viernes, 2 de agosto de 2024

Florilegio de ruinas


Hay libros que nos llegan de maneras inesperadas. Por experiencia personal terminan siendo libros de especial valía. Como si el insondable devenir que los trajo hasta nosotros sea un vaticinio de buena fortuna.

De forma imprevisible (lo cual contaré en otra oportunidad) llegó a mis manos el más reciente trabajo editorial del decano de las letras hidalguenses: Gonzalo Martré. Se trata de un volumen pequeño en tamaño pero prolijo en contenido, lleva por título “Breve antología bochornosa de la pseudopoesía mexicana” y es una colaboración con su colega, el ensayista, narrador y poeta Juan Carlos Castrillón.

El libro, firmado como “Castrillón / Martré”, contiene una selección, análisis y crítica detallada realizada por el primero, de los peores poetas o escritores metidos a poetas que ha dado la República de Letras en México; aderezado con unas apostillas “martreanas” que por sí solas constituyen una delicia, pero que en estas páginas nos dan el contexto del personaje descalabrado, perdón, del personaje mencionado y una que otra anécdota socarrona sobre ellos.

La selección incluye autores nacidos a finales del siglo XIX y culmina con autores que continúan publicando en pleno siglo XXI. Para que el lector no caiga en la trampa de suponer que está frente a una lista de escritores que fueron elegidos por ser merecedores de la antipatía de los autores, Castrillón abre con un estudio sucinto sobre lo que es y lo que no es la poesía, citando a autores consagrados y contrastando las delirantes “cualidades” de la pseudopoesía, la poesía naif o la falsa poesía; dejando muy en claro el por qué de su desprecio a los pseudopoetas, señalando los problemas fundamentales de su malquehacer (como el ego y la falta de preparación) y rematando con una biografía que sustenta sus tesis y que puede ser consultada para ampliar el conocimiento propio de cada lector. 

La lista está conformada por veintiocho literatos, apuntados en orden cronológico por su año de nacimiento. Estos son: Maximiliano Salazar Centella, Jaime García Terrés, Ramón Xirau, Jaime Sabines, Raúl Macín, Elena Poniatowska, Elena Jordana, Eraclio Zepeda, Jaime Labastida, José Emilio Pacheco, Roberto López Moreno, Parménides García Saldaña, Antonio del Toro, Francisco Javier Estrada, María del Carmen Velasco Ballesteros, Javier Sicilia, Juan Villoro, Máximo Cerdonio, Eusebio Rubalcava, Eduardo Langagne, Adolfo Castañón, Fernando Nachón, Rafael Courtoise, Benito Taibo, Dana Gelinas, Eduardo Vázquez Martín, Jordi Soler y Julian Herbert.

¡Caray!, dirá usted estimado lector, ¡Sí aquí veo nombres “importantes” de la literatura, premiados, también alguno que he leido! Pues sí, eso mismo dije yo que incluso encontré en estas páginas a amigos, conocidos y escritores que me gustan como narradores, pero, que al enfrentarme a las pruebas poéticas presentadas no me cabe duda de que el lugar en este bochornoso compendio se lo ganaron a pulso.

El arrojo de este libro destaca en una época en que la crítica literaria seria es escasa en México y ha sido sustituida por la crítica a modo, acotada por los compadrazgos y las mafias que se instalan con cierta facilidad en los círculos literarios de todo el país. Pero además, el tomo es hilarante, fresco y mordaz, en el que se puede apreciar las habilidosas plumas de sus autores; Juan Carlos Castrillón no deja títere con cabeza y propone este libro para que las futuras generaciones no se dejen encañar con lo que pretende ser peosía, mientras que Gonzalo Martré confirma su lugar privilegiado en la literatura mexicana, haciendo gala un estilo inigualable propio de quien ha circundado desde hace más de cincuenta años (casi sesenta) la literatura mexicana.

“Breve antología bochornosa de la pseudopoesía mexicana” aparece bajo el sello Cofradía de Coyotes, editorial dirigida por el escritor Eduardo Villegas Guevara, y salió de la imprenta apenas en mayo pasado. Seguramente en la Feria Univesitaria del Libro que pronto inicia, usted podrá hacerce de un ejemplar; no se va a arrepentir, se lo aseguro. 

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