viernes, 26 de octubre de 2018

Una diferente manera de conspirar



La luz, la parte de la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. Se propaga en línea recta, excepto cuanto atraviesa un obstáculo puntiagudo o una abertura estrecha, el rayo se curva ligeramente; se refracta. Así es la memoria para Fabrizio Mejia Madrid.

El autor comenzó con la crónica, sobre todo aquella que tenía que ver con despertares sociales ante la injusticia. Después incursiono em la novela, en la que incluso obtuvo un prestigiado premio narrativo, el “Antonin Artaud”, y ha explorado también la ensayística. Pero es en la narración de largo aliento donde Fabrizio se muestra más cómodo. Inquieto por naturaleza y analítico por vocación, hace cinco años nos regaló “Nación TV”, la historia de los truculentos actuares entre la televisora más grande e importante de habla hispana y sus estrellas. La frescura con que narra los excesos del choubisnes y la manera de usar la “caja idiota” para alienas las masas mexicanas, le mereció una pléyade de lectores que deseamos reconocer nuestro pasado inmediato como país de una manera que no nos ofenda tanto; o tal vez, al contrario.

Ahora, Mejía Madrid, aborda el hito histórico de la segunda parte del siglo XX mexicano: el movimiento estudiantil de 1968. “Una luz que nos deslumbra” es la síntesis de todos los intentos literarios anteriores por encerrar la importancia, el alcance y la repercusión de lo ocurrido en aquel año; por cierto, el año de nacimiento del autor.

Rosario Castellanos habría escrito que la oscuridad fue el momento propicio para la mano asesina contra los estudiantes. Fabrizio apuesta a la luz como elemento primordial para conocer todo aquello que al principio trato de ser ocultado y que poco a poco, a cuenta gotas y a lo largo de décadas, hemos logrado saber de los hechos que desembocaron en la matanza del 2 de octubre.

Siendo un “testigo posterior”, un “testigo histórico” (como muchos de nosotros interesados en el tema), el autor tiene manga ancha para dotar su narración de diversos tonos: encontramos la ficción, con una historia paralela que sucede al hecho histórico; la crónica detallada de las reuniones que sostuvieron los miembros de la cúpula político-militar del momento; el testimonio, novelado, de los protagonistas estudiantiles, sus maestros, sus familiares; e incluso la ensayística, el análisis del por qué de la abrupta y sanguinaria disolución del Movimiento.

Pero la apuesta más importante del libro es vincular los hechos de protesta juvenil preolímpicos con hechos posteriores como el Jueves de Corpus del 71 y otros hechos inexplicables de la manera en que se ha ejercido la política en nuestro país (como el asesinato de Colosio).

La novela, aunque con algunos errores de imprenta (y creo que también de trabajo final del texto) propios de una edición hecha a la carrera (tal vez para que apareciera unas semanas antes del cincuentenario), se disfruta mucho. Su ritmo es incisivo, conmovedor y cautivante.
Este libro es la voz, el sentir y el pensar de aquellos que reconocemos en aquellos días, el inicio de una luz que no ha dejado de guiarnos. Para las generaciones post 68 sólo nos queda esa manera de conspirar: recordar.

Paso cebra
El próximo miércoles 31 de octubre estaré en la nueva sucursal de Radio Express Café (en los rededores del Jardín Colón), presentando la nueva novela de Erick Cruz Ramírez. Se titula “¿Quién es Piter y mi general Toribio?”; se trata de una historia revolucionaria ambientada en Pachuca. Hace unos días, platicando con el autor en mi programa de radio, me compartía una inquietud: ¿Esta bien el haber situado mi historia en Pachuca? A veces creemos que las “buenas historias” tienen que pasar en lugares lejanos, incluso comunes para algún tipo de historias (si es romántica, París; si es de espías, Moscú). La literatura ocurre donde ocurre la vida, pues al fin y al cabo, la vida es la materia prima de la literatura. De eso y otras cosas estaremos hablando el miércoles próximo. Ojalá puedan acompañarnos, será a las 18:30 horas y la entrada es libre.

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