Leo tu voz
desgranada letra a letra
por tus pulgares.
La recaudo
con la retina y media
que me queda,
descifrando con ellas
confesiones de traza púdica,
refulgentes como tu cuerpo
—manantial—
cuya memoria
aún me azora el corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario