lunes, 12 de noviembre de 2007

El hábito espiritual del conocimeinto

Encuentro sumamente interesante el planteamiento de la vida teotérica como una ética, ya que es tal vez el espíritu lo que debe albergar preceptos de actitud hacia la vida. Es más interesante todavía encontrarnos la posibilidad de una filosofía práctica a través de las enseñanzas de Aristóteles en su escuela. Tal vez el primer ejercicio espiritual que replantea intrínsicamente con el ejercicio de la escuela de Aristóteles es la soledad, el renunciar a cualquier cosa material, “Aquel que se consagra al espíritu no depende más que de sí mismo”; por otro lado el uso del intelecto, pues reconocer a este como un rasgo de divinidad en el hombre lo estable como un puente con lo supremo pero tal vez los más emblemáticos sean dos: el cato de contemplación y el gozo que de él se obtiene. Sin lugar a dudas el bienestar espiritual puede obtenerse al contemplar una obra de arte y si las obras naturales se representan como el arte de un Dios, su contemplación permitirá estados de espiritualidad inimaginados con otra actividad: “En cuanto al estudio de la naturaleza, nos proporciona placer en la medida en que descubrimos en ella un arte divino”. El conocimiento en sí mismo como un hábito espiritual puede ser el mejor camino, al menos el más virtuoso, en estos tiempos de superautopistas informativas de la posmodernidad.


Bibliografía:
· Hadot, Pierre. “¿Qué es la filosofía Antigua?, Capitulo: Aristóteles y su escuela”. Fondo de Cultura Económica. Primera Edición, 1998
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