesìa Hidalguense, ha sido una informaciòn muy valiosa, la que nos proporciona Chinchillas, el conocer del Poeta Apolinar Cruz, y saberlo originario del Municipio cercano de Mixquiahuala, es un buen comienzo de año!
    Atentamente
    Sonia Margarita Olguìn Zùñiga
    Responsable del Aula de Medios T.Vesp. Sec.Gral. "Lic. Adolfo Lòpez Mateos". Progreso de Obregòn, Hgo.

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  2. Don Apolinar es un poeta auténtico, cuya savia proviene de la tierra, la palabra arraigada, de honda raíz adentro y afuera, perseverante y generoso, además muy comprometido con el destino del ser humano. Su inteligencia, lucidez y creatividad lo caracterizan. Larga vida a su tinta inacabable.

    Gabriel arturo Castro

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