viernes, 6 de mayo de 2016

Versos de barro

La brevedad es eterna. Esta frase condensa la esencia del haiku. Tradición literaria japonesa, ancestral como la sorpresa misma del hombre al apreciar la naturaleza y en la cual el poeta hidalguense Cohutec Vargas ha enmarcado su más reciente trabajo poético titulado “De barro”.

Al medio día / se incinera la sombra, / el sol gobierna.

Editado, austera pero bellamente por la editorial La Red del Navegante, el poeta ejerce con plenitud creativa las reglas mínimas del haiku: cinco, siete, cinco sílabas, como planicie total donde mostrar la belleza del mundo y, por qué no, también su destino.

Nació del caos, / la poesía de jade / rompe el silencio.

En el prólogo que abre el volumen, el escritor Agustín Cadena hace referencia a las tradiciones, literarias y cosmogónicas, a las que Cohutec Vargas responde en este haikai: (…) la japonesa y la náhuatl. De la primera el poeta ha tomado la forma (…) de la segunda, la hermandad del alma con la naturaleza, el rostro de barro y las mitologías del agua y la tierra.

Rumor de tarde / la bugambilia al viento / dibuja un verso.

El libro nace en el barro como símbolo, en el que conviven los cuatro elementos: la tierra y el agua para formarlo; el fuego para cocerlo; el aire para secarlo. El barro es la palabra, el contenedor de la palabra y al mismo tiempo la palabra contenida, esencia que contienen todo lo creado en la naturaleza. Cada verso esta forjado entre las manos desnudas del poeta y moldeado lenta y pacientemente para reflejar la luminosidad de la naturaleza que lo rodea (el paisaje), lo mismo que la naturaleza que lo vive dentro suyo (el espíritu).

Los carrizales, / contención del silencio / en los jagüeyes.

Un asomo de Bashoo (máximo exponente de la tradición japonesa del haiku), pero también un aliento de Nezahualcóyotl, esta presentes en estas páginas, donde Cohutec esgrime versos claros y concisos, respetando no solo las reglas de 5-7-5, sino la regla máxima de la poesía como sagrada forma para nombrar las cosas; las internas, las externas, las divinas, las superfluas. 

Raíz profunda, / arteria de la tierra, / mi canto ampara.

Dividido en dos apartados: Tardes de lluvia y De jade, permite la separación natural y pertinente de lo intangible y lo físico. En el primer apartado el poeta venera la tradición haijin que ha adquirido, haciendo de la naturaleza su motivo; el segundo apartado, la tradición propia, prehispánica, esa que da color a nuestra piel, está presente como estandarte de orgullo y de anhelo. En ambos casos, la belleza del instante se extiende tanto como el disfrute que provoca en el poeta, y por ende en quien lo lea. 

Trazo de agua, / movediza arquitectura, / voz de ancestro.

Poblano de nacimiento, pero adoptado literariamente en Hidalgo, Cohutec Vargas explora el haiku como mínimo detonante de la poesía que en su brevedad tiene la mejor virtud para estos tiempos donde lo inmediato perdura lo que perdura el interés que provoque en quien lo aprecia. Versos forjados al pie del Popocatépetl, pero que añoran, tal vez sin saberlo, aquel espíritu que los concibió siglos atrás al pie del Fujiyama. Un libro que transforma los instantes, en algo eterno.

Tu mirada es / un signo de la noche / indescifrable.




Antes de terminar lo invito a compartir juntos más recomendaciones literarias, acompáñeme el próximo sábado en punto de las 18:30 horas en el programa de radio “Bibliófono, literatura para escuchar”, que se trasmite por Bella Airosa Radio, 98.1 de frecuencia modulada. Hasta entonces.

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