Quizás el mar.
Mar de playa y luna,
mar de dudas: el que une el azar y la certeza:
mar de Sotavento.
Mar adentro, tus ojos me esperan.
Mar de pena.
La del que lo cruza porque se va, peor
pena la del que se queda.
Mar de labios del adiós;
marejada de salados besos.
Mar de silabas rotas,
incontables y perfectas.
Mar de urgencias, que devuelve la arena con paciencia.
Mar que se desborda entre tus muslos
apenas yo me aferro a tus caderas.
Mar extinto.
El de mis madrugadas secas, sin
tus piernas repitiendo el rito;
mar ensordecido de tormenta:
naufragio sin sigilo.
Mar cuajado, mar picado,
mar embravecido de celos
por ese barco que rasga entrometido,
el cielo y la tarde
en que te has ido.
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