La luz, la parte de la
radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. Se
propaga en línea recta, excepto cuanto atraviesa un obstáculo puntiagudo o una
abertura estrecha, el rayo se curva ligeramente; se refracta. Así es la memoria
para Fabrizio Mejia Madrid.
El autor comenzó con la
crónica, sobre todo aquella que tenía que ver con despertares sociales ante la
injusticia. Después incursiono em la novela, en la que incluso obtuvo un
prestigiado premio narrativo, el “Antonin Artaud”, y ha explorado también la
ensayística. Pero es en la narración de largo aliento donde Fabrizio se muestra
más cómodo. Inquieto por naturaleza y analítico por vocación, hace cinco años
nos regaló “Nación TV”, la historia de los truculentos actuares entre la
televisora más grande e importante de habla hispana y sus estrellas. La
frescura con que narra los excesos del choubisnes y la manera de usar la “caja
idiota” para alienas las masas mexicanas, le mereció una pléyade de lectores
que deseamos reconocer nuestro pasado inmediato como país de una manera que no
nos ofenda tanto; o tal vez, al contrario.
Ahora, Mejía Madrid,
aborda el hito histórico de la segunda parte del siglo XX mexicano: el
movimiento estudiantil de 1968. “Una luz que nos deslumbra” es la síntesis de
todos los intentos literarios anteriores por encerrar la importancia, el
alcance y la repercusión de lo ocurrido en aquel año; por cierto, el año de
nacimiento del autor.
Rosario Castellanos
habría escrito que la oscuridad fue el momento propicio para la mano asesina
contra los estudiantes. Fabrizio apuesta a la luz como elemento primordial para
conocer todo aquello que al principio trato de ser ocultado y que poco a poco,
a cuenta gotas y a lo largo de décadas, hemos logrado saber de los hechos que
desembocaron en la matanza del 2 de octubre.
Siendo un “testigo
posterior”, un “testigo histórico” (como muchos de nosotros interesados en el
tema), el autor tiene manga ancha para dotar su narración de diversos tonos:
encontramos la ficción, con una historia paralela que sucede al hecho
histórico; la crónica detallada de las reuniones que sostuvieron los miembros
de la cúpula político-militar del momento; el testimonio, novelado, de los
protagonistas estudiantiles, sus maestros, sus familiares; e incluso la
ensayística, el análisis del por qué de la abrupta y sanguinaria disolución del
Movimiento.
Pero la apuesta más
importante del libro es vincular los hechos de protesta juvenil preolímpicos con
hechos posteriores como el Jueves de Corpus del 71 y otros hechos inexplicables
de la manera en que se ha ejercido la política en nuestro país (como el
asesinato de Colosio).
La novela, aunque con
algunos errores de imprenta (y creo que también de trabajo final del texto)
propios de una edición hecha a la carrera (tal vez para que apareciera unas
semanas antes del cincuentenario), se disfruta mucho. Su ritmo es incisivo,
conmovedor y cautivante.
Este libro es la voz, el
sentir y el pensar de aquellos que reconocemos en aquellos días, el inicio de
una luz que no ha dejado de guiarnos. Para las generaciones post 68 sólo nos
queda esa manera de conspirar: recordar.
Paso
cebra
El próximo miércoles 31
de octubre estaré en la nueva sucursal de Radio Express Café (en los rededores
del Jardín Colón), presentando la nueva novela de Erick Cruz Ramírez. Se titula
“¿Quién es Piter y mi general Toribio?”; se trata de una historia
revolucionaria ambientada en Pachuca. Hace unos días, platicando con el autor
en mi programa de radio, me compartía una inquietud: ¿Esta bien el haber
situado mi historia en Pachuca? A veces creemos que las “buenas historias”
tienen que pasar en lugares lejanos, incluso comunes para algún tipo de
historias (si es romántica, París; si es de espías, Moscú). La literatura
ocurre donde ocurre la vida, pues al fin y al cabo, la vida es la materia prima
de la literatura. De eso y otras cosas estaremos hablando el miércoles próximo.
Ojalá puedan acompañarnos, será a las 18:30 horas y la entrada es libre.