A Marcelo Gelman y María Claudia
Pudieron ser mis hijos,
hijos míos.
Pudieron ser la luz de esta mirada
que ahora se me ahonda en una lágrima.
Pudieron ser la aurora
y sin embargo
yo no los conocí.
Apenas hoy me entero de estas cosas,
tan sólo unos minutos me han bastado
para aprender sus nombres
y sentir el dolor en esta sangre
que me late terrible al concerlos.
¡Quién pudo tanto daño,
con qué manos perversas los hirieron ;
a dónde se llevaron sus cuerpos,
sus ojos como pétalos,
sus manos que sabían de caricias;
en qué tierras se hundió la primavera
de los versos, los besos y los días
que alguna vez soñaron!
¡Quién pudo, Dios, quién pudo...!
Sin embargo, Marcelo, María Claudia,
aquellos que
hicieron lo que hicieron
ya han sido olvidados,
sin embargo, Marcelo, Maria Claudia,
hoy ustedes florecen en todos lados
pues fueron la semilla de la historia
y renacen, renacen de la tierra...
Perdónenme este llanto...
José Manuel Solá
Pudieron ser mis hijos,
hijos míos.
Pudieron ser la luz de esta mirada
que ahora se me ahonda en una lágrima.
Pudieron ser la aurora
y sin embargo
yo no los conocí.
Apenas hoy me entero de estas cosas,
tan sólo unos minutos me han bastado
para aprender sus nombres
y sentir el dolor en esta sangre
que me late terrible al concerlos.
¡Quién pudo tanto daño,
con qué manos perversas los hirieron ;
a dónde se llevaron sus cuerpos,
sus ojos como pétalos,
sus manos que sabían de caricias;
en qué tierras se hundió la primavera
de los versos, los besos y los días
que alguna vez soñaron!
¡Quién pudo, Dios, quién pudo...!
Sin embargo, Marcelo, María Claudia,
aquellos que
hicieron lo que hicieron
ya han sido olvidados,
sin embargo, Marcelo, Maria Claudia,
hoy ustedes florecen en todos lados
pues fueron la semilla de la historia
y renacen, renacen de la tierra...
Perdónenme este llanto...
José Manuel Solá
Abrahamcito:
ResponderBorrarEchale un vistaso a mi blog te va a gustar..yo leo el tuyo casi diario.
belindashinshillas.blogspot.com