viernes, 21 de noviembre de 2014

"Gallos salvajes" una tragedia mexicana, se presenta en el Romo


 El Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo presentará la puesta en escena Gallos Salvajes, los días viernes 21 y sábado 22 de noviembre, con un horario de las siete de la noche. El lugar será el Teatro Guillermo Romo de Vivar de la ciudad de Pachuca de Soto.
La obra es una adaptación de Abraham Chinchillas al texto original de Hugo Argüelles. Las actuaciones son de Francisco Meléndez, Marcos Celis y Mundo Espinosa, dirigidos por Daniel Rivera Rubio, todos ellos integrantes del grupo teatral pachuqueño La Ley de Herodes.
Los gallos es una reflexión sobre la sociedad mexicana construida como un gran mosaico, en el cual conviven con sus demonios y sus ángeles, las antiguas tradiciones y la modernidad. En Los gallos, como en México, se plantea la tensión entre el cacique y el universitario, entre el mundo urbano y el mundo rural, entre viejas y nuevas generaciones, entre las distintas y posibles formas del amor humano.
 Daniel Rivera Rubio es actor egresado de La casa del teatro, trabajó en la Compañía Nacional de Teatro en Santa Juana de los mataderos. Fundador del grupo teatral El Regreso de Ulises, con quien realizó los montajes Curiosos hábitos sexuales en algunas especies en extinciónCinco balas en la ciudad de los palaciosHamlet o de cómo empezó a no ser HamletEl rapto de Lucrecia y otras.
Francisco Meléndez es egresado de la Licenciatura en Arte Dramático de la UAEH. Becario del FOECAH en 1997 con “Cuatanas Caballo Negro” y participó en la primera emisión de Programa Nacional de Teatro Escolar Hidalgo 2000 con la obra No siempre lo peor es cierto, dirigida por Ricardo Ramírez Carnero. Es docente del Área de Teatro e Integrante de la Compañía de Teatro del Centro Cultural Universitario de la UAEH desde su fundación hasta la fecha.
Mariano Acosta es actor integrante de la compañía de teatro de la UAEH y con el grupo Dime Teatro actúa y dirige El muerto todito.
Marcos Celis ha participado como actor en montajes profesionales como: "El Santo vs. El Santo" Dir. Gabriela Flores; "Macbeth" y "Mi General Felipe Ángeles" Dir. Armando García; "Al Pie de la Letra" Dir. Emanuel Papadópulos; "La Fé de los Cerdos" Dir. Victor Salinas García; "Idiotas Contemplando la Nieve", entre muchos más.
Mundo Espinoza es egresado de la Universidad Veracruzana. Becario del FOECAH. Se ha presentado en festivales nacionales e internacionales. Ha participado en cortometrajes independientes y televisión, y ha impartido talleres de actuación, entrenamiento actoral y expresión corporal.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

José Guadalupe Posada, expuesto en El Cuartel del Arte


A partir de este jueves 22 de noviembre, se exhibirá en Pachuca la obra del que se considera el grabador más importante y quien aportó mucho al imaginario colectivo de nuestro país: José Guadalupe Posada, con la exposición Cultura popular y misticismo. La inauguración será a las 19:00 horas en El Cuartel del Arte. 

Se trata de la colección del Museo José Guadalupe Posada, que llega a la capital de Hidalgo gracias a la colaboración entre el gobierno del estado, por medio del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, y el Instituto Cultural de Aguascalientes.

Cultura popular y misticismo permanecerá abierta al público de martes a sábado de 10:00 a 18:00 horas, y los domingos de 10:00 a 15:00 horas. La curaduría y museografía está a cargo de Gina Cruz.

A través de la producción plástica, que aún permanece hasta nuestros días, es que se pretende dar cuenta de la versatilidad y actualidad de la vasta producción de grabados, ilustraciones y caricaturas de José Guadalupe Posada. Tomando en cuenta que ilustró cualquier tema que cayera en sus manos desde el más religioso hasta el más escandaloso. Sin olvidar su interpretación particular sobre el mundo que le tocó vivir, una visión apocalíptica y devastadora que se contraponía a la imagen progresista y racional del gobierno de su tiempo, dando como resultado su personaje más famoso rebautizada por Diego Rivera como “La catrina”.


José Guadalupe Posada nació en Aguascalientes, Aguascalientes el 2 de febrero de 1851, uno de los cinco hijos de Germán Posada y Petra Aguilar.

Grabador mexicano, famoso por sus estampas y litografías populares de temática social y por su personaje más famoso la muerte. José Guadalupe Posada desempeñó su propio predicamento estético y da fe de su empeño en realizar una imagen propiamente mexicana.
Poseía un talento natural para el grabado, no sin haberse visto obligado a superar una empecinada oposición familiar, su padre le permitió ingresar, a los dieciséis años, en el taller profesional de Trinidad Pedroso, reconocido maestro de quien aprendió los principios, métodos y secretos de la litografía. En estos primeros años de aprendizaje, el joven Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante, y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El jicote (1871), cuando acababa de cumplir los diecinueve años.

José Guadalupe ganó una plaza de maestro de litografía en la Escuela Preparatoria de León. A esta ciudad del estado de Guanajuato se había trasladado, en compañía de su maestro, en 1871. Fue profesor durante cinco años, aunque compartió la actividad didáctica con lo que le gustaba en realidad: la litografía comercial –textos de anuncios y carteles– y la impresión de imágenes religiosas.

Las graves inundaciones que asolaron León en 1888 le obligaron a trasladarse a la Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El hijo del Ahuizote, por mencionar algunas. Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de zinc, plomo o acero en sus grabados.

Su primer taller estuvo en la calle de Santa Teresa (ahora Guatemala) y después se cambió al número 5 de Santa Inés (actualmente Moneda).

A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular, del impresor Antonio Vanegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".

martes, 18 de noviembre de 2014

Borrador imperfecto de las cosas que amo

José Manuel Sola
Me gusta la alegría de los que cantan a mi lado o de lejos.
Me gusta la alegría de la gente enamorada de la gente
y  me enamoro de la gente que pasa cargando sus banderas a plena luz del día
y me gusta ser pueblo.
Me gusta la gente que da abrazos y besos de corazón y te llaman hermano.
Me gustan los que ríen bajo la lluvia y danzan y juegan con sus perros.
Me gustan los que comparten su agua, su café
y los poemas de los otros como si fueran un pan recién horneado.
Me gusta la gente que escribe cartas a mano, sobre papel, por amor a la vida.
Me gusta la alegría del que siembra con los dedos olorosos a tierra,
el que celebra el verde de los árboles y canta a la semilla su esperanza.
Me gustan los ancianos que celebran la flor en la ventana
y los que cuentan cuentos,
los que saben tu nombre de memoria
y ríen felizmente cuando les da la gana.
Me gustan las mujeres artesanas que pintan girasoles en las manos de Dios,
las que pintan caricias que llegan hasta el alma,
las que amamantan niños y besan sus cabellos en medio de la plaza.
Me gusta todo el mundo,
la guitarra y el vino.
Y me gusta esa gente inolvidable que te regala un sueño
y que luego se va como si nada....
Me gusta la alegría del que dice
que hay un mejor mañana y se va y lo construye con las manos heridas.
Me gusta amanecer enamorado de lo que trae el día que comienza.
el mantel limpio y los zapatos viejos,
la camisa olorosa con todos los remiendos
y me gusta la pluma con que mi padre escribía las cartas.
Me gusta irme de fiesta con todos mis amigos y con la libertad de los que aman,
con los que no se creen mejor pero tampoco menos
y que tiran al viento sus besos en bandadas:
me gustan los que se ríen de los envanecidos y de los poderosos y
del capitalista que se cree que manda.
Me gusta la alegría del que cría a sus niños,
les reza mansamente a la hora del sueño
y defiende la puerta de su casa.
Y me gusta y celebro la pobreza
de los que tienen limpia el alma y la alegría
y llevan por bandera su más limpia mirada....

18 de noviembre de 2014

miércoles, 12 de noviembre de 2014

De lloronas y charros negros…

Emiliano Páramo

Por el recuerdo de mejores días de muertos, sentados a la mesa con chocolate caliente, para escuchar los cuentos de espantos de la boca de mi abuela, van estos dos tal como los recuerdo desde la cercana palabra de mis mejores muertos:

Los Charros del Puente
Hace ya muchos años, los músicos de la orquesta de los Mejía, regresaban de tocar, ya muy tarde, de una fiesta en el pueblo de Tasquillo; venían a lomo de mulas y algunos caballos prestados por los mayordomos del lugar. Las botas de pulque y las botellas con que habían sido obsequiados en el agasajo, hacían más soportable la boca de lobo que era el camino de regreso a Ixmiquilpan. Venían eufóricos, cantando y silbando marchas y tonadas románticas de aquellos años.

Pasaron las últimas casas de La Otra Banda, cuando alcanzaron a divisar un extraño resplandor camino del puente viejo. Al llegar a la curva que desemboca en el río, vieron que en la ribera había una muy animada fiesta de charros, a la que sólo le faltaba la música viva. Había en el jolgorio, gente de apariencia respetable y apuesta: puros señores elegantes, de finos trajes e impecables maneras. Uno de estos señores, al mirarlos pasar, se acercó con la intención de contratarlos para animar el festejo. Al acordar la paga, los músicos comenzaron a tocar; y en ese momento apareció, de nadie sabe dónde, un grupo de muy distinguidas y bien vestidas señoritas, que rompieron el baile con los charros aquellos.

Después de estar tocando por espacio de una hora, sin descansar, uno de los músicos, se dio cuenta de que, tanto las muchachas como los charros aquellos, tenían patas de chivo, como las que dicen que tiene el diablo; asustado por lo que sus ojos miraban, soltó su instrumento, se santiguo y gritó: ¡Ave María Purísima! Al instante, los charros, las muchachas y la fiesta entera desaparecieron. Del Susto, los músicos perdieron el conocimiento; dicen que fueron a aparecer en la madrugada del 2 noviembre de 1930, todos golpeados, revolcados y sin instrumentos, allá por el rumbo de San Nicolás.

Por eso hay que tener cuidado; dicen que los charros aquellos se aparecen de noche, en una carreta, y que preguntan por una banda que toque recio, para animar unas fiestecitas, que de vez en cuando, se suelen organizar en el pedacito de infierno que colinda con el barrio de La Otra Banda, justo en la orilla norte del puente viejo.

La Llorona
Cuentan los que saben de esto, que hace muchos años en el bario de La Otra Banda, vivía una familia, a la que podríamos llamar normal, común como es el caso de muchas por acá; hasta que un día, llegó a vivir al pueblo una mujer de rara belleza. Nadie sabía de donde había llegado, pero desde su arribo, causó el escándalo entre las damas respetables, por su forma de vestir, de caminar y de mirar; pero sobre todo, por lo que provocaba en los hombres.

Don Camilo, el señor de la familia en cuestión, quedó prendido de la recién llegada, desde la primera vez que la vio, cuando pasó frente a la milpa que trabajaba, en la orilla del camino que lleva a Panales. Ella lo enamoró de una mirada sola. Dicen que echaba lenguas de fuego por sus pupilas, y que cuando caminaba no tocaba el piso.

Don Camilo y la mujer aquella, tenían sus amores en lo escondido de las veredas y las milpas que dan al puente. Cuentan que, puesta al tanto por las habladurías de la gente, Doña Blanca, esposa de Camilo, tomó a sus dos hijos y agarró camino con la intención de caerles con las manos en la masa. Detrás de una nopalera los encontró; cegada por la rabia, corrió con sus hijos hasta el puente, y desde lo alto, los arrojó, ante la mirada atónita de su marido y la risa macabra de la fuereña. Unos arrieros que por ahí pasaban, alcanzaron a ver cómo Doña Blanca se arrojaba detrás de sus hijos a las aguas del río, mientras Camilo corría como loco entre la nopalera. Nunca se supo más de él, ni de la fuereña. Pero cuentan que por las noches, se oye a Doña Blanca gritar por sus hijos, mientras busca venganza entre las mujeres de falda corta y zapato ligero, y los hombres que como gatos tragones, teniendo carne en casa, sale a buscar ratones.

Tengan cuidado si la escuchan; escóndanse, póngase la camisa y los calzones al revés, encomiéndense a la Virgen de San Juan, y guárdense bajo 7 candados y una palma bendita. Pero si la ven, pierdan toda la esperanza, es seguro que la madre de ustedes, tendrá que penar como ella, gritando por las noches: ¡Ay, mis hijos...!
 
Para Zyanya Mejía Nambo

martes, 11 de noviembre de 2014

Inauguran muestra fotográfica de Manuel González de la Parra "La sigilosa mirada"




La sigilosa mirada es el título de la exposición del fotógrafo Manuel González de la Parra, que se inaugurará el próximo viernes 14 de noviembre en la galería José Hernández Delgadillo del Foro Cultural Efrén Rebolledo, a las siete de la noche.

La exposición presenta la visión y la sencillez entrañable de sus retratos, los cuales describen a un artista que en primera instancia busca la dignificación de sus sujetos sobre la prioridad estética. Sus temas definen a un fotógrafo comprometido con los territorios donde hizo registro, recorriendo rutas fascinantes de la geografía veracruzana, exhortando a soslayar la vista de las condiciones poco favorables y poner atención en las cualidades humanas plasmadas en momentos cotidianos o solemnes, en fiestas patronales o durante una jornada.

Esta exposición distingue tres momentos de una trayectoria donde es notable la evolución del ojo fotográfico: las imágenes precedentes dan cuenta que la intención documental era inherente desde los días de estudiante en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana; el encuentro con Nacho López en sus años de formación fue decisivo para determinar el rumbo de su oficio. El imaginario veracruzano expone un mosaico territorial y antropológico entre serranías, tierras bajas, esteros y las personas que los viven, con resultados que pueden insertarse en la tradición de la escuela mexicana de fotografía.

La sigilosa mirada de Manuel González de la Parra es una iniciativa por mantener vigente la convivencia con este fotógrafo, a través de las miradas cómplices, sonrisas infantiles o paisajes evocando el disfrute del silencio. Cada una de estas imágenes conserva un fragmento de la personalidad de un hombre excepcional que supo reflejar visiones intimistas en instantes universales.

Y es que el sigilo como silencio cauteloso es el motivo descubierto en el trabajo fotográfico de Manuel González de la Parra. A partir de su deceso en diciembre de 2012, la realización de esta muestra es el primer ejercicio de aproximación al archivo generado en 37 años de oficio. 
La intención es señalar el crecimiento empírico de un observador nato que encontró en la fotografía la manera más eficaz para comunicarse.

Manuel González de la Parra nació en la ciudad de Cotija de la Paz, Michoacán, en 1954, pero residió desde 1972 en Xalapa, Veracruz. Estudió en la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana con los maestros Carlos Jurado, Nacho López y Adrián Mendieta, en una época de especial efervescencia en las artes plásticas y escénicas en la capital veracruzana. A partir del año 1978 inició a trabajar como fotógrafo en la Universidad Veracruzana, labor que le permitió recorrer el estado con el fin de registrar de modo documental varios proyectos que precisaban de soporte visual, como publicaciones de corte antropológico, científico y artístico. Falleció de manera inesperada el 13 de diciembre del 2012.


lunes, 10 de noviembre de 2014

La BCEH conmemorará el Día Nacional del Libro


En el marco del Día Nacional del Libro, que se conmemora cada 12 de noviembre, la Biblioteca Central del Estado de Hidalgo “Ricardo Garibay”, celebra este día con una presentación editorial simultánea en la sala infantil y Sala Fondo Hidalgo.

Se trata de los libros La alimentación, de Jorge Armando Barriguete Meléndez,   y Cuentos para una noche de insomnio de Jorge A. Estrada.

En punto de las 12:00 horas, Jorge Armando Barriguete presenta La alimentación, en compañía de Luis Enrique Ata Ximello en la Sala Fondo Hidalgo. 

Esta obra nos ayuda a entender a la alimentación, primero como una experiencia de vida y como una conquista de varios miles de años en la evolución humana; después, al perder el control sobre la misma, como un detonante  de altos índices de padecimientos crónico-degenerativos, consecuencia  de malos hábitos alimentarios, el sedentarismo y una profunda problemática emocional. Además, este libro también explica claramente a qué se deben los trastornos de la alimentación como la bulimia y anorexia, entre otros temas. 

A esa misma hora, pero en la sala infantil, se presenta Cuentos para una noche de insomnio, del autor Jorge A. Estrada. Participa la actriz Beatriz Valdés Rabling.

Temática: Por alguna misteriosa razón, en este cuento nadie puede dormir; por eso sus habitantes después de haber probado todo tipo de remedios (tomar baños de luna, beber vasos de leche o contar ovejas), se reúnen en un parque  para atraer al asustadizo sueño. Ahí deciden relatar cuentos raros, de sabores, tiernos, oxidados, dislocados y esponjosos. Poco a poco todos irán cerrando los ojos, quizá cuando despierten no recuerden si todo fue una ilusión o inventaron extraordinarios relatos que cualquier insomne puede crear.

Respecto a la celebración de esta fecha, el libro es considerado un instrumento de transmisión cultural en la historia de la humanidad que aún incluso con las nuevas tecnologías, sigue siendo una herramienta fundamental para el desarrollo de cualquier persona o sociedad. 

Cada 12 de noviembre se celebra en México el Día Nacional del Libro, instituido por decreto presidencial en 1979, en el marco del nacimiento de la poeta mexicana Sor Juan Inés de la Cruz, defensora al derecho de leer, figura entregada a la lectura, los libros y el fervor por el saber.

martes, 4 de noviembre de 2014

Cántame antes de que todo acabe…

Emiliano Páramo

El sábado murió Jacinto Mora… Cuando esperábamos en el hospital a que entregaran el cuerpo, me acerqué para abrazar a sus padres y no atiné a decir algo que realmente no sobrara. A nuestros amigos en común, tampoco pude decirles alguna palabra que sirviera para el momento. ¿Quién realmente puede? Siempre me he sentido un inútil en estos casos: no sé qué decir ni cómo actuar. Algunas veces, cuando mi gente se va camino de la tumba, no hago sino quedarme encerrado en casa, mirando la pared, mientras un nudo gordo me arrincona la garganta. ¿Qué pensarán los que sí fueron? ¿A caso me creerán un ingrato que no quiso acompañarlos?

Esta vez tampoco fui al entierro, pero estuve ahí cuando en la funeraria lo dejaron dispuesto para la caja, aunque no quise mirar a Jacinto así; nada me habría repuesto del dolor, de la impresión de verlo de un modo diferente al de la última vez que lo visité: delgado, sí, pero tal vez como siempre. Se veía bien, a pesar de las noticias. Tenía el pelo más corto que nunca, pero le abundaba la urgencia de que el aguijón del cáncer lo dejara regresar a su vida de antes.

Cuando su madre lloraba, alguien se acercó para consolarla, y ahí, en medio de su dolor, dijo: “No lloro por él; él ya descansó. Lloro por mí…” Nunca sabré que hay más allá de la muerte, sino cuando me toque, si hay algo; pero sé bien qué es lo que se queda tras la caída del que se va. Por eso entiendo las lágrimas de los que nos quedamos. Egoísmo, escuché decir alguna vez. ¿Y qué más da si es egoísmo? A ese lugar sin nombre donde se halla el que ha perdido, ¿quién puede venir a cuestionar nuestra congoja? Siempre es por nosotros, es cierto, pero también de eso se trata la vida. Ojalá nunca se tratara de eso la muerte. Hoy que escribo, también es por mí, por el dolor, por la rabia, por ese “no entender” que me carcome los sentidos y me arranca los signos que en los ojos de mis muertos un día brillaron para levantarme.

Hace unos años, mi abuela me contó de la tristeza feroz que le había causado la muerte de Pedro Infante; mis tíos la recriminaron por haberle llorado más que a su propia madre. ¿Qué sabían ellos de ese dolor? Claro que tampoco era por Pedro, era por ella que enviudaba junto a otras miles por toda la república. En el corazón no se manda. Cada uno llora en sus propios modos, a sus muertos, y cada muerto nuestro representa una estocada brutal. Ni siquiera depende de la sangre que nos traba; depende sobre todo de la historia que nos une y nos nombra. Yo lloré la muerte de Mercedes más que la de mamá, y un poco menos de lo que lloraré si Nolo se muere antes que yo; más le vale que no se me adelante, porque entonces nadie sabrá los huapangos que he elegido para que St´aku me despida cantando.

Claro que se trata de mí, del susto que más de una vez me ha puesto la muerte con su acecho; de la rabia que me da que la parca elija para llevarse a mis amigos, antes que a los del presidente. ¿Cómo será sentarse a compartir la mesa y las palabras, ahora que Jacinto no está? ¿Quién va a venir servir café con leche y bolillos tibios, a esta mesa donde reposa su ausencia? ¿Cuántas veces José Alfredo va a cantar sin que a mi amigo se le olvide la letra, desafine y llore por “la que se fue”? Ni “El Rey” compuso una canción que ayudara a transitar los días que han seguido a su sepelio; hoy es él el que se fue, el que no está, el que duele como si nos hubieran matado a todos, pero separados, cercenados, descoyuntados del que fuimos cuando estábamos juntitos y nos reconocíamos en los otros, como si entre todos fuéramos uno, y no sólo la horda de cabrones que jugaban a inventar “el mejor de los mundos imposibles”, mientras entre copas y tabaco la vida se nos iba sin previo aviso, porque nadie nos anunció de fijo el cáncer, la cirrosis o la sobredosis.

Jacinto murió en uno de los escenarios que más me asusta para que ocurra mi propio final: en un cuarto de hospital. Aunque cuando uno muere, ningún espacio alcanza a ser un buen lugar, pero quisiera que cuando vengan a buscarme con un xoloscuitle en la mano, me encontraran cerquita de mis amigos, mis amores y la música de mi pueblo que tantas veces me levantara del desahucio. Por eso, cántame un huapanguito, mi niña, dime unos versos que me convoquen más vida, porque esta cabrona que me queda se me quiere ir de golpe, entre dolor, soledumbre y patas chuecas. Cántame “La Petenera”.

Jamädi…

domingo, 2 de noviembre de 2014

En la BCEH inaugurarán exposición fotográfica proveniente de Israel

>La fotógrafa Aliza Auerbach ofrece una serie de imágenes sobre el hábito de la lectura en su país

 

En la Biblioteca Central del Estado de Hidalgo “Ricardo Garibay” (BCEH),  inaugurarán exposición Readers(Lectores), de Aliza Auerbach, proveniente de Israel, el próximo lunes 3 de noviembre, en punto de las 16:00 horas, y permanecerá en el vestíbulo de este recinto hasta el 30 de noviembre.


Al paso de tres meses en la Biblioteca Nacional de Israel, la cámara de Aliza Auerbach capturó momentos de intimidad entre el lector y el libro, el lector y el espacio de lectura, así como entre la comunidad de lectores y los bibliotecarios, los pasillos, e incluso la cafetería. Readers(Lectores)” son  fotografías que reflejan la diversidad de los usuarios de la biblioteca.


Aliza Auerbach (nacida en Israel) estudió Filosofía y Biblia en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Empezó a tomar fotografías para producciones cinematográficas en 1972, al mismo tiempo que incursionó en el fotoperiodismo (publicando sus trabajos en Haaretz, The Jerusalem Post, The New York Times, The London Times, etcétera), y en 1989 se dedicó a la fotografía artística. Sus libros incluyen: The Stone Bird (El Pájaro de Piedra, 1983), Poems of Jerusalem with Yehuda Amichai (Poemas de Jerusalem, con Yehuda Amijai, 1987), Mothers on Earth (Madres de la Tierra, 1997), Women at Work (Mujeres Trabajando, 2003), The Song of the Sea (La Canción del Mar, 2007), y la Trilogia Rishonim- Los Primeros (Pioneers, Pioneros, 1990), Aliya (Immigrants, Inmigrantes, 1992), y Survivors (Sobrevivientes, 2012).


La inauguración es el lunes 3 de noviembre a las 16:00 horas, y contará con la asistencia de Yael Hashavit,consejera política, agregada de prensa y cultura, y Mónica Diner, responsable del Departamento de Cultura de la Embajada de Israel,  además de José Vergara Vergara,director del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, y María Amparo González U. Torres, directora de Bibliotecas del Cecultah.


Este trabajo fotográfico será presentado en la Biblioteca Central del Estado de Hidalgo “Ricardo Garibay”, gracias a la Embajada de Israel, y permanecerá abierta al públicodel 3 al 30 de noviembre.