EFE
"Un tiempo después de los ataques terroristas, me fui dando cuenta de una forma cada vez más clara de que las circunstancias que rodearon el 11-S las creó Estados Unidos, en su papel de potencia hegemónica", escribe el músico japonés Ryuichi Sakamoto en su autobiografía.
Un libro que bajo el título de "La música os hará libres. Apuntes de una vida" (Altair) se publica en España estos días, coincidiendo con su gira por este país, que comenzará en Madrid el próximo día 15.
Sakamoto (Tokio, 1952), creador de la música de los Juegos Olímpicos de Barcelona, de bandas sonoras como "The Last Emperor", "The Sheltering Sky", o "Merry Christmas Mr. Lawrence", y de sonidos a caballo entre las computadoras y el piano inspirado por el mar, la luna y los símbolos de Debussy, dedica un capítulo, denominado "El día que cambió el mundo. El presente y el futuro", a los atentados del 11-S, que vivió muy de cerca desde su casa de Nueva York.
Sakamoto escribe que entiende el significado de lo que dijo el compositor alemán Stockhausen tras los atentados, cuando afirmó que el 11-S había sido "la obra de arte más grande".
"Fue reprobado por todo el mundo, pero no hay duda de que ese ataque terrorista fue en algún sentido, un evento, una 'performance', algo que algún instante metió a todo el mundo en un enigma que iba más allá de lo interpretable, que nos metió en una trampa, algo parecido al miedo, a la inquietud. Eso es lo que ha venido buscando el arte. Andy Warhol, Josep Beuys, John Cage...".
"En este sentido -continúa-, con el abrumador impacto de aquel ataque ante los ojos, se podía decir que aquello era lo que el arte no había podido lograr".
La autobiografía incluye las fotografías que el propio Sakamoto hizo con su cámara de los atentados del World Trade Center.
Pero el compositor, productor e incluso modelo subraya que "casi todo" de lo que ha obtenido -la música, la cultura- le ha llegado vía Estados Unidos. "El rock por supuesto, y hasta el pensamiento oriental y el mismo zen", dice.
"Forzando se puede decir que la música clásica es algo europeo, pero fueron el colonialismo y la hegemonía europea los que le dieron esa forma. En la música de Debussy, que se puede considerar la más sofisticada de la historia de la humanidad, también está el olor de los crímenes del imperialismo y el colonialismo francés. Creo que tenemos que ser conscientes de eso" .
Sakamoto es uno de los compositores mas premiados y que mejor ha sabido compaginar la música con la tecnología, los clásicos con los diferentes géneros musicales, como el pop, el jazz o la bossa nova. Y hoy se ha convertido en un símbolo de la cultura moderna requerido en todas partes del mundo por directores de cine, arquitectos, músicos o diseñadores.
Con esta dilatada experiencia se ha parado a revisar su vida en este libro. Seis décadas de historia con la música como hilo conductor.
Y esta autobiografía refresca aspectos como su primer contacto con el piano en el parvulario, de forma casual, cuando compuso su primer tema, "La canción del conejito", o el sentido de la música y su poder. Y aquí el creador japonés analiza cómo la música, la pintura o la literatura, transforman el dolor.
Pero Sakamoto también va repasando la relación con sus padres, el apoyo de su madre, la frialdad de la relación con su padre y su muerte, que sucedió cuando estaba de gira; sus influencias: Bach y su amado Debussy.
Relata sus estudios universitarios y su incorporación a la Yellow Magic Orchestra, banda pionera en la música electrónica y el grupo con el que comenzó sus giras internacionales.
Al final, el músico japonés asegura, de forma humilde, que al repasar su vida comprende, "de nuevo", que no es un revolucionario y escribe: "No he cambiado la sociedad, ni he dejado ninguna obra que vaya a cambiar la historia de la música. Es decir, entiendo que soy una persona insignificante".
"Que ese yo pueda fanfarronear diciendo 'soy músico' se debe al entorno que me ha tocado vivir", concluye.