Continúo con la baraja, desordenada, de temas que
despertaron el interés colectivo y personal en las ultimas semanas del ya
pasado año y que he tratado de deshilvanar en las dos últimas entregas de esta
columna, esperando de corazón que usted, apreciado lector, haya pasado una
buena temporada de celebraciones y que la cruda, etílica, personal o
financiera, le sea lo más ligera posible. Sigo.
Cuatro: “Arte-banana”
Al principio parecía un chiste, por supuesto, un mal chiste;
un plátano pegado a la pared con un trozo de cinta autoadherible color gris (mi
hermano menos tenía un grupo de rock que se llamaba así, “Cinta Gris”),
declarado por el autor como una pieza artística se vendió en algunos
milloncejos de dólares. Ver para creer. Que un trozo de basura, o algo que esta
próximo a serlo, sea considerado como arte no es nuevo, lo que es nuevo es la
cantidad de dinero que alguien pago por ello y que esto determine no sólo el
merado del arte, sino el tipo de arte que se produce en este siglo que ya
alcanza la veintena. Peor aún, las personas que fotografiaban con sus teléfonos
móviles la “pieza” como si en verdad estuvieran ante una obra de arte. Sin
embargo, lo único rescatable del episodio es que nos confirma que, a pesar de
todo, seguimos conservando nuestra capacidad de asombro.
Cinco: mantener el foco
El año que se extinguió anteayer fue sellado por el
descontento y la protesta de las mujeres. Cansadas de ser relegadas
históricamente y violentadas sistemáticamente, alzaron la voz. En su
desesperación por ser escuchadas y respetadas cometieron desmanes que
distrajeron la atención pública y que minimizaron, en la mayoría de los
análisis acerca del tema, la gravedad de su situación. Sin embargo, sentaron
las bases de algo que deberá evolucionar de manera más ordenada en este veinte
veinte (por cierto, la RAE dice que no se dice así, sino que lo correcto es
decir “dos mil veinte”) y que merece la pena que impulsemos todos a través de
revisar y entender el nuevo juego de roles que se nos esta presentando como
parejas, familia y sociedad, siendo empáticos y anteponiendo ante todo el
respeto. Todas y cada una de Ellas tiene el derecho de vivir en un país donde
su vida no corra peligro solo por el hecho de ser mujeres.
Seis: nuevos presupuestos, una luz
Después del vapuleo incoherente y desarticulado por parte de
las instituciones federales contra el ámbito cultural, una buena noticia. El
presupuesto en el sector para este año que arranca tuvo un leve aumento de un
poco más de 473 millones para quedar establecido en 13 mil 367 millones 480 mil
531 pesos, lo que da un respiro a las instituciones culturales. Sin embargo,
hay que recordar que a la estructura de la Secretaría de Cultura del gobierno
federal se ha adjuntado el Centro Cultural los Pinos y que los incentivos
fiscales rededor de cultura fueron removidos; estas variantes pueden jugar en
contra del desarrollo cultural este año. Para la Ciencia también se consideró
un aumento de un poco más del 3%, dando también aliento a propios y ajenos.
Algo similar ocurrió en el rubro de Deporte con un aumento de más de 300
millones de pesos. ¿Esto es una muestra, mínima, pero al fin muestra, de que el
presidente comienza a corregir su actitud de desprecio ante la cultura, la
ciencia y el deporte? ¿Al fin tendremos “proyecto”? Ojalá.
Siete: siempre buenos deseos
Antes de terminar reitero mi deseo de que usted, querido
lector, vislumbre esta nueva cuenta de tiempo como la posibilidad de vencer los
augurios pesarosos y que conserve siempre el entusiasmo por mejorar el ambiente
en donde desenvuelva su vocación y su afecto. Que el Señor le traiga luz y
abundancia y que, de vez en cuando, tenga el tiempo y el ánimo de asomarse a
este espacio de intereses polimorfos, en ocasiones monstruosos, pero siempre
bienintencionados. Salud por el nuevo año.
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