viernes, 1 de febrero de 2008

La vigésima quinta hora

En la vorágine del mundo actual, pocas cosas logran conmovernos. Tal vez es por eso que los creadores insisten en que el arte es el único solas para recordarle a la raza humana su naturaleza “humana”. El cine es un excelente agente para tal fin. Su concepción multidisciplinaria, cuando está bien lograda, nos arrincona para sentir sin escape aquello que nos quiere transmitir.

Hace algunos días fui víctima de un ataque como ese. Sentado frete a la película 25th Hour de Spike Lee, recibí una oleada de sentimientos que deseo compartir con ustedes. He aquí la secuencia final del filme, donde se concentra la escencia de la historia:


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