jueves, 28 de mayo de 2015

La hoja y la mirada: La brevedad y sus re veces


Hace algunos años, en una charla con el escritor Mario Bellatín, le escuchaba reflexionar sobre cómo, hoy que contamos con herramientas para escribir más rápido, escribimos menos. Y es que por rápido debemos entender una agilidad en cuanto a revisar, corregir e incluso imprimir un página que en las viejas máquinas de escribir era sacrificada al más mínimo error; la jalábamos escuchando el chirrido del rodillo y al estrujarla descargábamos la frustración de saber que debíamos comenzar a escribirla desde el principio. Pero esto me provoca una serie de reflexiones: ¿Habrá sido más sencillo para Cervantes escribir su Quijote en una laptop?, seguramente; pero ¿La laptop habría cambiado el resultado, la extensión? Nunca lo sabremos. Sin embargo, lo que sí ha cambiado a través de las nuevas tecnologías es la manera en que leemos. Móviles, tabletas, computadoras, titilantes páginas de cientos y cientos de libros que caben en el bolsillo; pero son los mismos contendores de ellos, los principales distractores del lector, que rara vez cierra el feisbuc para ejercer el íntimo placer de la lectura.

Parecería entonces que la literatura contemporánea ha buscado formas, no de encajar en los “gadgets”, sino en el tiempo que la vorágine de la modernidad nos deja para disfrutarla. De ahí que desde hace algunos años, los escritores hemos preferido ejercitar la escritura breve, concisa, a veces abigarrada, pero de corta extensión para permitirle al lector, consumirla (que horrenda palabra tan ligada con el supermercado) en pocos minutos y después continuar con su vocación de “humano moderno” de tiempo completo.

Ahí encaja a la perfección “Re Veces”, el más reciente libro de Enrique Rivas Paniagua, escritor “tamauliqueño” que además es diestro en las lindes de la etnomusicología, la radio, la historia y la lingüística (entre otras mañas).

El libro se compone con 52 relatos, los cuales originalmente aparecieron en las páginas de este diario en la “viernesina” sección “Intervalo”. “Cuentecillos” le llama el autor, “de úsese y tírese” remata; sin embargo su ejercicio debe ser considerado como micro relato, micro cuento o cuento breve, y como pequeñas dosis de un inhalador que reaviva el respiro de la literatura del ya quinceañero siglo XXI.

En estos cuentos breves, Rivas Paniagua, se regodea en el lenguaje (el cual por cierto sabe usar exquisitamente bien), para traernos historias salidas de una imaginación reflexiva de la que van destilando narraciones sobre lo que ha visto, escuchado y leído. Aquí conviven personajes habitantes de otras páginas que Enrique vuelve a la realidad como pretexto para reflejarla, con personajes de la vida cotidiana que sumerge en las páginas de su libro para recrear algo más importante: la vida misma.

Otra virtud de este volumen es su humor, irónico a veces, satírico otras, elemento pocas veces encontrado en la literatura, pero que siempre se agradece y se disfruta.

¿Imagina usted, estimado lector, un monumento al “lugar común?, peor que eso, ¡un timbre postal! ¿O, la sombra de Hamlet con cruda (eso sí, real)? ¿Al Quijote escribiendo una obra caballeresca donde el protagonista es un manco? ¿Un dinosaurio devorando el cuento más largo del mundo? ¿La Frase de Cajón y la Muletilla haciendo público su idilio? Pero en este libro hay mucho más que eso, también diputados que mueren en su curul sin darse cuenta (eso sí, con el dedo estoico), bibliómanos que venden su alma al diablo, agencias de viajes que te conducen a tu casa, un haijin con bloqueo creativo y hasta cangrejos que se la pasan pensando en la inmortalidad del humano.

A veces en primera persona, a veces desde el todo poderoso omnisciente, Rivas nos lleva por historias bien construidas en escasas líneas, con sus ya acostumbrados vericuetos verbales que convierten a cada una en un disfrute absoluto, pues las dota de la picardía y el ingenio propio del español mexicano. Y esto las hace únicas. Pero hay algo que vale un aviso; en ocasiones el autor apela al libre albedrío del lector (si es que los lectores lo tenemos) convirtiéndolo en cómplice de algún final o en autor intelectual de otro desenlace para alguna de estas historias. Y es que uno se queda mascullando lo leído, un rato largo después de cerrar la página.

Enrique logra como en todos sus libros, contagiar al lector de la pasión con que los escribe, siendo “Re Veces” donde se le nota más desenfadado, con una libertad sobrada que el autor aprovecha para subirse al tren de la literatura hidalguense; yo sospecho que lo había hecho ya, pero si para alguno quedaba duda, este libro confirma que Rivas es un escritor en toda la extensión de la palabra.


Para rematar el volumen (o debo decir, para abrirlo, no lo sé) encontramos una portada magistral, se trata de una gráfica digital del maestro Enrique Garnica (tocayo del sujeto que es objeto), titulada “En boca cerrada”; tarde me di cuenta de ello, las moscas se introducen, como Juan por su casa, en la sorpresa y el gozo que me han provocado estos “Re Veces”.

Publicado el miércoles 27 de mayo de 2015, en la sección Voces sobre papel del Sol de Hidalgo.

lunes, 25 de mayo de 2015

Somos indispensables...

Somos indispensables para el otro. Mantenemos andando la maquinaria del lenguaje -frecuentemente en distintas direcciones a la vez-.

C.D. Wright

Versión de Abraham Chinchillas

jueves, 21 de mayo de 2015

La hoja y la mirada: Abuelos que ganan batallas



 “¡Qué lástima / que yo no tenga un abuelo que ganara / una batalla, (…)”. Cuando León Felipe escribió esto seguramente estaba pensando en mí y aunque esta paradoja poético-temporal resulta imposible y Felipe realmente estaba pensando en España, estos versos resume la relación con mis abuelos (el materno y el paterno), de ninguno conservo un retrato con “una mano cruzada / en el pecho, y la otra en el puño de la espada”. Por eso siempre he sentido envidia de aquellos que aún tienen un abuelo, pero no envidia malsana, más bien cargada a la nostalgia porque siempre he sabido que con la pérdida de los míos había perdido la memoria que dilucidaba mi origen, ese punto a las 6, encallado en el pasado.

Pero también María Ruíz sabe muy bien esto, que la memoria más profunda se encuentra en los recuerdos de nuestros abuelos. Es por ello que se dedicó durante más de dos años a recopilar las historias que conforman el libro “Nuestro abuelos: la historia viva de Huasca”, el cual en una segunda edición está disponible desde hace algunas semanas.

La autora creció en el pueblo de sus padres y abuelos, yendo y viniendo de la ciudad a la provincia pues había nacido en México D.F.; Huasca significaba el terruño. Desde muy pequeña estuvo empapada de las historias del pasado que provenían de ese torrente que sus abuelas vertían en las sobremesas, o en las charlas alrededor de un humeante jarro de café en las frescas mañanas de los fines de semana.

Ella, conforme fue creciendo, visitaba a su tía abuela y a las amigas de ésta donde las historias no solo se repetían, sino que se multiplicaban; en ellas se escuchaba cómo habían vivido, las cosas con que se divertían, lo que había ocurrido en Huasca en años pasados. En aquel momento, sin asimilarlo todavía, se había sembrado en ella, prácticamente la historia de los últimos 100 años del pueblo.

Lo entendió cuando fue mayor, ella era ya sin quererlo, receptora de una parte histórica de la vida cotidiana de la comunidad de Huasca y fue en aquel momento cuando decidió emprender su rescate y plasmarlo en las páginas de un libro. Asumió la herencia que significaba no solamente la memoria de sus familiares, sino de ciertas personas que habían depositado en ella sus recuerdos.

El libro comenzó a formarse cuando, con grabadora en mano, María pidió a los abuelos que recrearan aquellas charlas de su infancia, preguntándoles a detalle sobre sus vivencias. La primera abuelita que entrevistó, bisabuela de una amiga muy cercana, comenzó dudando si tenía noventa y tres o noventa cinco años, generando ente la entrevistada y la entrevistadora un mágico halo de intimidad; lo que se repetiría con cada uno de los interlocutores.

María Ruiz buscó que las entrevista no solo se sucedieron dentro de las casas, también en la calle, con personas que la autora encontraba por casualidad y que siendo muy mayores podían nutrir esta búsqueda del pasado más remoto del pueblo. En total el libro compila 15 entrevistas a adultos mayores, seleccionados de manera aleatoria, vecinos de Huasca que cuenta cómo vivieron y lo que vieron que sucedía en el pueblo mágico.

María Ruíz trató de conservar, en las transcripciones, el modo en que hablaba cada persona, traduciendo esas palabras mudas que suenan en una charla pero que son dichas con las manos o con el cuerpo. Lo logró de tal manera que la gente que los conocía, cuando leyó el libro, alcanzaba a escuchar a cada una de las personas que contaron su historia.

Originalmente el libro apareció, en su primera edición, en mayo de 2001, gracias a un apoyo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC). En ese entonces el presupuesto recibido apenas alcanzó para 200 ejemplares que volaron inmediatamente entre los familiares de los protagonistas y los habitantes de Huasca. Ahora, en el 2015, el apoyo del PACMyC se repitió con la intensión no solamente de hacer una reimpresión (corregida y aumentada) más numerosa del volumen, sino que además pretendiendo que de su venta se desarrolle un fondo editorial que permita difundir en publicaciones dirigidas a los niños la historia de Huasca.

“Nuestros abuelos: la historia viva de Huasca” comienza dando referencias geográficas, topográficas e históricas del pueblo, para luego dar paso a los testimonios de los abuelos que se nutren con fotografías y documentos que salieron de los álbumes familiares para convertirse en imágenes con gran valor histórico. El volumen remata con un bellísimo cuento de la misma María Ruíz, un poema escrito en 1955 por el señor Emilio Luna y un apéndice con la lista completa de los presidentes municipales que ha tenido Huasca, además de un glosario.

En su conjunto, se trata de una obra donde se aprecia la dedicación de su autora para rescatar la memoria de su pueblo, no solamente para los que estamos aquí, ahora, sino sobre todo para los que vendrán después de nosotros y que seguramente tendrán un interés parecido al nuestro por saber de dónde vienen, enterándose de paso hacia dónde van. Condensa  en sus páginas deseo más elevado de su autora: que Huasca mejore como pueblo, pero sobre todo como sociedad, reconociendo lo que se ha hecho en el pueblo y quiénes han participado en ese devenir para hacerlo mejor.

En las páginas de este libro el lector podrá encontrar historias de vida que fueron atesoradas en la mente y el corazón de estos abuelos que, compartiéndolas,  ganaron la batalla contra el olvido y dieron forma al pasado colectivo de uno de los lugares más mágicos de nuestro estado.


A la venta en las librearías pachuqueñas “Dragones y dinosaurios” y “Mr. Book”; y en casi cualquier negocio de Huasca.

martes, 19 de mayo de 2015

Menes Llaguno dará conferencia sobre historia minera


Este miércoles 20 de mayo, el historiador Juan Manuel Menes Llaguno ofrecerá la ponencia “Visión gráfica de la historia minera de la Comarca Pachuca Real del Monte”, como parte del Ciclo de Conferencias de la Academia Hidalguense de la Historia. La cita es en el Teatro Guillermo Romo de Vivar, en punto de las 18:00 horas.

El cronista del Estado de Hidalgo nos presenta esta conferencia mediante un apoyo de fotografías, dado que Juan Manuel Menes es un asiduo coleccionista de imágenes antiguas de Pachuca, Real del Monte y en general de toda nuestra entidad.

En cada ciclo se abordan aspectos relevantes de la vida en nuestro estado, los hechos que forjaron nuestro actual presente y se analizarán los sucesos más destacados de Hidalgo con respecto al entorno nacional.

La academia está integrada por 11 historiadores de gran trayectoria en la entidad, con diversas publicaciones y conferencias que dan cuenta de los temas que integran las áreas de su interés, desde la época prehispánica hasta nuestros días.

Juan Manuel Menes Llaguno (Pachuca, 1 de mayo de 1948) es fundador y miembro de número de la Academia Hidalguense de la Historia y del Consejo Estatal de la Crónica del Estado de Hidalgo. Desde 1983 cronista vitalicio del estado, considerado como uno de los historiadores más minuciosos y respetados por la realización de sus investigaciones que abarcan temas culturales de historia regional.

Es un abogado destacado que se ha desenvuelto en los tres poderes del estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Cuenta con un postgrado de Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México y por el Colegio de México y una especialidad en Sistema Acusatorio Adversarial en México, por el Instituto Nacional de Ciencias Penales.

Las próximas conferencias:
Este ciclo de conferencias continuará con las siguientes fechas: el miércoles 27 de mayo toca el turno de Luis Corrales Vivar con “El convento franciscano de Tepeji del Río”; para el 3 de junio       será José Vergara Vergara quien hable de “Dos planos de Pachuca de la segunda mitad del siglo XIX”; finalmente, el 10 de junio Javier Ortega Morel charlará “Efectos de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Mexicana en la minería de Pachuca y Real del Monte”.



“Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa”.

lunes, 18 de mayo de 2015

Canadá, Francia y Brasil, esta semana en la 58 Muestra de Cine en Pachuca

*Proyectarán Cautiva, El pequeño Quinquin y El niño y el mundo



Excelentes producciones cinematográficas se proyectarán esta semana como parte de la 58 Muestra Internacional de Cine en el Teatro Guillermo Romo de Vivar: la primera de ellas el jueves 21 de mayo titulada Cautiva, hecha en Canadá; la segunda será El pequeño Quinquin, de Francia, el viernes 22 de mayo, y la tercera será El niño y el mundo, producida en Brasil, el sábado 23.

Cautiva, dirigida por Atom Egoyan, se proyectará en funciones de las 15:00, 17:00, 19:00 y 21:00 horas. Sinopsis: Ocho años después de la desaparición de Cassandra, algunos indicios perturbadores parecen indicar que aún está viva. La policía, sus padres y ella misma, intentarán elucidar el misterio de su desaparición. Thriller psicológico que explora los efectos de la ausencia y el pasado, vistos a través de las relaciones aún entrelazadas entre la víctima, sus padres, el secuestrador y los investigadores. Desde este punto de oscura devastación, la película parece preguntar: ¿es posible la redención en este mundo tan grotesco?

Atom Egoyan (El Cairo, Egipto, 1960). De origen armenio, a muy temprana edad viajó a Canadá, donde creció y se educó. Su obra incluye más de una docena de largometrajes, cortometrajes y episodios para televisión, además de instalaciones presentadas en museos como el de Arte Moderno de Oxford y en la Bienal de Venecia. En 1996 incursionó en la dirección de ópera con la puesta en escena de Salomé; y también es autor de varias publicaciones. Su procedencia étnica y multicultural está en el fondo de todas sus historias. Sus películas exploran la manera en que las relaciones humanas son corrompidas por la omnipresencia de la tecnología y algunas de ellas siguen estructuras sin linealidad cronológica, en las cuales los acontecimientos se organizan de manera no secuencial con el fin de provocar reacciones emocionales en el espectador ocultando la clave de la historia.

El pequeño Quinquin (200 minutos de duración) se presentará en funciones de las 15:00 y 19:00 horas. Sinopsis: En un pueblo al norte de Francia, unos extraños asesinatos atraen la atención del comandante Van der Weyden. Junto al teniente Carpentier, empieza a seguir la pista del probable autor material de los crímenes. Sin embargo, también tendrán que lidiar con un curioso grupo de bandidos liderados por Quinquin, un chico astuto y rebelde. En un giro tremendo en su filmografía, Bruno Dumont vira hacia la comedia en este proyecto para televisión convertido en un largometraje, y nos entrega una historia cuyo humor se balancea entre el terror y la bufonería.

Bruno Dumont (Bailleul, Francia, 1958) es el director. Estudió filosofía griega y alemana en la Universidad de Lille, en el norte de Francia, y fue profesor de esa área en Hazebrouck antes de dedicarse al cine. Por su primer largometraje, La vida de Jesús, fue considerado una gran promesa dentro de la cinematografía de su país. Ha sido galardonado dos veces con el Gran Premio del Jurado en Cannes, por La humanidad en 1999, y por Flandres en 2006. Su trayectoria incluye más de cuarenta comerciales, varios cortometrajes, así como siete largometrajes y una miniserie para televisión. Su particular uso del paisaje destaca en sus películas, en las que se ha centrado en la búsqueda de la esencia humana dentro de contextos sociales violentos. El pequeño Quinquin es su primer proyecto para televisión, un trabajo conformado por cuatro capítulos, con una duración de 52 minutos por episodio.

Finalmente, El niño y el mundo (de Alê Abreu), se proyectará en funciones de las 15:00, 17:00, 19:00 y 21:00 horas. Sinopsis: Un niño que sufre por la falta de su padre, quien ha dejado a la familia para irse a trabajar a algún lugar distante, sale de la aldea donde vive para descubrir un mundo fantástico, dominado por animales-máquina y seres extraños. El niño y el mundo es una animación realizada con diferentes técnicas audiovisuales, que del collage a los gráficos computarizados, retrata los problemas del mundo moderno y el contraste entre el campo y la ciudad a través de una mirada singular.

Alê Abreu (São Paulo, Brasil, 1971). Formado en Comunicación Social y autor de libros ilustrados, comenzó a realizar pequeños trabajos animados desde principios de los 90. Ha desarrollado diversos proyectos de publicidad para empresas como Nestlé e ilustrado para numerosas revistas, periódicos y libros clásicos de la literatura brasileña contemporánea como O Mistério do Cinco Estrelas, de Marcos Rey, y O Menino que Espiava prá Dentro, de Ana Maria Machado. Su primer largometraje, Garoto Cósmico, basado en su libro de ilustraciones del mismo nombre, fue estrenado en cines de Brasil y lanzado en DVD en países como Venezuela e India; mientras que su cortometraje Passo fue exhibido en los festivales de animación más importantes del mundo. En 2007 Abreu fue uno de los artistas homenajeados en Anima Mundi, el mayor festival dedicado a la animación en Latinoamérica, donde se proyectó una retrospectiva de su trabajo. Su segundo libro de ilustración Mas Será que Nasceria a Macieira? fue lanzado a la venta en 2010 por la prestigiosa editorial brasileña FTD.



“Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa.”

jueves, 14 de mayo de 2015

La hoja y la mirada: La espiral de la tristeza y el trastumbo


Después de trastumbar el olvido / la noche se enciende, papá.

La literatura es una suerte de milagros. En ella ocurren los más inverosímiles encuentros, desencuentro y coincidencias. Es por ello que no me extraña tropezarme con un libro que conozco a la perfección pero que me sorprende como chubasco vespertino. Se trata de “La tristeza de Papá Sabino” de Venancio Morten Neriah. El poemario ha alcanzado ya su cuarta edición, algo nunca antes visto en un libro de poesía publicado en Hidalgo, la cual ha sido auspiciada por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo. Las tres ediciones anteriores, fueron posibles gracias al apoyo del PACMyC (la primera) y de Bayron Gálvez y Eva Beloglovsky (la segunda y la tercera) a través de la independiente alb@tros PRESS.

“Papá Sabino”, como cariñosamente le llamamos al libro quienes hemos estado alrededor de él y de su autor, es un poemario vigoroso y potente, alejado del cliché “indigenista”, sino verdaderamente basado en una tradición poética del Valle del Mezquital, que sirve de abrevadero para que Venancio hable de lo que le duele, lo que le cala en su historia de vida, pero también como ventana a través de la cual le grita al mundo la belleza del infortunio.

¿Dónde voy a encontrar tus ojos, /hoy que la muerte /canceló los astro que habitan la negrura?

Existe una pléyade de escritores que comenzaron a arrastrar la pluma con la única esperanza de que su amigos los quisieran más. Desde García Márquez hasta quien esto escribe, fuimos movidos por el mero deseo de agradar a otros con nuestras historias. Venancio Morten Neriah también pertenece a este club, donde la soledad es la tierra para la semilla de su escritura y al mismo tiempo el agua que la riega y la hace crecer en una flor que la aniquila.

Si supieras papá, tengo tanto qué contarte: se llama Laura y tú nunca la amaste, porque la vida no te dio tiempo de toparte con la altura de sus senos de gaviota herida. Fui yo quien la encontró, así nomás, como suceden las lluvias de mayo.

La nueva edición de “La tristeza de Papá Sabino” tiene un rostro distinto pero el mismo corazón. Su portada se ilustra con una fotografía de Homar Alamilla, un muro de cardones que se abre ante los ojos del lector. En su interior, conserva los diez textos de las ediciones anteriores, pero además incluye cuatro nuevos (un poema y tres prosas poéticas), entre ellos “Trastumbo”, que originalmente fue una plaqueta aparecida como segunda obra del autor. En su conjunto el nuevo “Papá Sabino” ha crecido, mostrando otras matices en la voz poética de Morten Neriah;  el padre como figura y como ausencia sigue apreciándose entre los versos, el Valle como personaje y como destino no deja de arraigar el corazón del poeta, el futuro no deja de ser un lugar vacío y lejano. Una nueva distribución, tanto de los textos como de las fotografías interiores, les dan un aliento distinto, igual pero distinto, si cabe la generosa contradicción.

Dile a los viejos que vinieron siguiendo una voz muy alta; /pregúntale a su piedras, /diles que por donde nos vamos (…) /¿Cómo le hacemos para que no nos olviden?

El poemario, un hito en la poesía local, ha caído en una espiral, no que desciende, por el contrario, que sube para acompañar en su vuelo a la poesía de Venancio, quien con este libro ha alcanzado un lugar irrenunciable en las letras hidalguenses, sus textos son ya un referente para la gente del Valle, esa que vive ahí, la otra que vivimos fuera, pero que siempre lo llevamos metido en el pecho como espina indeleble.

Aquí vinieron a enterrar mi ombligo, /la noche aquella en que comparecí muy tarde. /Me trajo un águila negra en vuelto en su zarape; se vino por el filo de los cerros /desgranando mazorcas y rezando (…)

Pero su destino, el del libro, no termina ahora, con esta edición; se prepara ya una nueva, pues demás, “Papá Sabino” se ha convertido en un libro muy vendido, llegando en cada edición rápidamente a los linderos del “Sold out”.

Qué sola se ha quedado esta calle desde que te fuiste; perdimos la algazara que nos defendía del frio de la ciudad y sus tinieblas //Un día feroz, vendrá con un xoloscuitle en la mano, a tocar a mi puerta, y la calle tendrá gusto a nardos frescos y café (…)


Me tocó revisar y editar las primeras tres ediciones de este libro. Ahora, sin estar totalmente ajeno de esta cuarta, lo encuentro  y me deslumbro con su perfección, con la profundidad de sus versos, con la luminosidad de su tristeza; lo disfruto como quien reencuentra a un viejo amigo, al cual le presentó un hermano.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Christian Peña participará en “Escrituras alternas”

El poeta Christian Peña visitará el Centro de las Artes de Hidalgo, para ofrecer una charla como parte del programa Escrituras alternas. Conversaciones literarias. La cita es el próximo jueves 14 de mayo a las 18:00 horas en la Sala Abundio Martínez.

Esta actividad contará con la participación de Diego José, quien fungirá como moderador de la jornada. En esta actividad el autor hablará de sus procesos creativos, su experiencia literaria y su relación con los medios editoriales, entre otros temas, para luego entablar un diálogo con los asistentes.

Con el propósito de proporcionar al público interesado en la literatura (lectores y escritores) un acercamiento creativo con los autores emergentes de la literatura mexicana con el fin de indagar respecto a los procesos creativos, y de interesar al público general en la lectura de los escritores más representativos de las nuevas generaciones de literatos mexicanos, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, a través del Centro de las Artes, comienza este proyecto, que consiste en un ciclo de charlas con escritores invitados, a través de sesiones mensuales.

La dinámica de trabajo es la siguiente: se realizan entrevistas a fondo con los representantes más destacados de la literatura reciente en nuestro país, respecto a sus procesos creativos, su experiencia literaria y su relación con los medios editoriales. Además, se lleva a cabo una lectura ilustrativa de los procesos creativos de los autores invitados y al final se plantea desarrollar un diálogo de los estudiantes y asistentes con los autores invitados.

Christian Peña nació en 1985 en la Ciudad de México. Es un joven poeta mexicano que ha sido becario del Fondo nacional para las Artes de México y de la Fundación para las Letras Mexicanas. Ha obtenido diversos premios de poesía con sus obras, de los cuales destaca el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en su edición del año 2014, el cual se considera como uno de los más importantes en su género.

Es autor de las obras Me llamo Hokusai (Premio Nacional de Poesía Aguascalientes) 2014, Veladora (Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2013), El amor loco & The advertising (Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 2012), Libro de pesadillas (Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura 2011), Heracles: 12 trabajos (Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2011), Janto (Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2010), El síndrome de Tourette (Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2009) y De todos lados las voces (Premio Nacional de Poetas Jóvenes 2008).



“Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa”.

martes, 12 de mayo de 2015

Estadio de noche

Günter Grass

Lentamente ascendió el balón en el cielo.
Entonces se vio que estaba lleno el graderío.
En la portería estaba el poeta solitario
pero el árbitro pitó fuera de juego.

lunes, 11 de mayo de 2015

Este jueves 14 de mayo inicia la 58 Muestra Internacional de Cine



Como ya es una tradición, regresa a Pachuca la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, ahora en su emisión número 58, con un muestrario de lo mejor que se ha producido en el mundo durante los últimos años. La sede será el Teatro Guillermo Romo de Vivar, a partir del jueves 14 de mayo y hasta el 12 de junio.

Este desfile cinematográfico inicia el 14 de mayo con la película El capital humano, proveniente de Italia y dirigida por Paolo Virzì. Las funciones: 15:00,17:00,19:00 y 21:00 horas.

Sinopsis: La víspera del día de Navidad, un ciclista es atropellado de noche por un lujoso todoterreno. El desgraciado accidente cambiará el destino de dos familias: la del millonario Giovanni Bernaschi, un especulador financiero que ha creado un fondo que ofrece un 40 por ciento de interés anual, atrayendo y esquilmando a los crédulos inversores, y la de Dino Ossola, un ambicioso agente inmobiliario cuya empresa está al borde de la quiebra.

La segunda película se presenta el viernes 15 de mayo, cuyo título es Xenia, una producción de Grecia dirigida por Panos H. Koutras, en funciones de las 14:30, 16:45, 19:00 y 21:15 horas.

Sinopsis: Tras la muerte de su madre, Dany y su hermano Odysseas, de 16 y 18 años, emprenden la ruta de Atenas a Tesalónica para buscar a su padre, un hombre griego que nunca han visto. Albaneses por parte de madre, los chicos son extranjeros en su propio país y esperan que su padre los reconozca para obtener la nacionalidad griega. Además, Dany y Ody se hicieron la promesa de participar en un concurso de canto popular que podría cambiar su vida. Este viaje pondrá a prueba la fuerza del vínculo que los une, su lado infantil y el gusto por las canciones italianas.

El sábado 16 de mayo, en funciones de las 15:00, 17:00, 19:00 y 21:00 horas, se proyectará la cinta Mentiras blancas, de Nueva Zelanda, cuya directora es Dana Rotberg. Sinopsis: A principios del siglo XX en una pequeña localidad de Nueva Zelanda, Paraiti, una curandera maorí, es solicitada como último recurso incluso para mujeres blancas, a pesar de las leyes colonialistas que le prohíben ejercer. Un día Maraea, otra mujer maorí, le suplica que atienda a su empleadora, Rebecca, la esposa de un empresario local pudiente. Rebecca está embarazada, y dado que el viaje al extranjero de su esposo ha sido largo, es evidente que el hijo no es de él. La encomienda de poner fin al embarazo conduce a una revelación de secretos y tensiones raciales.

La programación completa se puede consultar en el portal del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, http://cecultah.hidalgo.gob.mx. El bono para toda la muestra puede ser adquirido en el Teatro Guillermo Romo de Vivar, con un costo de 200 pesos.



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Hidalgo rendirá homenaje a Sixto Valencia


***Este viernes 8 de mayo en la Sala Abundio Martínez del Centro de las Artes, en punto de las 12:00 horas

El Gobierno del Estado de Hidalgo, por medio de su Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, rendirá un homenaje póstumo al caricaturista hidalguense Sixto Valencia Burgos, quien falleció el pasado 23 de abril.

La ceremonia se llevará a cabo este viernes 8 de mayo en la Sala Abundio Martínez del Centro de las Artes, en punto de las 12:00 horas, donde además se realizará la presentación del libro Sixto Valencia. Una vida entre viñetas, de Luis Gantus y Melina Gatto.

Este trabajo editorial publicado por el Cecultah es consecuencia del Premio al Mérito Artístico 2013 que el gobierno y la sociedad hidalguenses le otorgaron. En éste se sintetizan las etapas más significativas del maestro: una pasarela de imágenes que dan muestra de que la suya es una existencia rica en saberes, enseñanzas, aventuras y apasionamientos.

Historietista mexicano, nació en Villa de Tezontepec, Hidalgo, el 28 de marzo de 1934. Fue responsable artístico del personaje Memín Pinguín y ex editor de la revista Mad.

Su padre fue Manuel Delfino, que firmaba como Manuel de Valencia, de oficio agricultor. Para poder mantener a la numerosa familia, Manuel Delfino adquirió una pulquería conocida como “El Marino”. La madre de Sixto Valencia se llamaba Pascuala Burgos Aguirre y era oriunda del pueblo de Contreras, pero se fue a vivir muy chica allá a Tezontepec. Para ayudar en los gastos de la casa, bordaba manteles con gancho y cosía pantalones a destajo en una fábrica. Desde muy pequeño, junto con tres de sus hermanos, Valencia ejerció la carpintería. Al cumplir los 11 años, sus cinco hermanos fallecieron por diversas causas. Sixto Valencia fue el sexto de doce hijos, seis hombres y seis mujeres. Cuando Sixto cumplió 15 años, su familia emigró al Distrito Federal, donde conoció a su condiscípulo Víctor Schilinsky. En la capital continuó con sus estudios de primaria y secundaria, pero no concluyó.

Ingresó a la Academia de San Carlos a estudiar Dibujo Publicitario, de inmediato se hizo notar por sus detallados dibujos de anatomía, muy estilizados y siempre en posturas poco usuales, con movimientos gráciles y caricaturescos. Su primer trabajo profesional fue en el Directorio Telefónico donde realizó anuncios publicitarios de artículos y establecimientos comerciales. En 1957 presenta sus bocetos en la Editorial Argumentos, donde Yolanda Vargas Dulché y su esposo Guillermo de la Parra eran los propietarios y lo integran de inmediato para ilustrar; “El libro único”, “Criollo el caballo invencible”; “El látigo negro”; “Biografías selectas”, “El Charro de Oro”. Doña Yolanda Vargas Dulché fue la creadora del personaje. El nombre lo tomó del apodo de su esposo, Guillermo De la Parra Loya, quién trabajaba en aquellos años en un banco y que luego sería el fundador de la Editorial Vid, a quien sus amigos le decían así: "Memín Pinguín", "porque era todo un pingo"; o sea que era muy travieso ("Memín" es el diminutivo cariñoso de Guillermo; "Pinguín" es el diminutivo cariñoso de pingo).

Dentro de sus múltiples actividades ha sido precursor, fundador y presidente en 1970 de la Sociedad Mexicana de Historietistas, así como de la Sociedad de Autores de Gestión Colectiva de I.P. Es socio activo de la Sociedad Nacional de Caricaturistas y de la SOGEM. Su presencia y obra es solicitada en Convenciones, Ferias, Exposiciones, Festivales de la historieta en la República e incluso en el extranjero, por citar algunas, en Lucca Italia en 1975, Amiens Francia en 2000 y Amadora Portugal 2007. Es un activo defensor del derecho de autor y la propiedad intelectual.

Falleció a los 81 años a cusa de un infarto, el 23 de abril de 2015.




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martes, 5 de mayo de 2015

La hoja y la mirada: El arte de la queja

Versa un viejo dicho popular que “el que se queja, sus males aleja”. Y es que aun cando para algunos la queja es inútil, en los últimos tiempos, donde todo lo que ocurre en el mundo parece haber perdido la esencia, resulta un poco más que imposible no levantar la voz para quejarse, para señalar lo que está mal, equivocado; no callar ante lo que es inapropiadamente superficial. Resulta entonces que la queja, bien sustentada y digamos, responsable, resulta ser un buen inicio para la transformación y termina siendo una manera de analizar al mundo.

Este ejercicio alcanza niveles sublimes en el libro “Peroratas” de Fernando Vallejo, escritor de origen colombiano, nacionalidad a la que renunció para adoptar la mexicana en 2007 y quien es considerado uno de los intelectuales más influyentes de los últimos años. Sin embargo, sabedor de que tan importante es de donde se viene como a donde se va, logró conciliar ambas denominaciones: “Pongamos que soy colombiano y mexicano, porque soy de donde nací y de donde me voy a morir”.

Fernando Vallejo es uno de los novelistas más importantes de la literatura contemporánea, autor de algunos de las libros más representativos de la dantesca realidad que nos ha tocado vivir a quienes hemos transbordado del siglo XX al XXI. Entre ellos destacan dos: “El desbarrancadero” y “La Virgen de los sicarios”, retratos hiperrealista de la Colombia actual, sumida en el caos de la sangre como único resultado del laberinto de la droga y el dinero; ambos libros fueron incluidos en la lista de los 100 libros latinoamericanos más importantes de los últimos 25 años.

Biólogo de formación, es también cineasta, actividad que presidió a la literaria para dejar cuatro películas en México, tres de tema colombiano las cuales él tenía esperanzas de filmar en su tierra y una más que le reafirmó como un director con oficio pero que lo escaldó para siempre del ambiente cinematográfico; aun así llegó a ganar el Ariel a mejor Opera Prima en 1977. Años más tarde, no podría resistir su vis fílmica y colaboraría en el guion de la versión cinematográfica de “La Virgen de los Sicarios”.

Pero fue en la literatura donde Fernando Vallejo encontró el remedio mejor para exorcizar sus demonios: su infancia y juventud en un país que reconoció asesino desde que tuvo conciencia, su autoexilio en México desde donde siguió alzando la voz ante la injusticia y el abuso que sufrían sus “prójimos”, haciéndolo desde textos que se acercan a las memorias, como en ficciones absolutas cargadas de absoluta realidad, o en reclamos como éstos, donde la queja no es nada más un recurso, es un arma, una herramienta.

“Peroratas” se conforma de 32 textos, entre prólogos solicitados por otros autores, conferencias, artículos, ponencias y presentaciones de libros o películas, donde Vallejo aprovecha para determinar su ideario absoluto, su postura ante la barbarie de la modernidad, ante lo que aparentemente no se puede cambiar. Conviven entonces un puñado de ideas apasionadas sobre la literatura, el cine, la violencia, la religión, el maltrato contra los animales. En cada idea, se nota la férrea convicción de quien ama inequívocamente lo que cree, deseo de que su queja sirva para despertar las conciencias, al menos pues despabilarlas y que sean conscientes de que lo que se observa por el noticiero no es un filme de terror, es la realidad.

Pero en ningún momento el reclamo trae consigo amargura o rencor. Si bien sus señalamientos pueden parecer exacerbados, son puntuales, no buscan la confrontación, más bien vienen cargados de una esperanza de claridad. Resaltan sobre todos aquellos que tienen que ver con su patria, con Colombia, en los que se nota su enojo y su dolor, pero en los cuales no falta el humor y el desenfado que le imprime a todo el libro.

Fascinan sobre todo su amor por el espíritu del idioma, por la palabra y la literatura, su admiración por ciertos autores y por el Quijote, su aversión por la descomposición que hacemos del lenguaje, su manera de definir la novela, la historia y la verdad (por ende la mentira): “El idioma no cabe en un diccionario ni en un manual de gramática porque es escurridizo y burletero, y cuando una cree que lo tiene e las anos se le fue”.

Crítica tanto su raíz como su porvenir; hace una disección cuidadosamente irredenta del primer párrafo de “Cien años de soledad” de García Márquez, al cual le da, como dirían algunos de mis colegas escritores, “hasta para llevar”; pero también analiza el papel del lector, el suyo, el de cualquier autor del cual dice: “es un polígamo nato, hoy te lee a ti, mañana a otro”. Su amor por los animales, su odio ante los que los maltratan, el mismo odio que muestra ante la multiplicación de la especie humana, ante la religión, ante el mal uso de la semántica, ente el caos del mundo: “En la confusión los linderos de las palabras se nos han borrado y ya estamos en plena torre de Babel”.


Las peroratas de Fernando Vallejo son un maravillosa oportunidad de entrar en el mundo de uno de los novelistas más lúcidos y refinados del momento (como caminar en las bambalinas de su novelas), inteligente e incisivo, convencido de que la mejor manera de mirar el mundo, es analizarlo sin piedad; y es que como el mismo Vallejo reflexiona en este libro: “(…) lo que cuenta es el pensamiento, ¿o no?”.


sábado, 2 de mayo de 2015

La hoja y la mirada: Jorge Antonio y sus pulgas circenses

En una de esas mañanas frías de diciembre y previas a la Navidad, encontré a mi hijo Emilio (me gusta llamarlo por su nombre, aunque “hijo” es el único, pues el benjamín es en realidad “benjamina”), decía que encontré al preadolescente apoltronado en mi sillón de la sala (donde acostumbro sentarme a leer) y con mi postura –pierna cruzada, mano sobre la frente, cejo fruncido para disimular el placer–, leyendo. La imagen me sobresalto, más allá del orgullo y la sensación de mirarme a mí mismo a su edad, la pregunta de qué había hecho yo para convencerlo de ser lector ocupó mis pensamientos mientras me perdía sigiloso por el pasillo para no interrumpirlo.

¿La lectura se contagia con el ejemplo? ¿Por imitación, viendo a los padres leer? ¿Por osmosis, dejándole a nuestro hijos libros bajo la almohada por las noches? ¿Por accidente, dejando libros por toda la casa incluyendo la regadera para que en algún momento choque con ellos? Tal vez. Pero no solamente eso. También acercándoles libros que sean de su interés, que despierten en ellos la curiosidad, pero sobre todo, que les confirmen que dentro de las páginas de un libro suceden cosas tanto o más interesantes que las que muestran las pantallas de los televisores y las computadoras.

De ahí radica la importancia de la literatura escrita para niños, y jóvenes por supuesto, dedicación que aparentemente asusta a muchos autores que rara vez, o casi nunca, escriben algo para los pequeños grandes lectores. Entre los escritores hidalguenses no sucede tanto así, varios de los colegas han dedicado páginas enteras a niños y jóvenes, pienso ahora en Toño Zambrano, Agustín Cadena o Jorge Antonio García Pérez, quien publicó en el 2013 un maravilloso libro para niños titulado “El Circo Titiripulga”.

Jorge Antonio García Pérez ha demostrado su versatilidad a la hora de escribir. Lo mismo ha publicado dramaturgia, poesía y cuento. Además de su dedicación a la enseñanza y la promoción cultural, su trabajo como narrador oral le ha permitido trascender fronteras, incluso radiofónicas. Es tal vez ahí, en la narración oral, donde Jorge Antonio decidió enfrentarse, desde la trinchera de la página y no solamente desde el escenario, al publico más exigente: el infantil.

“El Circo Titiripulga” narra las peripecias de una familia de pulgas que deben dejar el calor del pelambre de Brunilda, una perrita que había sido su hogar por algún tiempo, para emigrar en busca de nuevos horizontes. Tras una breve escala en una sala de cine, llegan al municipio de Progreso de Obregón, en Hidalgo claro, donde se aventuran al trabajo en un circo. La historia, narrada con agilidad y humor, reconoce también el valor de la familia como motor y refugio de los buenos y malos momentos. Esta última característica dota al libro de un halo pocas veces encontrado con acierto en la literatura: el fomento de valores. Y no es que la literatura en sí tenga la responsabilidad de formar o consolidar los valores de quien la lee, no, pero si la literatura utiliza la vida como materia prima, no es raro que reflejé también aquella cosas que los seres humanos nos ocupamos de construir y preservar.

El libro fue publicado por Cofradía de Coyotes en coedición del Instituto Mexiquense de Cultura. La edición, propiamente pensada para pertenecer, nos llama la vista con una portada a todo color; propiamente pensada para atrapar la mirada y dar vuelo a la imaginación, sus interiores están diseñados con grandes ilustraciones prestas para ser iluminadas a gusto de cada lector, quien además encontrará en la página 5 un certificado de propiedad del ejemplar (excelente manera de generar un sentido de pertenencia en los peques); es un libro pues, pensado como herramienta para la creación de lectores y es en éste hecho, donde radica su mayor valor.

Aunque este no es el único libro que García Pérez a escrito para niños, si es el que mejor representa su experimentación en este, que es considerado ya, un nuevo género literario, donde incluso, él mismo se convierte en personaje.


“El Circo Titiripulga” de Jorge Antonio García Pérez, una suerte de novela corta para niños, es perfecta puerta de entrada a la literatura en general, no solo a la que se escribe en nuestro estado, y es un muy buen regalo para dar, por ejemplo, mañana, que será Día del niño.



Publicado en El Sol de Hidalgo, el miércoles 29 de abril de 2015.