lunes, 15 de marzo de 2010

De cómo y por qué este espacio se llama “La fuga de Dios”

Fue durante un desayuno con el periodista y escritor Carlos Muñoz. Por aquella época acostumbrábamos reunirnos dos o tres veces por semana en algún restaurante de la ciudad; los horarios, las esposas y la billetera nos lo permitían. Esa mañana en “El Mirage” era especialmente importante para mí, pues llevaba conmigo un ejemplar de mi primer libro: Perro que huye, que quería obsequiarle a Carlos. Así que, sin más ni más, entre la entrega de los menús y el primer chorro de café saque el libro y lo puse sobre la mesa frente a él. Lo cogió entre las manos y lo hojeaba charlamos de los pormenores ocurridos durante la presentación ocurrida el sábado anterior y a la cual mi buen amigo no pudo asistir. Llegaron los platillo y entre los chilaquiles, los huevos estrellados y un par de molletes; arsenal alimenticio separado por partes iguales en dos desayunos “especiales”, la plática discurrió sobre la novela que Carlos atisbaba gracias a una beca del FONCA. Después de un rato pasamos a la política estatal, al quehacer cultural de los amigos, al estado de salud de la familia, etc. Cuando ya hací un rato que se habían llevado los platos y los últimos sorbos de café se atrincheraban en el fondo de las tazas le pregunte:

- Bueno, ¿y cómo viste mi libro? -

- Muy bien. – volviendo a levantarlo y observando la portada. – Pero, ¿y esta foto? - , inquiriendo sobre el torso desnudo de una mujer que abraza la figura de un Cristo negro crucificado.

- La interpretación que hizo de los poemas Garnica, el diseñador. – Respondí alegando además que lo único que yo había pedido para la caratula era que no apareciera un perro.

- Con esta portada tan intensa pe hubieras cambiado el nombre al libro. -

- ¿Te parece? – respondí mientras exterminaba el café de mi taza.

- No sé, le hubieras puesto “La fuga de Dios”. -

No pude contener una expresión de sorpresa y gusto por el nombre suguerido y sólo alcance a decir: - Suena bien-. Fueron minucias lo que ocupó los últimos minutos de nuestro encuentro, nos levantamos y nos despedimos.

A los pocos días, el editor de la sección cultural de la revista semanal “Vía Libre”, Enrique Escamilla, respondió afirmativamente mi solicitud para colaborar con una columna en cada número de la revista. Sin embargo, aquel correo electrónico cerraba con una pregunta difícil de responder: ¿Cómo se va a llamar tu columna? Hasta aquel momento el único espacio que había tenido en el periodismo electrónico se había llamado “alb@tros” para el sitio de internet Pachuca.com.mx y suponía que si lograba tener otro espacio el nombre se mantendría, sin embargo aquel titulo tan personal había evolucionado en mi editorial “alb@tros PRESS”. Oprimí “Responder” y mientras se completaba la nueva pantalla pensar por un momento y cuando la computadora me lo permitió escribí: La fuga de Dios. La nueva designación le imprimió entusiasmo a mi escritura y la primera columna de La fuga de Dios apareció en Vía Libre a mediados de 2005; permaneció en esas páginas por casi un año.

Durante lo que restó de 2005, 2006 y 2007, mi quehacer literario-periodístico se enfiló a otros paramos y ni fue sino hasta finales del 2007 que abrí este blog rescatando aquel nombre tan sugerente y enigmático, al menos para mí. Desde el 8 de octubre de 2007 y hasta el día de hoy hemos recibido más de 43 mil visitas, sin número de comentarios y “La fuga” se ha convertido en recurrente lectura para un grupo, reducido pero interesado, de lectores por varios países de habla hispana. Sin embargo, desde hace algunas semanas me ha dado vueltas por la cabeza la necesidad, enteramente caprichosa e íntimamente personal, de cambiar el nombre de este espacio. Un tanto para buscarle otros horizontes en la prensa escrita de la ciudad donde radico, otro tanto para ajustar más este blog a las necesidades creativas que hoy me aquejan. Espero que esta determinación no afecte la constancia con que ustedes, amigos lectores, visitan este espacio electrónico, por el contrario espero que les siga pareciendo llamativo y medianamente interesante. La mediana constancia con que escribo textos originales para este blog, espero, se intensificará con el nuevo rumbo. Creo que 2 años, cinco meses y siete días; 889 días en total hasta hoy, han sido suficientes para “La Fuga de Dios”. A partir del 17 de marzo, este blog cambia de nombre, no desaparece, la dirección seguirá siendo la misma. ¿Cómo se llamará? Ya lo veremos, solamente espero que en el fondo este blog no se apellide Samsa y despierte mañana convertido en insecto.

1 comentario:

  1. Hola que tal, oye pues yo que no soy de Hidalgo me gustaria hacer una recomendacion para todos aquellos turistas que buscan sitios en Hidalgo, los pueden localizar en http://www.hidalguense.org. es un directorio supe completo que se os recomiendo!

    ResponderBorrar