La brevedad es
eterna. Esta frase condensa la esencia del haiku. Tradición literaria japonesa,
ancestral como la sorpresa misma del hombre al apreciar la naturaleza y en la
cual el poeta hidalguense Cohutec Vargas ha enmarcado su más reciente trabajo
poético titulado “De barro”.
Al medio día / se incinera la sombra, / el sol
gobierna.
Editado, austera
pero bellamente por la editorial La Red del Navegante, el poeta ejerce con
plenitud creativa las reglas mínimas del haiku: cinco, siete, cinco sílabas,
como planicie total donde mostrar la belleza del mundo y, por qué no, también
su destino.
Nació del caos, / la poesía de jade / rompe el
silencio.
En el prólogo que
abre el volumen, el escritor Agustín Cadena hace referencia a las tradiciones,
literarias y cosmogónicas, a las que Cohutec Vargas responde en este haikai: (…) la japonesa y la náhuatl. De la primera
el poeta ha tomado la forma (…) de la segunda, la hermandad del alma con la
naturaleza, el rostro de barro y las mitologías del agua y la tierra.
Rumor de tarde / la bugambilia al viento / dibuja
un verso.
El libro nace en
el barro como símbolo, en el que conviven los cuatro elementos: la tierra y el
agua para formarlo; el fuego para cocerlo; el aire para secarlo. El barro es la
palabra, el contenedor de la palabra y al mismo tiempo la palabra contenida,
esencia que contienen todo lo creado en la naturaleza. Cada verso esta forjado
entre las manos desnudas del poeta y moldeado lenta y pacientemente para reflejar
la luminosidad de la naturaleza que lo rodea (el paisaje), lo mismo que la
naturaleza que lo vive dentro suyo (el espíritu).
Los carrizales, / contención del silencio / en
los jagüeyes.
Un asomo de
Bashoo (máximo exponente de la tradición japonesa del haiku), pero también un
aliento de Nezahualcóyotl, esta presentes en estas páginas, donde Cohutec
esgrime versos claros y concisos, respetando no solo las reglas de 5-7-5, sino
la regla máxima de la poesía como sagrada forma para nombrar las cosas; las internas,
las externas, las divinas, las superfluas.
Raíz profunda, / arteria de la tierra, / mi canto
ampara.
Dividido en dos
apartados: Tardes de lluvia y De jade, permite la separación natural y
pertinente de lo intangible y lo físico. En el primer apartado el poeta venera
la tradición haijin que ha adquirido, haciendo de la naturaleza su motivo; el
segundo apartado, la tradición propia, prehispánica, esa que da color a nuestra
piel, está presente como estandarte de orgullo y de anhelo. En ambos casos, la
belleza del instante se extiende tanto como el disfrute que provoca en el
poeta, y por ende en quien lo lea.
Trazo de agua, / movediza arquitectura, / voz de
ancestro.
Poblano de
nacimiento, pero adoptado literariamente en Hidalgo, Cohutec Vargas explora el
haiku como mínimo detonante de la poesía que en su brevedad tiene la mejor
virtud para estos tiempos donde lo inmediato perdura lo que perdura el interés
que provoque en quien lo aprecia. Versos forjados al pie del Popocatépetl, pero
que añoran, tal vez sin saberlo, aquel espíritu que los concibió siglos atrás
al pie del Fujiyama. Un libro que transforma los instantes, en algo eterno.
Tu mirada es / un signo de la noche /
indescifrable.
Antes de terminar
lo invito a compartir juntos más recomendaciones literarias, acompáñeme el
próximo sábado en punto de las 18:30 horas en el programa de radio “Bibliófono,
literatura para escuchar”, que se trasmite por Bella Airosa Radio, 98.1 de
frecuencia modulada. Hasta entonces.
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